Motivación, la mejor inspiración

Por: Fco. Javier Clavero Champsaur

“No hay camino que no se acabe si no se opone la pereza”

Miguel de Cervantes

Javier-Clavero-ChampsaurEn otras circunstancias diría lo contrario, que una de las más fuertes motivaciones es la inspiración, aquello que nos empuja de manera entusiasta hacia nuestros propósitos. Sin embargo cuando de escribir se trata, todos buscamos esa ansiada y a veces escurridiza inspiración que no llega o lo hace cuando no estamos frente al papel o la pantalla de nuestro ordenador. Es entonces cuando la motivación se convierte en un elemento indispensable para los escritores y que lo plasmado represente nuestra esencia más íntima, reflejando nuestras emociones y sentimientos; eso que queremos que quienes nos lean vean entre líneas pero también en ellas directamente.

Generar esa motivación en nosotros de manera intrínseca, es el primer paso para conseguir integrarla y que forme parte de nuestra vida. La forma en que lo hagamos debe empatizar con nuestro ser más íntimo; de ahí la necesidad de autoconocimiento para sacarnos al máximo provecho a todo lo que hacemos-escribimos. Ya sabemos que algunos de los que leeréis este y otros artículos similares, pensaréis extrañados que todo lo expuesto es complicado, que vosotros lo tenéis sin darle ninguna importancia ni “tantas vueltas”… Os digo que genial, de eso se trata; de ver esto como algo que no va con nosotros porque ya lo tenemos integrado, forma parte de nuestro ADN.

El resto de los mortales, si quiere explotar sus cualidades tiene que organizarse para ello y la motivación es una asignatura, más diría yo, una disciplina que convierte a gente común en personas extraordinarias. De esto nos damos cuenta cuando vemos a un escritor que ha llegado a triunfar, vendiendo miles de ejemplares quizás millones y acto seguido pensamos ¿Qué suerte, no? Sin embargo cuando sabemos y profundizamos en su biografía, descubrimos que la suerte paso a visitarle en forma de oportunidad más el llevaba años preparándose, entrenando y practicando, cayéndose y levantándose, para ese momento en que una oportunidad se cruzara en su camino, la reconociera y la hiciera suya.

Escribir es una ciencia, que sería deseable convirtiéramos en un arte. Profundizar y hacernos expertos en ello es obligatorio si queremos que quienes nos lean sepan exactamente aquello que queremos contarles, más la motivación, esa que pone la inspiración en niveles de excelencia, hace que lo escrito tenga vida a través de la emoción y el sentimiento que es capaz de traspasar el papel y llegar al lector. Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos, eso dicen al menos. Así que todo aquel que quiera llegar a ser uno de ellos, sabe que tiene un camino que realizar: ¿Garantías? No, ninguna, lo que si podemos garantizar es que si no hacemos lo necesario, los resultados siempre estarán en consonancia con lo que hemos arriesgado.

Alguien muy motivado y con una gran inspiración dijo que un entrenador de gimnasia olímpica les decía a sus chicos: La persona extraordinaria se hace mientras el ordinario no hace nada, es decir, transita por la vida sin saber muy bien hacia dónde va. El éxito es un gran amante de la preparación y de la acción organizada. Sí, es cierto, no todos llegaremos a ser grandes escritores de Best Seller, entrevistados y aclamados por la crítica y los lectores; sin embargo si ponemos toda nuestra pasión y lo que ella supone, lo disfrutaremos, estaremos satisfechos porque esa será nuestra actitud. No es lo mismo hacer todo que te sea posible o esté en tu mano a decir: Voy a hacer todo lo necesario para conseguirlo.

Escribir es un acto de generosidad ya que una persona pone en manos de otras sus conocimientos y experiencias de una forma ordenada; se está desnudando. Este gran acto culmina con el favor de un lector al elegir leernos; por lo que siempre tenemos que tener un elevado grado de agradecimiento, sincero y humilde para con nuestros lectores, teniendo presente que escribimos para ellos, de ahí que tengamos que ser tremendamente respetuosos y auténticos para tocar su alma, sea lo que sea lo que escribamos. La motivación inspiradora es entonces un vehículo que nos puede llevar tan lejos como seamos capaces de conducir.

Motivarse puede ser una actividad diaria en la que empleemos un determinado tiempo, al igual que hacemos deporte o nos organizamos para comer de una manera sana y equilibrada o decidimos que tipo de lectura nos acompaña o como recopilamos información para un próximo libro. Motivarse requiere de entrenamiento, de práctica y sobre todo de poner en acción todo eso para lo que nos estamos preparando, es decir, escribir y hacerlo con la ciencia de la técnica, pero sobre todo con el alma.

 

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