Pablo Sebastiá Tirado a propósito de «La sonrisa de las iguanas», su nuevo libro

«El principal obstáculo para que el instituto acabara convirtiéndose en el centro de referencia que se ideó desde Bruselas se originó por problemas administrativos. Al ser la Diputación el organismo que entregó el edificio original, tanto el Gobierno central como la Generalitat catalana reclamaban para sí la administración del centro. (…) Dos años después de su apertura, el Instituto Mental Europeo era un avispero de conflictividad laboral y profesional».

La sonrisa de las iguanas
La sonrisa de las iguanas, de Pablo Sebastiá Tirado.

Pablo Sebastiá Tirado (Castellón de la Plana, 1973) es abogado, escritor y periodista. Ha trabajado para diferentes medios de comunicación, tanto en radio como en prensa escrita, y actualmente compagina la creación literaria con la asesoría de empresas y la promoción editorial. Ha publicado las novelas El último proyecto del doctor Broch (2007), que está siendo adaptada al cine, La agenda Bermeta (2008), El último grado (2010) y Secreto de estado (2011). También ha participado en varias antologías de relatos, entre ellas España negra (2013). En su último trabajo, La sonrisa de las iguanas el autor realiza una metáfora disparatada de la realidad social actual, una burla de la España de la crisis y los recortes presupuestarios.

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La sonrisa de las iguanas. Pablo Sebastiá Tirado. Editorial Reino de Cordelia, 2014. 248 páginas. 18,95 €

El concejal independentista del Ayuntamiento de Barcelona Enric Marededéu comete el gran error de su vida cuando, utilizando sus influencias, logra que le trasladen de una habitación compartida en un hospital público a una cómoda y solitaria suite del Instituto Mental Europeo. Lo que empieza siendo una estancia tranquila y discreta acaba convirtiéndose en una batalla campal, donde un grupo de enfermos mentales, apoyados por varios comandos antisistema y otros activistas radicales, se enfrentan violentamente a la policía y atraen la atención de los medios de comunicación locales y nacionales.

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P.- De la novela negra y el thriller a la comedia mordaz, socarrona y políticamente incorrecta. ¿Qué te ha llevado a escribir este libro? ¿Quizá la actual situación política?

La situación actual del país. No solo la política. También la social, la laboral, la humana y la humanoide (no olvidemos que, con la que está cayendo, hasta los seres de otros mundos que habitan entre nosotros, si es que los hay, deben estar pasando las de Caín). Vivimos tiempos difíciles.

P.- El protagonista es un concejal independentista del ayuntamiento de Barcelona, pero podría también pasar por congresista, senador, funcionario o alcalde de cualquier color, ¿no?

Por supuesto. El protagonista es un político, un buen político, un tipo honrado al que se le complica la vida tras una pequeña mentira que da paso a una mediana que, a su vez, da paso a una grande. Creo que la gran provocación de la novela reside ahí, en que el protagonista es un político honesto. ¿Por qué hice que fuera catalán e independentista? Por llevar la historia un paso más allá, si es que eso es posible. Cuando estás escribiendo una sátira como esta, solo el cielo pone el límite.

P.- ¿La actual España se merece una crítica tan dura e inflexible como la que tú haces en tu libro? ¿El sarcasmo es el mejor camino para enfrentarla?

Se la merece. Sin la menor duda.

El sarcasmo es el único que nos permite, valga el hilo que enlaza con la novela, mantener la cordura. Como sociedad no creo que podamos permitirnos el lujo de estar constantemente enfadados. O encaramos la situación actual de crisis económica, política y de valores en general con sarcasmo, o ya podemos echarnos al monte donde no se está muy bien por cierto, y donde no se consigue nada. La mejor arma de una sociedad civilizada frente a una situación como la actual es el sentido del humor.

Sebastia Tirado
Pablo Sebastiá Tirado.

P.- ¿Hay algún sector, institución, clase política o segmento social que pueda salvarse de la quema (en todos los sentidos)?

Ninguno. Creo que durante los tiempos de bonanza tano los empresarios, como los sindicalistas, o los funcionarios, o los profesionales liberales, o los estudiantes, o los parados, o los banqueros, o los periodistas, o los bancarios, o los políticos o el resto de animales sociales que habitamos España, y la entendemos desde el sesgado prisma de nuestra tribu, nos creímos el cuento aquel de que este país se había convertido en la locomotora de Europa. E hicimos un mal uso de aquella creencia. Los desastres que constatamos hoy son, en gran medida, el fruto de aquel mal uso.

P.- Enfermos mentales, comandos antisistema, radicales… Ellos son los que acaban provocando el caos en tu novela… ¿Todos los extremismos son malos por naturaleza?

Todos. Poco importa que una bota izquierda sea la que aplaste tu libertad o que sea una bota derecha. Ambas producen el mismo efecto.

P.- ¿Cuánto crees que le falta al españolito de a pie para colmar su paciencia y pasarse al otro lado, al más drástico?

Creo que el españolito de a pie no se pasará jamás al lado más drástico de la vida. Las revoluciones se producen allá donde el pueblo no tiene nada que perder, pero cuando un país está habitado mayoritariamente por clase media, por muy jodida que ésta esté, la revolución es imposible. Porque en una revolución todo el que tiene algo que perder lo pierde… la casa, el coche, la bicicleta, el negocio, el colmado del abuelo, la libertad, el empleo, etc. Somos presos de nuestra propia cárcel.

P.- El papel de la prensa como cuarto poder, resulta esencial en tu novela… Incluso en su papel más manipulador.

Todos hemos comprobado durante estos años como los medios de comunicación se han polarizado drásticamente, y eso no es casualidad. Es un sector que merece un severo correctivo.

P.- ¿Puede ser que a veces preferimos mirar a otro lado antes que escarbar en nuestro propio ombligo?

¿A veces? Yo diría que siempre. El padre de un joven alcohólico siempre verá, juzgará y condenará el problema de drogadicción del hijo de un amigo, antes de reconocer el problemón que tiene en casa. El ser humano es así.

P.- La trama, muy de película, podría bandearse cercana a la famosa “Todos a la cárcel” de Berlanga. ¿Cómo lo ves?

Pues pienso que me haces un gran cumplido. Esa película es una obra maestra que refleja cómo era la sociedad española de los noventa. Y Berlanga lo hizo muy bien. Al igual que hiciera a principios de los ochenta con la saga de La escopeta nacional, o como en su momento hizo José Luis Sáenz de Heredia con la sociedad de los setenta y aquella maravillosa Don erre que erre. Ojalá alguien llegara a la conclusión de que La sonrisa de las iguanas refleja la sociedad de la segunda década del siglo XXI tan bien como hicieron aquellos grandes maestros.

P.- ¿Por qué buscaste el paralelismo de la policía con las iguanas?

Pura inspiración. Creo que me vino a la mente un buen día, sin más. Vi a los antidisturbios en Madrid y me pareció que actuaban como las iguanas que había visto pelear en una isla caribeña hace ya una vida.

P.- ¿Poder y corrupción van siempre de la mano? ¿Se ha iniciado quizás la caza del corrupto?

Poder y dinero son los que van de la mano.

En cuanto a la caza del corrupto que comentas, creo incluso que se nos está yendo de las manos. Todos los abogados sabemos que la imputación no es más que un estado procesal. Puedes comparecer ante el juez solo de tres formas: como imputado, como testigo o como perito. Hoy, la sociedad española vincula la imputación con la condena y eso es un error garrafal que acabaremos pagando como país.

P.- ¿Estás trabajando ya en algún nuevo libro?

Sí, estoy inmerso en una novela negra, con bastante ironía, sobre un perdedor. Alguien que realmente lo pierde todo y es precisamente en ese momento cuando se vuelve peligroso. El título lo dice todo: Intentando suicidarse… casi se mata.

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Por Benito Garrido (@benitogarridog)

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