Al faro, de Virginia Woolf

 

imagenPocas veces vais a encontraros con un libro de la talla de este. Podría con esta frase dar por terminada mi reseña, dejándolo todo en vuestras manos y en la confianza de que esa frase os convencerá para que lo leáis. Y es que cualquier cosa que escriba no estará a su nivel ni a la altura de su técnica, y ni mucho menos podrá transmitiros los sentimientos que me ha provocado.

La historia es muy simple: una madre de una familia adinerada que vive en una casa de verano a la orilla del mar quiere llevar a sus hijos a visitar un faro. Fin. Si, tal y como lo oís, fin. Pero es que como todos los grandes autores, Virginia Woolf parte de una simplicidad insultante para llegar a una historia, que lejos de serlo,  es un compendio de sentimientos sencillamente brutal.

Podría hablaros de los personajes, de la señora Ramsay, claramente la protagonista del libro sin ser sin embargo un personaje principal, de su marido o de Lily, pero la verdad es que da igual, es que va a ser imposible haceros una idea de la profundidad con la que son descritos sus comportamientos, sus miedos, sus miradas o sus pesares.

Prefiero hablaros de las tres partes que componen la novela, que innovan de una forma sorprendente, y que Virginia estructuró en forma de “H”, con una primera parte “I”(primer palito de la H) en la que se describe la vida familiar en la casa y se presenta a las personas que por allí conviven, a la que sigue una línea temporal de diez años que engloba a la primera guerra mundial que sería el “-“de la H, en la que se narra de forma magistral a través de evocaciones ese transcurrir del tiempo, y se cuenta de forma muy sutil lo que ha sucedido con los personajes que vuelven (no todos) en la tercera parte y última “I” de esa mágica H. Os puedo asegurar que la segunda parte es de lo mejor que he leído en mi vida, una maravilla, faltan palabras para expresar cómo a través del viento o del movimiento de las cortinas de una casa abandonada sientes como avanza el tiempo y cómo de forma casi secundaria te vas enterando de lo que acontece con unos personajes cuyas vidas siguen lejos de allí.

Todo lo que se va narrando se hace a través de las percepciones de sus personajes, siendo Lily una de las más destacadas. Ella se encuentra en el jardín pintando un cuadro tanto en la primera parte como diez años después en la tercera, y a través de ese cuadro, a través de la frustración que le provoca esa pintura, va contando cómo la matriarca se esmera por un marido, escritor famoso pero muy inseguro, idolatrado y odiado por ella a partes iguales, e intenta hacer ver a sus hijos que ese día irán al faro. Pero no van. Solo diez años después cumplirán su deseo, un deseo ya imposible para una familia que nunca volverá a ser la misma.

Un clásico increíble de una autora que escribía probando siempre nuevas técnicas narrativas, mezcla quizás de Marcel Proust con sus inconmensurables descripciones y Faulkner con sus continuos cambios de perspectivas.

 
Por Macoco G.M. autor de la novela de fantasía psicológica «La sombra de la existencia». Si quieres conocer más sobre su novela, pulsa en el siguiente enlace: www.lasombradelaexistencia.com
 

One thought on “Al faro, de Virginia Woolf

  • el 31 diciembre, 2018 a las 1:46 pm
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    Las lecturas de Virginia Woolf nunca dejan de sorprenderme con sus relatos que generan sentimientos, sentimientos que vienen de su pasados a veces difícil de hacerme cargo, intgerpretar, dado que remiten a su pasado,a mi pasado desgarrando ese silencio nunca spñado.

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