Alejandro Corral a propósito de su primera novela «El cielo de Nueva York»

“En estos días nos parece que la corrupción deprime el sistema y hunde su humanidad, pero siempre ha sido así aunque no lo viéramos. El que hoy lo percibamos a diario es gracias a la labor de ciertos medios de comunicación o de instituciones que actúan con la libertad de expresión que en otras épocas no existía”.

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El cielo de Nueva York, de Alejandro Corral.

Alejandro Corral (Zaragoza, 1989) es licenciado en Administración y Dirección de Empresas. Ha estudiado en las universidades de Zaragoza y Gdansk en Polonia, y prepara su doctorado en torno a la inversión social responsable. Tras trabajar en diversas actividades culturales ahora debuta con fuerza en el panorama literario con El cielo de Nueva York (Editorial Minotauro, 2015), una novela que se mueve con habilidad entre el género negro y el fantástico. Un thriller de terror psicológico en el que realidad y ficción confluyen generando universos paralelos donde nada ni nadie es lo que parece.

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El cielo de Nueva York. Alejandro Corral. Editorial Minotauro, 2015. 460 páginas. 19,95 €

La Gran Manzana neoyorquina, epicentro de la economía mundial, como telón de fondo de la historia; y en el eje de la trama, Hank Williams, un financiero que acaba de salir de un hospital psiquiátrico tras una dura y traumática experiencia personal. Fuera le espera una compleja realidad donde el dinero fácil amenaza los principios más éticos y morales… tipos conflictivos, bajos fondos, hampones sin escrúpulos, mafiosos crueles, drogadictos o prostitutas. Williams se debatirá entre dos mujeres y un conflicto que le obligará a vivir momentos verdaderamente inquietantes e inesperados.

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P.- Publicación cuidada y además en Minotauro, una de las mejores editoriales especializadas. ¿Qué supone para un autor novel entrar por la puerta grande?

Sólo tengo palabras de agradecimiento para Minotauro y el Grupo Planeta. No es sencillo publicar en una gran editorial, y menos para alguien de 25 años como yo. A nivel personal, fue satisfactorio, y más teniendo en cuenta la historia que hay detrás del proceso de gestación de “El cielo de Nueva York”. Soy hijo de José Luis Corral, escritor de novela histórica, y por esa misma razón decidí escribir en la total clandestinidad. Absolutamente nadie sabía que lo estaba intentando, lo cual tuvo momentos difíciles, sobre todo al principio, al carecer de esa “voz amiga” que me instara a continuar. Al terminar la novela se la envié a mi padre diciéndole que era obra de un amigo de la facultad cuyo nombre me inventé; quería saber su opinión objetiva y no quería condicionarlo. La leyó. Le encantó. Y decidí enviar el texto a Planeta bajo ese seudónimo falso. Sólo fue al final, cuando estaba seguro de que “El cielo de Nueva York” iba a ser publicada, cuando revelé mi autoría, lo cual fue una gran sorpresa para todos. Desde entonces, más allá de la publicación, el trato que he recibido de la editorial ha sido maravilloso, y eso es exactamente lo que más he agradecido.

P.- Opción narrativa difícil, combinar realidad y ficción. ¿Cómo surge la idea de esta historia? ¿Eliges siempre el camino más complejo quizás? ¿Te gustan los riesgos?

En relación a la historia, lo primero que vino a mi mente, lo primero que imaginé, fue el capítulo final. Mi imaginación desarrolló un desenlace que a mí me hubiera gustado haber leído o visto en el cine. Después surgió todo lo demás. El camino hacia ese final ha sido complicado, no tanto en la parte escrita, sino en lo tocante a estructurar las diversas tramas que le preceden (hospitales psiquiátricos, el mundo de la mafia de los bajos fondos del Bronx, las altas esferas empresariales neoyorquinas, los universos paralelos…). Se podría decir que, literariamente hablando, sí me gustan los riesgos; en el sentido de cómo se puede alcanzar un final sorprendente e inesperado que encaje perfectamente en detalles con el argumento previo en la imaginación del lector.

P.- Protagonista con graves traumas y problemas psiquiátricos. ¿Tuviste que documentarte mucho para escribir sobre el tema? ¿Buscaste algún caso real para dibujarle?

La personalidad del protagonista, así como su afección mental y problemas psiquiátricos los tuve claros desde el principio. Lo mismo sucede con el resto de personajes, que de algún modo sufren ciertas psicopatías. Más que documentarme, lo que hice fue imaginar los personajes y desvirgar su personalidad, es decir, conducir su naturalidad y su temperamento hasta el límite de sus características.

P.- Por titulación en ADE, ¿te resultó quizás más cómodo ponerte en el perfil empresarial del personaje protagonista?

Uno de los escenarios en los que el cuerpo físico de Hank Williams, el protagonista, se ve obligado a vivir es el ambiente empresarial de Manhattan. Actualmente estoy realizando la tesis doctoral, sobre Inversión Socialmente Responsable en los mercados financieros, en la universidad de Zaragoza, lo cual sí me ha ayudado sobre todo en el proceso de corrección. El personaje es un ex financiero de Wall Street; un hombre que conquistó medio mundo secundado por la ética y la moral, pero, por ciertos problemas que no comprenderá hasta el final, se ve forzado a internar en un hospital psiquiátrico. Fuera de los muros del psiquiátrico, la empresa que él fundó ya no le pertenece, e impotente observa como su negocio comienza a recorrer los turbios y oscuros caminos de la corrupción que él se empeñó en desestimar.

Haber estudiado economía me ha ayudado a elaborar esta parte. Sin embargo, el propósito de la novela es entretener y sorprender, por lo que la parte económica del libro se aborda de un modo divulgativo y cercano. Nos encontraremos con los sentimientos de este personaje (frustración, desidia, antipatía…) más que con fundamentos técnicos.

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Alejandro Corral. Foto © Álvaro Hurtado.

P.- Williams se mueve entre dos realidades, la del corrupto mundo empresarial y la viciada vida nocturna neoyorquina. ¿La sociedad está hoy día corrompida, mires hacia donde mires?

El pobre Williams también se mueve en el ambiente de un hospital psiquiátrico y entre dos universos paralelos, o al menos eso cree él. La sociedad mundial siempre ha estado corrompida; no desde ayer ni desde hace un año o diez. Hoy en día creemos que la corrupción, bien político-empresarial bien de los bajos fondos, se ha colocado en primer plano. Pero eso no es cierto. El ser humano siempre quiere más de lo que sea, dinero, bienes materiales… En estos días nos parece que la corrupción deprime el sistema y hunde su humanidad, pero siempre ha sido así aunque no lo viéramos. El que hoy lo percibamos a diario es gracias a la labor de ciertos medios de comunicación o de instituciones que actúan con la libertad de expresión que en otras épocas no existía.

P.- Para aquellos que no conocen tu libro, ¿Cómo les explicarías qué son los universos paralelos? ¿Cómo se puede entrar en ese juego de visiones enfrentadas?

En la contraportada del libro se puede leer: “En El cielo de Nueva York realidad y ficción conviven en universos paralelos donde nada ni nadie es lo que parece”. Se pude entender entonces que la conciencia del protagonista se traslada de nuestro universo a otro similar y paralelo. Como decía, el protagonista padece de una marcada enfermedad mental, y lo que he pretendido en esta novela ha sido justo eso: romper la frontera que separa realidad y ficción; la barrera que disocia lo real de lo irreal. Ni el lector ni el propio protagonista saben si lo que está sucediendo es real o forma parte de su imaginación fruto de su trastorno mental, hasta el punto de mezclar, también, el amor de dos mujeres en dos lugares distintos y al mismo tiempo similares.

P.- Nueva York, resulta decisivo en tu novela, casi un protagonista más. ¿Por qué esta ciudad? ¿Podría quizás haberse desarrollado la trama en otro escenario?

Tenemos que remontarnos cuatro años atrás en el tiempo, cuando participé en Costa Rica de voluntario con niños sin recursos. El vuelo, tanto de ida como de vuelta, hizo escala en Nueva York, y tuve unas horas para acercarme a la Gran Manzana; lo suficiente para empaparme de su ambiente frenético y su ambiente exaltado. Como decía, lo primero que hice fue crear un final para la trama y después a sus personajes. En última instancia diría que los personajes principales encontraron a Nueva York antes de que la ciudad comenzara a buscarlos.

P.- Para escribir como tú escribes, antes se tiene que haber leído mucho. ¿Cuáles han sido las lecturas y autores que han marcado a Alejandro Corral?

Siempre me han apasionado las novelas de intriga que, en concreto, nos llevan a un final inesperado, como puedan ser “Shutter Island” o “Mystic River”, de Dennis Lehane, posteriormente adaptadas al cine. Sin embargo, no sería correcto por mi parte posicionarme sobre uno o dos autores y sus obras, ya que considero que con 25 años todavía me queda mucho por leer, valorar, aprender…

P.- Cambiando de tercio: ¿Cómo ve la situación del mundo editorial actual un escritor tan joven como tú? ¿Y el mundo laboral? ¿Se van abriendo más puertas a los jóvenes?

La situación en el mundo editorial actual no es la mejor, pero cierto es que tampoco lo está siendo en la mayoría de otros sectores distintos. Una vez intenté leer un relato corto en la pantalla digital; la experiencia no fue nada agradable (picor de ojos, dolor de cabeza…). El mundo digital es un territorio que pueda lastrar al autor y editor, aunque por otro lado también ha dado oportunidades a escritores primerizos. Es un mundo que ya «nos posee» y no podemos ignorar.

Nos estamos acostumbrando a ver cómo en estos días mucha gente joven se ve obligada a emigrar a otros países en busca de una oportunidad laboral que aquí no llega. Es triste ver como investigadores, licenciados, ingenieros… tienen que alejarse de su tierra y sus seres queridos. Yo también he vivido en el extranjero, pero en el momento actual soy de los que se resiste a dejar el país; de algún modo quiero formar parte de la reconstrucción de esta sociedad que otros “hilos más poderosos” han destruido.

P.- Yo soy lector habitual de las novelas de José Luis Corral. ¿El ingenio narrativo se hereda o es algo que hay que currarse desde el principio y a diario?

Difícil cuestión. Ésta es mi primera novela (quién sabe si habrá más), por lo que en este caso, en lo que a mí respecta, no podré responder esta pregunta hasta más adelante. Supongo que el ingenio narrativo es una mezcla y al mismo tiempo una separación de ambas: hay autores que tienen un don para redactar e inventar historias, autores que han trabajado muy duro para llegar a donde están y autores que cuentan con el don literario y además han tenido que currárselo.

P.- ¿Tienes ya algún nuevo proyecto narrativo entre manos?

Actualmente tengo entre manos un nuevo proyecto. No obstante, lo que la experiencia me ha enseñado al escribir “El cielo de Nueva York” es que el borrador final, lo que se está escribiendo o las ideas que puedan surgir durante el proceso se asemejan “sólo” ligeramente al resultado final.

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Por Benito Garrido (@benitogarridog).

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