David Grossman conjura el humor en «Gran Cabaret»

«No deja de moverse por el escenario. Cada pocos segundos acompaña sus palabras con un rápido gancho al aire, con los movimientos engañosos de un boxeador que esquiva su contrincante. El público está encantado y ahora él se pone la mano a modo de visera y escudriña con la mirada la sala, que se encuentra ya prácticamente a oscuras».

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Gran Cabaret, de David Grossman.

Actualidad editorial:

David Grossman, el que ya es figura destacada cada año en la lista de candidatos al Premio Nobel de Literatura, vuelve al panorama narrativo con Gran Cabaret (Editorial Lumen, 2015), una novela íntima, feroz y tierna a la vez, una pieza emotiva que convierte un teatro de provincias en un gran cabaret. Autor de gran talla intelectual y moral, Grossman forma parte de un comité que debate la posibilidad de entendimiento entre el pueblo israelí y el palestino, y ni siquiera la muerte de su hijo en combate le ha hecho desistir de su misión. En el cabaret donde ahora sumerge al lector, éste podrá encontrar el dolor de dos hombres y de un pueblo entero que se obstina en mirar el mundo cabeza abajo… Un lugar donde el espectáculo acaba, pero la vida sigue y quizás la ironía sea de las pocas cosas que nos ayuda a caminar.

«El ángel de la muerte va a visitar a un abogado y le dice que está allí para llevárselo. El abogado llora y gimotea: ¡Pero si solo tengo cuarenta años! El ángel de la muerte no cede: ¡No, teniendo en cuenta la cantidad de horas que les has cobrado a tus clientes!»

Estamos en Cesarea, una localidad costera de Israel, y un hombre sube al escenario de un cabaret, pequeño y lleno de humo. Se llama Dóvaleh. Su cuerpo es poco más que piel y huesos, viste unos pantalones remendados y una camisa mediocre, pero unos tirantes rojos y las enormes gafas de concha negra le distinguen. Entre el público asoma un juez jubilado que había compartido con él la adolescencia y que ahora vive solo, resignado a la muerte de la mujer de su vida. El hombre escucha, el cómico habla, gesticula… Al rato se acaban los chistes y empieza la evocación de los días en que los dos jóvenes paseaban juntos al salir de clase. En el escenario desfila la vergüenza de Dóvaleh por sus orígenes humildes, con un padre barbero que intentaba mantener a la familia a base de trapicheos, y la figura de la madre adorada. El juez empieza entonces a recordar: de pronto las ganas de escribir llenan de notas las servilletas que tiene a mano, y entre palabras y miradas el pasado llega al presente.

«Los espectadores aplauden, algo desconcertados por el giro que está dando el espectáculo, pero se dejan llevar por esa palabrería sincera y la dulce sonrisa que de pronto asoma al rostro del hombre, transformándolo por completo».

En recientes declaraciones del autor, éste confirma que la conciencia de la muerte nunca le abandona. Como lo está también para el protagonista de su novela, un viaje al interior oscuro de la tragedia que pasa por el humorismo nacido de los chistes. Grossman pretende sorprender al lector con un lenguaje que comienza siendo violento y agresivo, como los chascarrillos del protagonista, y se va suavizando a medida que se penetra en el corazón del drama. El espectáculo de cabaret inicial se convierte poco a poco en algo distinto: lo único que quiere la gente es reír, pero el actor empieza a hablar de su dura infancia y de la pérdida repentina que sufrió cuando apenas tenía 13 años. El escritor confiesa su amor por el humorismo y desprecio por el cinismo. “El humorismo es la manera que tiene Dios de decirnos cuán imperfecto es el mundo. Los cínicos, en cambio, lo ridiculizan todo y se declaran incapaces de cambiar las cosas”. Sin embargo, nos envuelve cada vez más una mordaza de cinismo.

David Grossman nació el año 1954 en Jerusalén. Empezó a trabajar en la radio israelí, pero desde 1988 se dedica exclusivamente a la escritura de novelas y ensayos, que compagina con la actividad articulista para los periódicos más prestigiosos del mundo. Es autor de diversas obras de ficción para adultos, numerosas novelas para niños y textos sobre temas políticos y medioambientales. De sus novelas destacan La vida entera, que ganó numerosos galardones, Delirio o Más allá del tiempo, un texto que unía la poesía, la narrativa y la autobiografía.

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Gran Cabaret.  David Grossman.  Traducción de Ana María Bejarano.  Editorial Lumen, 2015.  240 páginas.  17,90 €

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