Todo suele ser difícil antes de ser fácil

Por Fco. Javier Clavero Champsaur

“No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”

Louis Pasteur

Javier-Clavero-ChampsaurCuando acometemos una tarea nos encanta que sea fácil, es más mentalmente nos programamos para que las cosas sean sencillas de llevar a cabo; sin embargo cuando se nos plantea algo que de antemano pensamos va a ser complicado nos sugestionamos para afrontarlo, tal vez, como algo a lo que no nos podemos sustraer. Es una obviedad el mencionar que casi todo lo que emprendemos suele ser más difícil que fácil y cuando acaba por ser fácil, casi le retiramos la atención y el interés. Al igual que está fuera de toda duda, que aquello que merece la pena suele ser complejo antes de pasar a la sencillez. Ejemplos hay tantos que tan solo tenemos que parar de leer un segundo para que acudan un sinfín de ellos.

¿Quién no ha pensado que, gustándole escribir, su libro no haya sido su objetivo?… ¿Y quién no ha sentido el vértigo de la complicación de hacerlo realidad?… Cuando ya has escrito varios libros pasa a convertirse en un proceso, casi diría yo normalizado –aunque  nunca deberíamos perder el vértigo que supone la creación de una nueva “criatura”–. Para que el asunto de escribir se convierta en algo fácil, salvando las distancias, es imprescindible ser conscientes de que es lento y laborioso. Requiere de paciencia, perseverancia y entusiasmo a raudales. Con lo cual estamos acercándonos a esas capacidades que nos tienen que asistir. Y que cada uno utiliza las que tiene y desarrollará las que crea necesarias para sus tareas.

Esas habilidades, virtudes, incluso principios –que no es importante la etiqueta sino el significado—de que estamos o nos vamos equipando demandan de la aplicación de fórmulas tremendamente sencillas de entender, pero no tanto de llevarlas a la práctica. Veamos tan solo tres y pensando en que cada uno diseñe las suyas propias: Voluntad + actitud + Acción = Resultados. Pensamientos + Emociones + Acciones = Resultados. Ver + Hacer Organizadamente = Resultados. No parece discutible que los resultados serán unos u otros en función de cómo apliquemos las susodichas fórmulas. Pensemos que cuanto más las pongamos en práctica más fácil  nos será obtener los resultados deseados.

Y que cuando de querer unos efectos determinados –ya sea escribiendo, pero no solo escribiendo—no basta con desear y esperar que la ley de la atracción trabaje para nosotros. Como hemos visto anteriormente, la acción debe imperar nuestra vida, somos nosotros los que debemos ponernos a la tarea para que la atracción se produzca; que nos convirtamos en imanes de lo que buscamos. Por supuesto que todo ello es dificultoso, sin embargo puede llegar a convertirse en factible con el entrenamiento, con la práctica, haciéndolo, chequeándolo, mejorándolo… Este es el camino de la Maestría y la Excelencia, en el que uno debe afanarse de manera consciente, para vivir cada instante y cada resultado obtenido como un logro.

Cuando te ocupasas, a sabiendas de lo que estás haciendo, la mejora no solo se produce sino que es continua, ocurriendo eso que llaman fluir con lo que haces. Esa situación en la que haces pero parece que no haces, tienes una energía inusitada, el cansancio incluso el hambre no aparecen, es más sientes que estás en otra dimensión en la que solo estás tú y lo qué haces por cómo lo haces. Consiguiendo ese estado de flujo –que explica muy bien la psicología—nos acercamos a grandes velocidades a eso que buscamos la Maestría y Excelencia. Cuando los demás nos dicen: –parece que ha nacido para lo que hace, escribir que es lo que nos ocupa–.

Llegados a este punto los resultados se van a materializar y cada vez nos va a parecer más fácil aquello que inicialmente nos pareció difícil. Sin embargo no desesperemos si no ocurre en el espacio y el tiempo que para nosotros sería el lógico o el esperado. Tengamos claro que la ciencia y filosofía de los logros se mueve en espacios, tiempos diferentes y que probablemente siempre hay una razón congruente para que las cosas sucedan cuando y de la manera en que lo hacen.

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