CHEMA MADOZ. 2008-2014. Las reglas del juego.

Por Julio Damián Herrera Vera.

Sala Alcalá 31, Madrid.
Hasta el 2 de agosto de 2015.
Entrada libre.

Magritte-Chema%20MadozTanta propaganda le han hecho a este señor que era casi imperativo asistir a su exposición.
No sé mucho  de fotografía,  y no dudo de que Chema Madoz sea un grande en esta disciplina, pero vamos, lo que yo vi fue una especie de Magritte traído a la fotografía; esto es, las «instantáneas» del artista madrileño  recrean una realidad onírica que a menudo choca con los códigos del espectador, juega con lo raro, extraño o inverosímil y no escatima el humor.

Así, Madoz parece que quiere con sus imágenes provocarnos el satori, esa especie de iluminación del budismo zen, un momento en el que uno comprende que solo el presente existe y que el pasado y el futuro son solo ilusiones y que se accede a él por medio de confrontaciones de conceptos que, en principio, no tienen sentido. («El término satori es también análogo al concepto de creatividad, en el sentido de que reconcilia oposiciones aparentes. También se conoce como el momento de descubrimiento (el «¡eureka!» de Arquímedes), que surge al clarificar una paradoja, que es el momento de catarsis o purificación». Wikipedia.  https://es.wikipedia.org/wiki/Satori) .

Por ejemplo, Madoz nos enseña, en sus elaboradas fotos en b/n y sin título, una bombilla que alumbra un texto; un árbol que tiene como hojas una nube; el amanecer por medio de una de esas reglas redondas del cole; un árbol que deja caer unas hojas que son letras chinas; el limpiaparabrisas de un coche que, más que apartar gotas de lluvia, aparta letras; un libro abierto que desparrama una serie de letras cogidas del célebre cuento «En los sueños empiezan las responsabilidades» de Delmore Schwartz…

Y, para apoyar tal teoría de que es una especie de Magritte de la fotografía y que intenta provocarnos el satori, valga esta foto tomada por mí, en la que se hace un claro homenaje al maestro belga por medio de su célebre sombrero hongo y en el que, como en el satori, se encuentran conceptos que, vistos juntos, nos parecen raros y fuera de lugar completamente.

Yo le doy un  n7

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