Un anónimo imprescindible: El lazarillo de tormes

Por Marina Alonso Cortés.

WP_20150802_001Yo tenía pensado escribir este mes sobre un libro de Markus Zusak pero se ha quedado aparcado.

¿Alguno ha visto el “Ministerio del Tiempo”? Esa fantástica serie en la que la misión de sus protagonistas es conservar la historia, seguro que sí. Yo al menos me enganché en su estreno y este verano me dio por volver a verla, de ahí mi cambio de libro, ya que ayer llegué al capítulo en el que tienen que viajar a Salamanca y conocen a un tal Lázaro de Tormes alimentando ese misterio que nos acompaña y acompañará siempre: ¿Existió realmente?

Bueno, no sólo hay leyendas sobre su existencia, también sobre su posible autor pero sobre lo que no cabe ninguna duda es sobre su importancia en nuestra literatura, es un libro anónimo pero imprescindible, no hay niño que no lo tenga que leer en el colegio ni universitario, especialmente si estudia filología, que no lo tenga en la lista de libros para leer pero, sobretodo es el precursor de la novela picaresca, el mayor representante de esa novela en la que los protagonistas nobles dejan paso a un pícaro de bajo rango social, descendiente de padres sin honor, un delincuente que quiere mejorar su situación social y lo hace mediante la astucia, engaño, estafa…en fin, un antihéroe.

Y ese antihéroe es Lázaro. Un niño que nació en el Tormes y de ahí cogió su nombre. Seguro que mientras leéis esto se os están viniendo a la cabeza los amos que tuvo tras la muerte de su padre: un clérigo que lo mata de hambre y al que le roba un poco de pan, un hidalgo arruinado que huye de la ciudad y lo abandona, un fraile que apenas pisa el convento, un vendedor de bulas…pero mi favorito, y yo creo que el más recordado, es el ciego; su primer amo, el que nos ha regalado episodios tan inolvidables como el del toro de piedra o el de las uvas, con él Lázaro abandona la ingenuidad con la que dejó su casa y desarrolla un buen instinto de supervivencia.

Vuelvo a repetirlo, es una obra imprescindible, especial, igual para mí un poquito más, igual que para todos los salmantinos ya que contamos con ese toro de piedra con el que el ciego le golpeó la cabeza a Lázaro y una estatua al lado que recuerda a los dos personajes. Pero lo cierto es que nos hemos hartado de estudiar el nombre mil escritores tan imprescindibles como este libro, tanto en el colegio como, al menos en mi caso, en la universidad, casi siempre dándole más importancia al que escribió un libro que al libro en sí pero, es curioso ver como un anónimo se coló entre esos libros contando una historia que nos sabemos de memoria, una historia que, si trabajáramos en el Ministerio del Tiempo, habría que proteger como en ese capítulo del que os hablaba al principio.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *