Begoña Callejón: “La poesía es una manera de crear una reacción en el mundo”

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Por Telmo Avalle @telmoavalle

Horas hermosas para teñirlas de rojo

Begoña Callejón

Ediciones La Garúa (2015)

La soledad es una oquedad que nos negamos a habitar; un lugar en nuestro interior donde no deberíamos hallarnos nunca, pero en el que corremos el riesgo de caer de manera irremediable e imprevisible. “No sé si te atreves a ser jaula y reunirlos a todos en un gemido de ausencia”, reta Begoña Callejón (Almería, 1976) al inicio de ‘Horas hermosas para teñirlas de rojo’ (La Garúa, 2015). El título de su última confesión poética encierra lo que habrá de venir: la repentiza nada afable de unos enfermos mentales acuartelados en un psiquiátrico. Las voces son varias pero sólo uno el deseo, la intemerata del preso: ‘¡Ojalá libertad!’. Una querencia que será ignorada, o si acaso mal contentada por el aleteo de algún pájaro curioso. Y en esa soledad que es tan roja como a la vez hermosa se siente la ausencia de todos y también la propia.

El título, el segundo que publica Callejón este 2015 tras ‘El Hospital de las muñecas’ (Vitruvio), evoluciona a través de los cuadros psiquiátricos de la neurosis, del trastorno bipolar y de la psicosis. Y como en la escritura, o quizás porque de eso se trata, hace hablar a los personajes desde sus adentros, reconociéndose en otros y enfrentándose a sí mismos. Callejón escribe poemas con esqueletos de prosa, evolucionando el libro hacia una hipérbola sintomatológica. Lo cual no debe de ser tomado por grave, pues como reconoce la propia autora, tras el ejercicio de escritura se queda meciendo “esas ideas para dar un salto a la positividad”.

‘Horas hermosas para teñirlas de rojo’ transcurre en un psiquiátrico. ¿Fija límites entre la cordura y la locura?

Trato de no hacerlo en mi escritura. De todas formas hay una parte de mi, la relacionada con mi formación (psicología), que sí lo hace. La lucha está ahí, la parte más personal, casi siempre dice lo contrario. Tuve incluso una época en la que me gustaba trabajar la escritura automática. Con los años pasé del verso a un estilo más prosaico ya que me permitía dar libertad a mis ideas.

En él se suceden las voces de diferentes personajes que, a  su vez, presentan  trastornos mentales. ¿Qué enfermedades manifiesta el libro?

El libro trata de recoger las enfermedades mentales más significativas, todas aquellas que nos podemos encontrar en un psiquiátrico. He dividido el libro en tres partes: neurosis, trastorno bipolar y psicosis. En función de la sintomatología que se pueda tener en cada una de estas patologías, he tratado de hacer un poema en prosa diferente. Los protagonistas o las voces que aparecen, sufren de: trastorno obsesivo-compulsivo, anorexia nerviosa, hiperactividad, depresión, manía, ansiedad… Y así, hasta llegar incluso a las alucinaciones o los delirios.

Quizás lo que más hay después de todo es soledad.

Quizá, sí. En el fondo este es un poco el mensaje. Yo creo que si preguntas a una persona que está ingresada en un psiquiátrico: ¿qué es lo que sientes? La gran mayoría te diría que soledad y después, te hablaría de la medicación. Por eso en estos lugares se trata de potenciar siempre la parte social, dentro de lo que se pueda. Hacen talleres, arteterapia y actividades de este tipo. No quiero decir con esto que no sufran, todo lo contrario. Esto podemos verlo sobre todo en ‘El pájaro y su jaula’, el poema que abre el libro. En él se habla básicamente de esa soledad, y viene a ser un prólogo de las tres partes que le suceden.

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Vuelven a encontrarse alegorías a los pájaros, que son arte y parte en tu obra. ¿Qué le evocan?

Sí (risa). Los llevo en todos mis tatuajes. Están muy presentes. En mi espalda tengo un pájaro azul saliendo de su jaula, otro en el brazo… Para mi los pájaros representan un doble estado, las emociones que yo misma siento en muchas ocasiones: la cárcel de tus propias angustias por un lado y por otro, la libertad más expansiva.

Yo creía que eran heraldos que vienen a anunciar la libertad.

Puede ser, son distintas maneras de enfocar. Eso depende del estado de ánimo en el que te encuentres. Por ejemplo en una fase de distimia o de depresión lo normal es que evoquen lo contrario.

¿Qué es para usted la poesía?

La poesía es una manera de crear una reacción en el mundo, en las personas. Ya sea positiva o negativa. En ocasiones me han dicho que mis poemas hablan demasiado de emociones negativas: soledad, tristeza…; pero yo creo que el hecho de que alguien experimente sentimientos a través de las palabras ya le da un gran valor.

¿Qué es lo que mece cuando termina de escribir?

Se me ha pasado por la cabeza un pájaro (ríe). Incluso esto se representa en mi último tatuaje, una mujer o más bien una muñeca, acunando a un pájaro. Bueno, centrándonos, en el fondo me quedo meciendo todas esas ideas para dar un salto a la positividad. Este libro me ha hecho crecer, necesitaba expulsarlo de alguna forma. Cuando escribí en 2007 el libro Extraña claridad, pensé que alguna vez volvería a hablar de estos lugares. La diferencia es que ahora lo he hecho de forma más libre. Y sobre todo más madura.

Hace cinco años creó la editorial ‘Fin de viaje’. ¿Se reconstruyó con la edición?

Fin de viaje estuvo cuatro años funcionando, y desde mi punto de vista se sacaron algunas joyas literarias muy cuidadas. Pero el mundo editorial es complicado y al final, por diversos motivos, decidí  cerrarlo. Pero guardo un recuerdo positivo de aquella experiencia. Ahora me dedico a impartir talleres de escritura en varias escuelas. La psicología, en cambio, la deje aparcada hace mucho tiempo.

¿En la vida basta la poesía?

Me gustaría creer que sí, pero hay una vocecilla mental que me dice que no basta. Aún así, hay que seguir intentándolo.  Yo actualmente me dedico solamente a ella. La poesía fluye por sí sola, lo necesita. De todas formas tiene sus fases de creación.

Empezó a publicar en 2006 y no ha parado. Su escritura es profusa.

Hasta ahora tengo doce libros publicados. Tuve un parón en 2012 con el nacimiento de mi hija, pero he vuelto. Al retomar ahora la escritura me he dado cuenta de que guardo algunas cosas en el cajón. Estoy dando otra vez ese salto, esa continuidad. Tenemos que afrontar el futuro con optimismo. Todos.

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