Un día de sol donde siempre llueve, nuevo blog en Culturamas

Philippe-Petite

El interesantísimo blog de Luis Reguero se estrena en la plataforma de blogs de Culturamas.

Su última entrada dedicada a Marcel Duchamp.

 

Marcel Duchamp, soltero del arte, por Luis Reguero

Ahora haré de mí mismo. Me quitaré de la cabeza la frase de la señora Cheever sobre su marido (“Puede que fuera infiel, puede que fuera un borracho, pero siempre estaba en casa a la hora de la cena”) y seré lo que siempre fui: un secreto explorador de excéntricos.

Me adentraré en un callejón sin salida, atraído por la idea de interconectar trozos dispersos que no parecen encajar juntos, fragmentos de un grupo sin grupo que arriesga, que hace añicos el sentido común, que pone boca arriba cualquier certeza discursiva del mundo, que se rebela contra las leyes de lo imperante y demuele los límites del arte, por el ensanche de sus bordes.

¿Acaso puedo seguir sin preguntarme si es posible escribir una serie sobre la extravagancia sin ser en cierta medida extravagante? ¿No es más que extraño que a mi edad aún sea un hijo sin hijos, una máquina soltera, alguien que escribe un diario únicamente los días pares que acaban en números redondos y al que le encantaría, sin saber bien por qué, apellidarse Chejfec?

Quizá sufra una especie de hiperextravagancia no artística y en ella esté el origen de mi interés por rastrear lo raro en el arte, que sea ahí donde se sitúe el corazón mismo de mi búsqueda para encontrar artistas -escritores, pintores, músicos, cineastas, actores, personajes u objetos artísticos- que lo son sin necesidad de estar demostrándolo, que están al margen de cualquier obligación mercantil o del canon establecido, que transforman el mundo en silencio, lo enriquecen a través de propuestas donde sobresale el humor, la parodia, la provocación y la exquisita ironía.

Habita en mí una irrefrenable fascinación por estos artistas de lo excéntrico. Sus rarezas, sus obras inacabadas o inexistentes, sus artefactos sobre el arte de lo auténtico (que es la cosa en sí misma y no algo sobre la cosa, según Beckett) su inesperado silencio o su visión sobre la pesadez de la vida sin sentido son siempre como una fiesta que, de pronto, celebráramos todos en un parque de caminos en constante bifurcación.

Llegados a este punto, que parece una coma, lo más apropiado será iniciar la rápida borradura del autor, matarlo momentáneamente, cubrir el texto, hacerlo impermeable a excesos de lo autobiográfico, a la inagotable tiranía del yo, y conseguir, de este modo, llevar toda la atención posible al centro de lo excéntrico, a la puerta de entrada de una galería donde late sin tiempo la originalidad y donde esperan, atomizados, los primeros excéntricos ejemplares.

El artículo completo en:

Marcel Duchamp, soltero del arte

marcel_duchamp1

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