Beatriz cenci, una historia romana, de Pedro Amorós

Por Pedro Pujante.

EDICIONES IRREVERENTES, 2009 reedición 2015

descargaEl autor murciano Pedro Amorós es uno de esos escritores versátiles, capaces de desarrollar un extenso ensayo sobre La tradición en Platón, escribir genuinas novelas o acercarse a la historia real a través de una obra de ficción dramática como la que aquí comentamos.
Partiendo de un hecho bastante conocido y tratado ya por autores de la talla de Shelley, Artaud o Stendhal, Amorós reconstruye la escena de un crimen. En el siglo XVI, la familia Cenci se ve abocada a una desgracia inminente. El patriarca, Francesco Cenci, al parecer, era un déspota sin escrúpulos que abusaba sexualmente de su hermosa hija y sometía a humillaciones a toda su estirpe y allegados. Hartos de los abusos, los hermanos, pero principalmente Beatriz –quien asumirá en la obra toda la culpa-, asistida por dos esclavos fieles, urden la venganza que acabará en parricidio, proceso judicial y condena a muerte.
El caso, por sus características, produjo un eco de tal dimensión que aún hoy resuena en la literatura, la pintura o el cine. La prueba más reciente podría ser esta fantástica y concisa pieza teatral, dividida en cuatro actos que Pedro Amorós concibió hace ya algunos años.
El estilo que ha buscado el autor es muy adecuado al asunto central y a la ambientación, a la época. Un lenguaje de corte clásico, diáfano y directo, pero con algún resuello poético que sirve para potenciar la intensidad de la atmósfera terrible en la que viven los personajes. No obstante, en general, la narración y los diálogos están condensados por un ritmo constante y que nos desplaza, nos lleva hacia un previsible y desastroso final: la muerte de la joven Beatriz, la justicia hecha injusticia, la moral y los sentimientos abolidos por las leyes de los hombres.
Con ayuda de varias prolepsis, que el Narrador propone, el drama funciona como la crónica de una tragedia anunciada. Una tragedia, que aunque situada en la roma renacentista, evoca a los grandes clásicos griegos: la intensidad de Sófocles, el dolor en Esquilo, el realismo de Eurípides.
No obstante, es evidente también la influencia que el teatro isabelino, en especial Shakespeare, ejerce en los autores contemporáneos. Los grandes asuntos del bardo de Stratford están aquí hilvanados en el propio desarrollo del drama de Beatriz Cenci y su familia: las luchas internas de poder (Julio César, Macbeth); la venganza perpetrada a un patriarca en el propio seno familiar (Hamlet); la perversidad y la violencia más aviesas (Tito Andrónico) o el amor entre desiguales que se vislumbra como un ideal inalcanzable (Romeo y Julieta).
En definitiva, en esta breve pieza, retazo tomado de un suceso acaecido en las postrimerías del siglo XVI, podemos divisar todas las angustias universales que vertebran el alma humana contemporánea: el dolor, el amor, el sufrimiento, la disfuncionalidad de la familia, la injusticia social frente al aparato de una burocracia impersonal…
Amorós, con su estilo contenido y una gran sensibilidad, perfila sin apenas ofrecer datos unos personajes complejos, atormentados en su encrucijada vital. Además, y a pesar de esta economía, consigue captar sus almas, como si de un pintor renacentista y minimalista (si es que esto es posible en literatura) se tratase. Hace suya aquella afirmación aristotélica de la Retórica, que explica que ‘la fábula se debe tramar de modo que, aun sin representarla, con solo oír los acaecimientos, cualquiera se horrorice y compadezca de las desventuras.’
Esta pequeña pieza teatral funciona, qué duda cabe, como un retrato sentimental de familia, como un óleo que ha coagulado el tiempo de la familia Cenci y lo ha transformado en una metáfora inmortal.
Beatriz Cenci de Amorós es una obra de arte atemporal que de algún modo contiene el alma de cada uno de nosotros.

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