Cuestionario literario: Dolores Redondo

 

trilogiaEs difícil precisar la fecha, pero puede que desde que en 1980, tras la publicación de El nombre de la Rosa, Umberto Eco acuñara el término de “best-seller de calidad” que, dicho sea de paso, la crítica, desde el reseñismo hasta la crítica académica, abrazó con particular entusiasmo, el best seller se ha convertido en un nuevo y paradójico género literario. Y decimos paradójico en cuanto “best seller”, término exportado del mercado editorial anglosajón, define o debería definir solamente a las obras en relación a su éxito de ventas; poco o nada tiene que ver, al menos en su origen, este concepto, hoy tan manido y distorsionado, con la calidad literaria, con el valor estilístico y con el prestigio de la obra. Si bien el mercado anglosajón parece tener claro los límites semánticos de dicho concepto, por estos lares en los que, desgraciadamente, la lectura sufre de una gran anemia, el término best-seller ha traspasado el recuento de ejemplares vendidos para infiltrarse en la crítica literaria, convirtiéndose en una definición automática para todo aquel libro de gran éxito. Este traspaso a la crítica literaria no ha sido inocente, pues tan pronto el best seller se convirtió en una etiqueta genérica tan pronto adquirió una connotación negativa por parte de los más puristas. Si bien es cierto que no es difícil encontrar en los más altos puestos de las listas de ventas obras absolutamente desoladoras por su ínfimo o ausente valor literario, el concepto de best seller se ha envuelto en los últimos años de una connotación negativa que tan poco tiene que ver con su valor semántico original como injusto ante las obras y los autores que por méritos propios han conseguido obtener un amplio respaldo de los lectores. Seguramente uno de los casos que más ha cuestionado el término best seller en su más negativa acepción ha sido la autora Dolores Redondo con su Trilogía del Baztan (El guardián invisibleLegado en los huesosOfrenda en la tormenta) una serie de tres novelas policiacas que, por un lado, han convertido a Redondo en una de las autoras españolas más leídas y vendidas y, por el otro, la  han consolidado como una de las narradoras más ágiles y de mayor maestría en el género negro de nuestro panorama literario. El principal mérito de Redondo es el haber construido una serie de tres novelas perfectamente armadas entre sí, una trilogía que, si bien se enriquece en una lectura ordenada de las obras, no excluye la lectura individual de cada una de las novelas, que se estructuran perfectamente en una construcción autónoma y autosuficiente a través de un relato ordenado donde ningún elemento, ningún personaje y ninguna subtrama queda al azar. Asimismo, la habilidad de Dolores Redondo por transgredir los tópicos del género negro han hecho de esta trilogía narrativa una obra que huye de la repetición de clichés: no basta con destacar la figura de una mujer como protagonista de la trama (autores como Alicia Giménez Bartlett, Lorenzo Silva, Agatha Christie con Miss. Marple y más recientemente Stieg Larsson, han dado a la mujer el protagonismo en un género como la novela negra en la que tradicionalmente han predominado los hombres, encorsetados bajo una apariencia áspera y deshumanizada), sino y sobre todo cabe señalar la introducción, aparentemente como elemento de subtrama, de la mitología celta. El espacio geográfico juega en la narrativa de Redondo un papel protagonista: no es un simple escenario, es un personaje y a la vez una trama en sí misma puesto que a través de los paisajes de Baztán Redondo recupera la mitología celta, todos aquellos mitos cuya supervivencia se ha debido a la oralidad de sus relatos, a la transmisión de generación en generación, en una pervivencia reducida geográficamente y profundamente arraigada en los paisajes de la costa norte. La mitología, asimismo, es el nexo que une el paisaje y la idiosincrasia de aquellas tierras con el oscuro mundo de las sectas, un mundo complejo en el que la autora se adentra sin limitarse –y aquí está la riqueza narrativa de la Trilogía, en concreto de El guardián invisible– a la mera investigación por asesinato. En efecto, a diferencia que en la clásica y encorsetada novela negra, en la obra de Redondo el crimen no es el único eje entorno al cual gravitan las novelas: el crimen es el punto de partida y, a la vez, la excusa para configuran un relato rico de subtramas. Con una gran habilidad en la estructuración de una obra de tal vastedad, con la capacidad de enlazar tramas y personajes y con la astucia de introducir elementos temáticos hasta ahora ajenos a la narrativa negra, Dolores Redondo ha conseguido con justicia conquistar a un amplio público lector que busca en la literatura un entretenimiento inteligente, evasión y a la vez descubrimiento de realidades nuevas. En este sentido, sólo cabe reconocer el mérito de Redondo y complacerse del entusiasmo que ha conseguido despertar en personas que, quizás, hayan descubierto el incomparable placer de la lectura gracias a Baztan y a las historias que dicha tierra esconde.

redondo

¿Cuál es su idea de felicidad perfecta?

Morir al lado de mi amor, y muy anciana, si puede ser.

¿Cuál es su gran miedo?

Tengo unos cuantos y sigo explorándolos para mantenerlos a raya.

¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?

La sinceridad, a menudo se confunde ser sincero con dar tu opinión sin recato.

¿En qué ocasiones recurre a la mentira? (en el caso que confiese mentir)

A menudo oculto información. Sé que es un tipo de mentira, pero no me gusta que la mano izquierda sepa lo que hace la mano derecha y me encanta que se me considere una tumba en cuanto a los secretos.

¿Se muerde la lengua antes de expresar determinadas opiniones por temor al qué dirán?

No. El baremo por el que mido lo que digo no tiene que ver con la opinión sino con el honor.

¿Cuándo fue la última vez que tuiteó o publicó algún comentario en las redes sociales con plena libertad?

La libertad de expresión no es para mí decir lo que piensas, sino responsabilizarte de lo que dices, y lo hago palabra por palabra, ante un tribunal o ante un pelotón de fusilamiento.

¿Qué es para usted la libertad?

Vivir bajo el único yugo de las normas que yo me impongo. (Alguna entra en conflicto con el código penal pero por suerte nunca he tenido que aplicarla)

¿Siente que el ser una persona reconocida públicamente le resta libertad con respecto a la persona anónima?

 Sólo para atracar bancos, para lo demás…No.

¿Hablar y expresar públicamente opiniones políticas o silenciarlas?

Tengo vida privada que no comparto, y algo mucho más raro en estos tiempos pensamiento privado, tampoco lo comparto.

¿Activismo público o compromiso privado?

Se produciría una paradoja espacio-tiempo si la respondo.

¿Informarse o ser informado?

La primera, no soporto ver los hilos de las marionetas.

¿Qué es para usted y qué valor tiene la información?

 La información es valiosa mientras está oculta, cuando es pública depende de la mansedumbre del que escucha y la mansedumbre y la incultura son hermanas.

redondo 1La cultura, ¿cuestión de esnobismo o conocimiento transversal?

¿Esnobismo?, ¿es lo que les dicen en Corea del Norte? La cultura es la sed que no se sacia jamás, no creo que sea ese el objetivo no tiene que ver con el conocimiento, sino con la conciencia del desconocimiento.

¿Todo es cultura? O, mejor dicho, ¿qué no es cultura para usted?

Todo es cultura, mientras plantee dilemas, incógnitas y preguntas, mientras sacie una parte de tu sed y te haga desear beber más.

¿Sus referentes culturales son literarios, musicales, artísticos, cinematográficos…?

No concibo mi propia creatividad, (ni mi conciencia) sin la influencia del arte, en cualquiera de sus formas.

¿Un autor para releer?

Balzac.

¿Un autor recién descubierto?

Lluis –Anton Baulenas. No lo conocía y acabo de leer La felicidad, se publicó hace tiempo, pero nunca es tarde… La recomiendo.

¿Una película, una obra de teatro o un espectáculo recientemente visto y que no olvidará?

De lo reciente…Todo olvidable. Pero hace poco estuve en Roma y visité la tumba de Rafael… Fue sobrecogedor porque sentí su muerte como si acabase de ocurrir, tal era mi sensación de pérdida.

La creación, ¿un arte, una pasión o un ofició que se puede aprender?

Creo que funciona de una manera instintiva que ya forma  parte de uno mismo y a la vez se va educando. Más que en el aprendizaje creo en la forja, una combinación de calor y presión, a menudo ajenas a la voluntad propia, que terminan por destruirte o conformarte como creador.

¿Todos podemos escribir un libro?

Claro, ¿Y leerlo?

¿Todos podemos publicar?

Claro, “Con dineros, caramelos”

¿Todos podemos ser artistas?

Nadie se plantea si todos podemos ser Balón de oro, ¿Qué necedad lleva a pensar que Dios es más generoso con el reparto de talento que con el de habilidades deportivas?

El éxito, ¿personal o profesional?

El personal, sin duda.

El éxito, ¿fama, dinero, reconocimiento o no necesariamente?

Ya sabemos que no siempre van juntos, de poder elegir me quedo con el éxito, es lo único que no resulta obsceno en la intimidad.

¿Cuál considera que es su gran logro?

No haber decepcionado a la niña que con nueve años ya quería ser lo que soy.

¿Cuál es su lema?

Tengo dos, uno es de uso privado, el otro lo tomé prestado del grupo real de Policía Foral en el que integré a Amaia Salazar en la ficción. “Aurrera”, es una expresión de ánimo como ¡Adelante!, ¡Vamos!, ¡Venga!, ¡Avancemos!

 

 

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