Ángel García López: «Es muy difícil que la poesía pueda contener líquido impuro»

Por Guillermo De Jorge

angelgarcialopezÁngel García López (Cádiz, 1930), poeta, profesor, ha sido un escritor que ha estado ligado muy estrechamente con Andalucía y Canarias. Es un escritor coetáneo a Carlos Pinto Grote, al cual conoció en Las Palmas de Gran Canaria y mantuvieron una relación epistolar durante algunos años. Su sincera e intima amistad con los escritores Rafael Guillén y Julio Alfredo Egea ha forjado un vínculo inquebrantable en la generación del sesenta andaluz.

Su obra está caracterizada por ser multidisciplinar, respetando la ortodoxia de los diferentes géneros que ha cultivado. Sus textos siempre han recibido la influencia de un poeta, marcado por un estilo único y propio, donde el amor y la sensualidad forman parte del mimo discurso, estableciendo a las emociones como un sublime sentimiento al que sólo los amantes pueden aspirar.

Unos textos tejidos honestamente y que guardan tras de sí la laboriosidad de su técnica formal, adentrándose en gran parte de las estancias posibles del poema. Así pues, su capacidad de adaptar la estructura poética al discurso, el tono y el tema, llega a su estado culmen gracias al dominio del ritmo y a la amplitud semántica con la que aborda sus búsquedas.

Premio Nacional de Literatura, Premio Nacional de la Crítica, Actualmente reside en Madrid, comprometido con su obra, dignificando el oficio de poeta.

Has estado en muchas ocasiones en Almería. ¿Qué es lo que más te gusta?

Los amigos, y la suerte de que sean muchos y muy buenos.

 ¿Y lo que menos?

El que no llueva casi nunca y, sin embargo, llueva sobre el mar, que, al parecer, no tiene sed.

¿Qué opinas sobre la literatura almeriense actual?

Que goza de muy buena salud, tanto en poesía como en prosa.

 ¿Un lugar de Almería?

La Alcazaba, para mirar desde allí la hermosura del mar y los montes de Almería.  Y Uleila del Campo, en la Sierra de Filabres.

¿Crees que la literatura está contaminada?

Depende de que cosas. De cualquier manera, la Poesía es vaso santo y es muy difícil –no imposible- que pueda contener líquido impuro.

¿Crees en los premios literarios?

Existe una opinión muy generalizada acerca de que los premios literarios son fraudulentos y amañados. Esto lo dicen quienes no obtuvieron nunca alguno. Cambiarán de opinión en cuanto consigan el primero.

Has viajado mucho… De tus viajes, ¿cuál destacarías?

Uno a la República Árabe Unida del Yemen. Fue como pasar del Siglo XX a la Edad Media. El mundo aquel, y en concreto la ciudad de Sana´a, parece extraída de las mil y una noches.

 ¿Crees que internet atenta contra la supervivencia del libro?

Soy analfabeto funcional en lo que se refiere a esa magia de Internet. He llegado demasiado tarde a su “misterio”, y ya no estoy en situación, ni con ánimo suficiente para aprender cosas tan nuevas. No tengo opinión.

¿Cuándo y cómo conociste a Julio Alfredo Egea?

Lo conocí antes como poeta que como persona. La primera oportunidad que tuve en conocerlo fue en Madrid, en un acto donde intervino. Desde entonces, se ha erguido como no sólo un gran poeta, sino también como un gran animador de la amistad. Desde entonces, hemos seguido unido epistolarmente, entre la lectura de nuestros libros, mis viajes a Almería y la coincidencia en actos literarios. Las veces que he ido a Almería, he sido siempre acogido por Julio Alfredo, dándome su atención y amistad. Para mi es, sin duda alguna, el poeta más egregio de Almería, y desde luego uno de los mas importantes de Andalucía. Ahora, está en esa edad en que se convierte uno en uno de los decanos o patriarcas de la poesía andaluza.

Perfil poético del invitado:

Soy el superviviente origen de tus versos: el niño que lloraba hambre entre sus pupilas, aún sigue vivo y después de tanta destrucción, es capaz todavía de rehacerse desde las cenizas, a partir de un poema de Ángel: volveremos, Don Ángel, a conquistar las provincias de la piel a base de pan y labios para los hombres.

Cuestionario:

¿Un deseo?

No morirme sin conocer algunas islas de Oceanía.

¿Un sueño?

Asistir a la boda de mi nieta Macarena, que tiene ahora cinco años.

¿Una necesidad?

Tiempo para terminar el libro que comencé el año pasado.

¿Una razón?

No me gusta dejar nada a la mitad, y morirme antes de terminarlo sería una faena.

¿Un porqué?

Porque me parece que será mi último libro, y un buen libro.

¿Un objetivo?

Ser feliz, seguir siendo feliz.

¿Un temor?

La enfermedad, sea la que sea, y el dolor que conlleva.

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