Dictador, un trabajo de locos

 

Por Owen L. Black.

dictador trabajo de locosEn estos días de sangre y violencia sobre París recordé un documental francés de hace apenas tres años. Tres años que aunque parezcan poca cosa son un universo en este mundo de noticias siempre nuevas. En este documental del periodista Alain Charlot se nos cuenta al estilo de un zapping televisivo y con rankings de ocurrencias extravagantes, la vida y milagros de varios dictadores.

Este planteamiento, que intenta ser hasta divertido, es en realidad una fina ironía sobre los despropósitos llevados a cabo por diferentes líderes. Pero no se centra en los asuntos más macabros, sino en las locuras de estos egos trastornados. A través de personajes como el sastre de Sadam Hussein, el cocinero de King Jong-il o el chófer del hijo de Obiang, nos cuentan pequeñas píldoras de absurdos de los grandes dictadores del mundo. Desde el abrigo que encargó Sadam para la horca, pasando por los atracones de comida del líder norcoreano, hasta el suntuoso palacete francés del guineano.

Y este es otro punto interesante,  ya que el periodista no duda en poner el dedo en la llaga al señalar y entrevistar a algunos franceses que vieron ante sus ojos como el país de la Liberté, égalité et fraternité, ayudaba sin tapujos a dictadores si con ello sacaba algún beneficio. Absolutamente delirante es la coronación napoleónica de Jean-Bédel Bokassa o las cumbres con el histriónico Gadafi. Estos recuerdos vergonzosos son olvidados con facilidad según interesa, como nos recuerda el documental.

dictadorAunque la lista de dictadores que aparecen es larga, merece especial atención, por parte de Charlot, el líder de Turkmenistán durante los años 90 hasta su fallecimiento en 2006, Saparmyrat Nyýazow. Este hombre de nombre impronunciable prestaba gustosamente su imagen a cualquier producto o rincón del país, como el retrato del fotógrafo Nicolas Righetti plasmó en la foto ganadora del World Press Photo en 2007. Righetti se encontró al sonriente líder de bruces en un lavabo.

Como culmen a la ironía y el absurdo, el hallazgo fortuito en Noruega de los dibujos personales de Hitler (el dictador por excelencia de Occidente) sobre la película Blancanieves realizada por Walt Disney. Casi a la vez que eran asesinadas miles de personas en sus campos de concentración, él se dedicaba a pintar acuarelas de los siete enanitos.

Puede que este documental solo sea una breve distracción en este mundo de locos, pero su ironía intenta poner algo de humor a esta oscura historia del siglo XX.

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