«Ulises y el Fornicador»: la vejez, los celos, la vida que se va como agua entre los dedos…

Por Horacio Otheguy Riveira

El escritor es un profesor carismático al que odia el novio de una alumna, convencido de que ella le ama ciegamente, seguro de que «el viejo» le derrota en todos los ámbitos… Una lucha picada de humor y acariciada por la tragedia del tiempo que avanza inexorable, que no ahorra jamás ninguna de sus agresiones frente al brío del amor juvenil.

 

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De izquierda a derecha: Franz Gómez, Asia Paletskaya, Emilio Linder.

 

El triángulo parece tomar fuerza, y va y viene, recorre las fantasías de los personajes alrededor del misterio del deseo sexual y su capacidad para concretarse con fuerza inusitada en plena juventud de buscadores de tesoros, como estos jóvenes que se adoran dando golpes de ciego en torno a la hermosa criatura de sólo 17 años: satisfacción de novio tembloroso e ignorante frente a la sabiduría anhelante del profesor de literatura, fascinado ante el talento de la joven.

Una jovencita que en el texto original tiene un gran poder de encanto porque sólo existe en las palabras de los dos personajes masculinos, nunca aparece, aunque crece como si lo hiciera, con una carga de voluptuosidad muy intensa. En esta versión, el profesor es un argentino en España, con un sentido del humor cínico característico del teatro porteño, y los muchachos son españoles en un rifirrafe singular.

El muchacho «fornicador» ni siquiera conoce el alcance tan literario de esta palabra bíblica que ya nadie usa, fuera de los ambientes religiosos más castigadores ante el placer sexual. Disfruta de su chica bombón, pero no como debiera, pues desespera, víctima de los celos que Shakespeare tan bien describió en Otelo: «Es el monstruo de ojos verdes que se burla de la carne de la que se alimenta».

El profesor entrado en años es también un escritor frustrado en torno a una novela que no acaba de funcionar, fascinado de pronto ante la violencia del joven «fornicador» y la belleza de la chica cuyo cuerpo se entromete en las escenas como un fantasma delicioso, que a veces permite la representación de situaciones entre la realidad y la fantasía.

 

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Esta versión tiene una peculiaridad muy poco frecuente: el actor que interpreta al profesor, Emilio Linder (Una mujer desnuda y en lo oscuro) interpretó la obra original, Yepeto, con mucho éxito, y ahora vuelve a asumir este personaje, alter ego del autor en su experiencia como profesor de jóvenes impetuosos y chicas hermosas que despiertan a la vida.

La veteranía y el sentido del humor de Linder arropa con eficacia a sus compañeros de escenario: Franz Gómez, que oscila entre la arrogancia y la furia, marcándose un notable desnudo integral («No entiendo nada de hombres, pero tenés un cuerpo hermoso»), y —en la función que presencié— Asia Paletskaya que ofrece una bellísima interpretación con muy pocas palabras, pero con una coreografía con la que resume todas las pasiones que es capaz de despertar entre hombres tan distintos. En un lugar de ensueño mientras la vida se va como agua entre los dedos…

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Al final de la función, una copa de cava con el público. En el centro, los actores con Asia y Laura, que alternan en el papel de la sensual muchacha que altera sus vidas.

 

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Dirección y adaptación: Carlos De Matteis

Basado en:  Yepeto, de Roberto Cossa 

Elenco: Franz Gómez, Emilio Linder y Laura Junquera // Asia Paletskaya

Compañía: Plot Point

Música original: Pedro De Matteis

Iluminación: Carlos De Matteis

Coreografía: Ainara Prieto

Producción y Vestuario: Noelia Gaztelumendi

Escenografía: Noelia Gaztelumendi

Diseño Gráfico: Tomás De Matteis

Teatro Plot Point (Ver la Web para determinar las funciones)

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