“Silencio en que se ha suspendido el ser”. Sergi Aguilar en la Galería José de la Mano

Por Sara Zambrana

1. sergi 

SERGI AGUILAR extrañas geometrías [obras 1977-1980]

26 de noviembre de 2015-23 de enero de 2016

Galería José de la Mano

C/ Zorrilla, 21, bajo derecha

Desde el 26 de noviembre, la madrileña Galería José de la Mano nos brinda la oportunidad de adentrarnos en la honda abstracción del artista Sergi Aguilar (Barcelona, 1946), el “extraño geómetra”. Así lo presenta y define en esta ocasión el comisario de la muestra, el crítico y especialista Alfonso de la Torre quien, con una selección de casi 20 piezas, nos propone dejarnos seducir por el intenso rigor geométrico. La mayoría de estas obras fueron presentadas por vez primera en el Solomon R. Guggenheim Museum, bajo el comisariado de Margit Rowell, en la exposición New Images from Spain (1980), a través de la cual se pretendía dar una visión general del arte español más vanguardista y de actualidad. Ciñéndose a un corto pero muy revelador período artístico de Aguilar (1977-1980), se presenta ahora en Madrid un conjunto de esculturas y obras en papel: desde el mármol negro de Bélgica al papel y el cartón, con superficies extremadamente pulidas o penetrantes negros de grafito junto con blancos de plomo –aún no había aparecido y arrasado el violento y “no color” rojo, ni tampoco el hierro, elementos tan característicos de su posterior producción–: formas rotundas en su fisicidad y expresión.

Señala De la Torre que en realidad Aguilar –por otro lado, tan amante de la poesía– no puede ser encuadrado en la mirada objetiva (Didi-Huberman) de algunos de los postminimalistas más vindicativos, como Morris –tan obsesionado en alejar sus piezas de toda lectura simbólica o metafórica–, al igual que tampoco puede ser claramente encasillado en una tendencia nacional o internacional; Aguilar ha ido evolucionando porque nunca ha dejado de indagar, de estudiar las posibilidades de experimentación a través del campo de la escultura principalmente –pero no exclusivamente– para volcarse en la investigación del espacio. Por ello, se ha movido desde el arte más abstracto y geométrico, cercano al constructivismo ruso y las vanguardias de la posguerra española y americana, a otro más narrativo, relacional e interesado en la naturaleza y el paisaje público; al igual que partir de la más seria racionalidad no le ha impedido abrirse al azar pues lo que subyace y parece más constante en su obra es la búsqueda de esa otra cara que tienen todas las cosas. De hecho, este mismo concepto es el que da título a la retrospectiva que en la actualidad le dedica el MACBA, SERGI AGUILAR. REVERS / ANVERS (1972-2015) y que felizmente ha coincidido con la muestra madrileña.

2. aguilarPredominando las composiciones horizontales en el caso que nos ocupa, se exponen esculturas de depuradas líneas rectas pero también de sensuales curvaturas; del mismo modo que encontramos dibujos de contornos y segmentos delimitados de forma precisa al lado de planos que se burlan del propio carácter bidimensional y lo superan literalmente, o se presentan junto a una enérgica línea oblicua capaz de cuestionar la lógica racionalista. Es muy probable que este interés en el otro lado sea lo que explique la ambigüedad y sutileza de estas “geometrías extrañas” y que, ciertamente, ese sentido extraño llega incluso a envolverlas de un halo para mí misterioso, reflexivo y muy seductor. Sin duda mucho tiene que ver tanto el montaje como la iluminación, disponiéndose las esculturas a la altura de las rodillas del espectador, con peana pero sin concebirlo como pedestal –rasgo distintivo de los artistas conceptuales– y con una luz fuertemente focal muy bien relacionada con las iluminaciones general y natural –algo rothkiano me atrevería a decir.

3. aguilar“Extrañas geometrías… el espacio era la cuestión”

Por último me gustaría destacar la importancia de los dibujos de escultor y en concreto lo atractiva que me ha resultado esta selección, cuya concepción no responde a la categoría de boceto o dibujo preliminar de las obras escultóricas, sino que este medio le permite a Aguilar otra forma de expresión que no tiene la escultura –y viceversa– logrando así distintas reflexiones en torno a la dimensión espacial, la estructura, el vacío y la representación. Después de este corto período a partir de la década de los 80 y, en especial, tras su viaje al desierto argelino –que tanto lo maravilló–, llegarán el “vacío enérgico”, la naturaleza y sus referencias como aspectos centrales que el catalán irá desarrollando artísticamente y que le conducirán a derroteros bien distintos.

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