Langosta (2015), de Yorgos Lanthimos

 

Por Jordi Campeny.

Lobster1Un matrimonio con tres hijos vive en una mansión en las afueras de una ciudad. Los chicos nunca han salido de la casa ni han recibido ninguna influencia del exterior. Los padres les han educado según sus métodos y han creado un mundo irreal para ellos: el mar es una silla forrada, un avión es un juguete, un teléfono es un vaso. Los chicos van creciendo; hay algo que empieza a dejar de cuadrar en esta enfermiza jaula endogámica.

Una enfermera que trabaja por las noches en un hospital se ocupa de atender las necesidades de las familias que han perdido a sus seres queridos. Forma parte de una empresa cuyos miembros ofrecen, a cambio de dinero, reemplazar a los muertos en la vida diaria de esas familias. Para aliviar el vacío de una pérdida dramática, sustituimos al fallecido por alguien que se le parezca.

Estos dos argumentos corresponden a Canino (2009) y Alps (2011), las dos películas previas del director griego Yorgos Lanthimos, uno de los autores más insólitos, perversos, singulares, lúcidos,  perturbadores y esenciales del cine europeo contemporáneo. Lanthimos ha creado un universo propio y reconocible, en el que, partiendo de una brillante idea cazada al vuelo en nuestra sociedad desnortada, construye relatos enfermizos colindantes con lo bizarro, lo surrealista o lo absurdo, y siempre atravesados por un pérfido, esquinado y negrísimo sentido del humor.

Lo ha vuelto a hacer con Langosta, primera película del griego rodada en inglés y con las actuaciones de estrellas internacionales como Colin Farrell, Rachel Weisz –soberbios–, Ben Whishaw o Léa Seydoux. En este caso, la premisa se sitúa en una realidad distópica en la que, según las férreas reglas establecidas, los solteros son arrestados y enviados a un hotel donde tienen que encontrar pareja en un plazo de 45 días. Si no lo consiguen, serán convertidos en un animal. Más allá de los muros del hotel, escondidos en el bosque, están los solteros, con sus leyes igualmente implacables que prohíben terminantemente a sus miembros enamorarse y compartir sus vidas.

Este es el originalísimo y disparatado punto de partida de una película que nos arroja la descorazonadora certeza de que, en la vida, tan aterradora es la soledad no deseada como intentar apaciguarla con una persona a la que no amas. La soledad, el temor a morir solo, a vivir solo, pero también el temor a compartir tu vida con alguien se erigen como temas centrales de un film incómodo, sui géneris, surrealista e hiperbólico que no dejará indiferente a nadie. Además, propone múltiples e interesantes interrogantes: ¿A quién castiga más nuestra sociedad: al soltero que decide libremente serlo, al soltero que lo es porque no ha sido capaz de encontrar a nadie con quien compartir sus días o a la persona que, por miedo a no encontrar el amor, se conforma y elige a cualquiera?

Lobster2Con un mirada lúcidamente surrealista que puede remitir a una improbable mezcla entre el Buñuel de los 60 y 70 pasado por el tamiz de Kaurismäki o de un Wes Anderson sin tonos estridentes, Langosta desconcierta, golpea, incomoda y fascina.

Puede que no sea una película redonda; de hecho, adolece de cierta irregularidad en su segmento final, cuando ya las reglas del juego están establecidas y el film se reduce, durante un tramo, a la mera narración de sucesos. Puede, a su vez, que los seguidores de Lanthimos –entre el que uno se cuenta– no se topen en esta ocasión con efecto sorpresa alguno, más allá de consideraciones argumentales o temáticas, puesto que conocen muy bien su universo, y Langosta no se sale ni medio milímetro de sus confines. Puede que empiecen a notarse algunas costuras en su cine y que su carrera precise de un pequeño viraje hacia otro lado para seguir creciendo y fascinando. Lo que resulta obvio es que si Langosta es la primera incursión del espectador en el cine de Yorgos Lanthimos le causará un impacto mayúsculo y lo dejará en estado de perplejidad; por la crueldad de lo narrado, por su atmósfera insana y por lo profundo, complejo e incómodo de su discurso.

Langosta hace las veces de comedia negra, drama romántico, relato de ciencia ficción y ensayo antropológico. Su autor consolida y asienta con ella una cierta poética en su puesta en escena, aderezada por la contundencia de las cuerdas de Igor Stravinski. Langosta es puro Lanthimos; director de perversa y afilada inteligencia cuyo cine son dardos envenenados que atraviesan los ojos y nuestras hipócritas certezas.

One thought on “Langosta (2015), de Yorgos Lanthimos

  • el 14 diciembre, 2015 a las 1:38 pm
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    Una de las películas del año sin ninguna duda.

    Si mencionas la música no puedes pasar por alto a Beethoven, la pieza que se repite constantemente en el film, https://www.youtube.com/watch?v=fncWhOANoCc, además del suspense que aporta Shostakovich.

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