Una gran comedia perversa para los que odian la Navidad: «Papá Noel es una mierda»

Por Horacio Otheguy Riveira

Una representación donde el humor negro se rinde por completo para ofrecer un despliegue insolente de muy alta calidad: «Una comedia violenta, un cuento de Navidad que podría suceder en ese tiempo irreal en el que todos nos sumimos cada año. Un tiempo de lotería, escaparates, perfumes y lucecitas de colores, cuando el mundo se llena de repente de bondad, los villancicos machacan sin compasión nuestros oídos y comprobamos con horror que una vez más se acerca la Navidad».

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Un equipo de seis autores integrado por cuatro hombres y dos mujeres del cine y el teatro francés se dieron cita para escribir esta comedia de estructura fija alimentada a base de situaciones como una sit-com tan de moda en televisión, pero con todos los ingredientes al revés: dramas sociales, melodramas desgarrados, obsesiones sexuales y mucho más  arrastrados por el fango de la burla sucia, descarada, desvergonzada desde un comienzo «loco» en el que Papa Noel llega en Nochevieja, curda y matador, y el noble director del Teléfono de la Esperanza es un cínico putero con una socia cursi que de cursi no tiene nada.

Una fiesta donde todo es de lo que normalmente se llama «pésimo gusto», empezando por el primer chascarrillo telefónico:

— Todos me dejan de lado… Nadie me quiere… Es que me dicen que tengo halitosis…

— Bueno, cielo, ¿no has probado con un spray bucal o…?

— Lo he probado todo, pero nada me da resultado.

— Ve al médico, bonita, seguro que encuentras una solución.

— Es que me va la coprofagia.

10575254_1064713593579208_7955203257537859631_oY de aquí todo va para arriba aupando una espuma de comedia espesa, con impúdicos escupitajos sobre cualquier sentimiento convencional, logrando un bucle tras otro cada vez más riguroso hasta el estallido final ciertamente inesperado.

Todo es posible, y si el espectador se relaja y, prendado desde el título sabe adónde va, puede disfrutar de una galería de personajes del realismo más cutre pasados por la túrmix del desprecio sentimental con baño de sorna, sarcasmo, farsa… y un toque de realismo sin misericordia con risa mordiente.

— Qué susto se habrá llevado al ver la cabeza del marido suelta por ahí…

— Fíjate si se habrá impresionado que salió corriendo como una loca y cuando se quiso dar cuenta se vio saltando por la ventana hasta despachurrarse en el asfalto…

Evidentemente, los seis autores odian los lugares comunes del consumismo navideño y de la industria del espectáculo de cualquier tipo. Al fin en España se animaron y brindan esta versión admirable donde ningún títere queda con cabeza entre falsas alarmas, alarmas verdaderas, suicidios, encuentros sexuales de lo más ardientes, destrozos familiares a lo grande («¡Papá es un putero, papá es un putero…!»), travestis cariacontecidos con sentimiento de culpa, y hasta emigrantes de peculiar gracia y sufrimiento extraño… todo para rendir homenaje a la máxima inicial. Una especie de teorema para demostrar que Papá Noel es una mierda.

Cada personaje tiene su rictus, desde una ONG donde se rinde tributo al caos, el absurdo generalizado y Emma-Ozores-Santiago-Urrialde-Cambalache_TINIMA20110912_0591_8también algunas sorprendentes buenas intenciones: el marido maltratador es un Papá Noel constantemente borracho (Rafa Núñez) que, si se tercian, resulta un tontorrón con muy buenos recursos de amante incansable o un asesino imaginativo; la señorita cursi (Emma Ozores) que atiende a los desvalidos del Teléfono de la Esperanza resulta una muy liberada divorciada; el feliz padre de familia resulta un entusiasta amigo de las putas (Antonio Vico)…

Total: una galería de personajes al servicio de una excelente vomitona sobre los lugares comunes de lo políticamente correcto en una sociedad eminentemente hipócrita. Todos ellos están interpretados por actores bien fogueados en el arte de la composición más diversa, y en este caso de una divertida, y a ratos amarga, «descomposición», ideal para los amantes de ir a contracorriente, hartos de la alharaca consumista en unas fiestas creadas para abrazarse entre regalos, pelearse entre borracheras y dejar que suenen lo más posible las cajas registradores de bancos y comerciantes. Y todo en un espectáculo sin moralina ni discursos, a golpe de teatro por nobles y entusiastas expertos.

 

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Los ucranianos Préscovich interpretados por dos hombres de teatro excepcionales: Ángel Facio y Alfonso Delgado, director y protagonista, respectivamente, de uno de los mejores espectáculos del 2011: «Moscú Cercanías», junto a Sergio Macías, aquí responsable de la puesta en escena.

 

12316438_1057146391002595_1428211693313201197_nPapá Noel es una mierda

Texto: Le Splendid (Josiane Balasko, Marie-Anne Chazel, Christian Claver, Gérard Jugnot, Thierry Lhermitte, Bruno Moynott)

Traducción: Gregory Calviac

Versión y dirección: Sergio Macías

Ayudante de dirección: Alfredo Angarita

Intérpretes:  Emma Ozores, Antonio Vico, Ángel Facio, Alfonso Delgado, Nadia Doménech, Diego Pizarro, Rafa Núñez

Voces: Begoña Iriarte, Fernando Sansegundo, Nancho Novo, Gloria Villalba, Noelia Benítez y Asier Macías

Escenografía: Almudena Villalba1

Iluminación: Jaime Llerins

Vestuario: Susana Moreno La Doppia

Música original: L Kan

Espacio sonoro: Alfredo Angarita

Fotos de ensayo: Pablo Díaz

Teatros del Canal. Sala Negra. Hasta el 10 de enero.

 

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