Tropo Editores publica ‘Eran morenos y de ojos dorados’, de Ray Bradbury

Por Víctor González. (@libresdelectura)

eran-morenos-y-de-ojos-doradosAparece en el título Ray Bradbury, pero no sería justo empezar a hablar del libro sin mencionar a Óscar Sanmartín Vargas, ilustrador de Tropo Editores y uno de los responsables de que el lector se sienta como un niño al abrir este Eran morenos y de ojos dorados (o cómo dar un nombre). Mención especial también para el traductor del texto: Miguel Marqués.

Cuento sobre el que ya ha llovido – publicado en 1949 por primera vez -, este relato ha sabido guarecerse de los avances tecnológicos para mantener su vigencia gracias a una prosa adictiva que obliga a que sea leído del tirón. Pero no solo es mérito de la prosa, como ya se ha dicho, sino de unas ilustraciones que bien podrían resumir el cuento sin palabras. Óscar Sanmartín Vargas es capaz de transfigurarse en cualquier género para adaptar sus dibujos a él, todo es perfecto en este ilustrador zaragozano, porque todo contiene más de lo que muestra. En este cuento, Ray Bradbury nos lleva de la mano de colonos terrícolas en Marte desde la perspectiva de un Harry Bittering que lleva inoculado el virus de la desesperanza al sentir que la llegada a Marte junto a su familia y un millar de personas solo les llevará a la catástrofe. Rodeados siempre de las ruinas que una antigua civilización marciana dejó en ese terreno rojizo, los terrícolas colonizarán el planeta y lo harán suyo, etiquetándolo, nombrándolo mediante aquella cita que nos dejó nuestro Unamuno y que ya late desde las Sagradas Escripturas: «ser es llamarse». Pero ese temor que anida en Bittering y al que todos los demás son ajenos, irá cogiendo fuerza y razón hasta mostrar la inevitable evolución: los terrícolas se están convirtiendo en marcianos. Todo ello, les llevará a adoptar el ritmo de los desaparecidos, sus costumbres y estilo de vida hasta llegar a ser idénticos. Tras esto, llegará otro inconsciente convoy de la Tierra, dispuesto a la misión que estos últimos llevaban: colonizar Marte.

En resumen, Ray Bradbury refleja mediante la ciencia ficción aquella sentencia divina de quia pulvis es, et in pulverem reverteris («eres polvo, y al polvo regresarás»), pero también el tópico latino del ubi sunt – la búsqueda de los que ya no están -, el círculo eterno que es la vida como la pescadilla que se muerde la cola, la inconsciencia y el carácter prometeico del ser colonizador. Todo ello en un relato que termina igual que empieza, como la vida, un eterno volver a empezar desde una visión trágica, desde la visión de Prometeo jugando a ser Dios y su posterior caída. En definitiva, Ray Bradbury, siguiendo los pasos de otros maestros como Hans Christian Andersen o Lewis Carrol, ofrece bajo una forma de cuento una crítica social, una enseñanza vital, el desengaño de una existencia que va en caída libre.

Tras varios libros reseñados de Tropo Editores, no puedo más que recomendar una retrotracción por parte de la editorial a usar una vocal que no ha tenido cabida todavía en su nombre, y con ello pasar de Tropo a Atrapa: ATrapa Editores. Todo en Tropo Editores es una trampa que atrapa, es un agujero a una caída que lleva al fondo de la Literatura.

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