Cuentos escogidos de Shirley Jackson

Por Pedro Pujante.

Shirley_Jackson_PortraitLeí por primera vez a  Shirley Jackson, autora norteamericana de la primera mitad del siglo pasado, en una antología de relatos fantásticos publicada por Atalanta. El cuento, La lotería, es quizá el más famoso de su producción y el que más comentarios suscitó desde el primer momento de su publicación y con posterioridad. Volví a encontrarme con el cuento en otra antología que sondeaba el universo literario de Kafka. Quizá es en este ámbito de lo extraño, lo abominable y el absurdo limítrofe con la atrocidad, donde mejor encaja dicho relato. Después comentaremos algo acerca de él.

En este volumen se recogen ocho cuentos y tres conferencias sobre el arte narrativo.

Los cuentos ahondan en diversos asuntos y quizá el único punto en común sea el estilo de la autora. Un estilo, por lo demás, que apuesta por la claridad, concisión y por la intriga despojada de artificios que entorpezcan la legibilidad.

En todos ellos, no obstante, encontramos oscuridad, una mirada lateral y cierto aire de soterrado suspense que parece buscar la complicidad del lector de un modo subrepticio, para poder envolverlo, engañarlo, introducirlo en el centro del propio bloque narrativo. Es en este sentido bastante evidente el mucho oficio que demuestra la autora, aunque algunos de los asuntos, a día de hoy, puedan quedar en banalidades,  y los argumentos, en esquemas de una historia que no llega a bosquejarse del todo.

Así, por ejemplo, en El amante demoníaco, nos zarandea en un ritmo frenético junto a una mujer en busca de una sombra, de un amante efímero que parece carecer de presencia. La locura de ella, la falta de datos que proporciona el narrador, la ambigüedad general de la historia consiguen, con gran economía verbal, sumergirnos en un relato extraño, que a pesar de su formato más o menos realista nos hace divagar y conmovernos como si en un episodio onírico nos encontrásemos. Todo el cuento se halla en continua tensión, en un límite que va desde lo plausible a la duda, de lo real a la locura.

Y quizá sirven las líneas anteriores para definir la poética de los cuentos de Jackson, cuando nos referíamos a esa tensión, ese paseo por los límites, ese deambular por un interregno de luces y sombras que desconcierta al lector.

En otros cuentos la ambigüedad es una construcción que opera hacia un final premeditado. Inesperado, sorprendente o escalofriante. Charles es un delicioso relato con niños como protagonistas que nos volteará en la última línea. Otro final inesperado está también construido a la perfección en el cuento La muela, una pieza a la que con menos páginas el resultado hubiese sido igualmente sorprendente, pero que no obstante no deja de ser un buen ejemplo de cuento con giro inesperado que nos obliga a volver sobre la lectura en busca de claves que quizá hayamos pasado por alto.

Y sobre todo la pieza maestra del volumen, el cuento que mencionábamos al comienzo: La lotería. Un relato que parece dibujar una pesadilla kafkiana con los elementos de la narrativa gótica de un Hawthorne sin moralina,  y que quizá sea una de las historias más escalofriantes jamás escritas.

11De hecho, en una de las conferencias que incluye el volumen se habla sobre las reacciones que el cuento suscitó entre los lectores de finales de los 40.

Se incluyen también algunos textos que versan sobre arte de narrar cuentos, en los que la autora expones sus puntos de vista, sus técnicas, consejos prácticos para la redacción literaria y que, conjuntamente con los otros relatos, son un buen prolegómeno a la obra de Shirley Jackson, una de las autoras más intuitivas, pulcras y singulares de las letras americanas del siglo XX.

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