Ocho de los mejores libros póstumos de la historia

  1. Saga «Millennium» (Stieg Larsson)

    Uno de los casos más paradigmáticos de narrativa póstuma y una historia digna de una película, cruel y sorprendente a partes iguales. Cuando el sueco Stieg Larsson murió a los 50 años, víctima de un infarto, acababa de entregar el manuscrito de su tercera novela de lo que había concebido como una saga, «Millennium».

    Larsson, víctima de los malos hábitos (demasiadas horas en el trabajo, demasiado tabaco, café y comida y basura) no pudo saborear el éxito instantáneo y descomunal de sus tres novelas: «Los hombres que no amaban a las mujeres», «La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina» y «La reina en el palacio de las corrientes de aire».

    Superventas en todo el mundo, fenómeno editorial en España, «Millenium» también ha sido llevada al cine, primero como trilogía en su país y más tarde en Hollywood, con la versión que David Fincher rodó de la primera de las peripecias de Lisbeth Salander y Mikael Blomqvist.

  2. «La conjura de los necios» (John Kennedy Toole)

    John Kennedy Toole (1937-1969) tampoco vivió para ver su obra publicada. Fue, de hecho, su incapacidad para que una editorial aceptara su manuscrito lo que acabó hundiéndole en una depresión que, en último término, le condujo al suicidio.

    Años después de su muerte, en 1980, gracias a la insistencia de su madre, el manuscrito vio finalmente la luz. Y lo hizo para alcanzar la posteridad: «La conjura de los necios» es hoy una obra aclamada, podría decirse que de culto, que en el 81 obtuvo el Premio Pulitzer y alcanzó el éxito editorial.

    Tal vez las andanzas de su estrafalario protagonista, Ignatius J. Reilly, se convirtieron en un obstáculo demasiado insalvable para su publicación hasta que el autor Walker Percy puso el empeño necesario. Reilly es un ser peculiar, que vive encerrado en su casa junto a su madre, rellenando cuadernos, cuando no se lanza a la calle para desencadenar las situaciones más insospechadas. Una novela inclasificable, capaz de trascender su época y convertirse en un clásico imperecedero.

  3. «Al romper el alba» (Ernest Hemingway)

    «Adiós a las armas», «Por quién doblan las campanas», «El viejo y el mar». Ernest Hemingway publicó lo suficiente en vida (aunque su producción no fue ingente) como para ganar el Nobel y un Pulitzer y ocupar un puesto en el Olimpo de la Narrativa.

    Pero a este periodista y escritor amante de los toros, que se quitó la vida con 61 años, le quedaron ideas en el tintero y folios en el cajón. «Al romper el alba» fue uno de esos trabajos que se quedaron sin publicar en vida de Hemingway. Como peculiaridad, la obra la concluyó su hijo Patrick, encargado además de publicarla en 1999, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su padre.

    «Al romper el alba» nos traslada a África para describir los conflictos que surgen en el seno de un matrimonio durante un safari. La publicación de la novela tuvo una acogida negativa, en la medida en que Patrick Hemingway había completado o reelaborado el material.

  4. «Claraboya» (José Saramago)

    Otro Premio Nobel en la lista. 87 años tenía el portugués José Saramago cuando la muerte le sorprendió en Lanzarote en 2010. Casi nueve décadas de vida. Y, aún, así, material inédito, páginas sin publicar: las que componen «Claraboya».

    Publicada de forma póstuma en 2012, pese a coronar una trayectoria fue, en realidad, paradójicamente, su germen. Saramago escribe el manuscrito en 1952, con 31 años. Lo envía a una editorial que lo rechaza y solo pasadas cuatro décadas, ya consagrado, le llega el ansiado sí.

    En medio, el desengaño y el alejamiento: hasta 1977 no publica su primera novela, «Manual de pintura y caligrafía». El lanzamiento de «Claraboya», ambientada en Lisboa, y que anticipa los personajes y temas de la obra del portugués, fue un empeño de la Fundación que lleva su nombre. Una bonita forma de cerrar la elipsis que durante dos décadas apartó a Saramago de una trayectoria que, por suerte, retomó a tiempo.

  5. «Persuasión» (Jane Austen)

    Jane Austen, autora de las archiconocidas «Sentido y sensibilidad» y «Orgullo y prejuicio», falleció en 1817, con solo 41 años, por lo que no llegó a ver publicados todos sus trabajos, aunque sí los que le dieron fama y éxito ya en vida (no llegó a ver, obviamente, cómo sus novelas eran adpatadas una y otra vez al cine).

    Entre su producción inédita figuran «La abadía de Northanger» y«Persuasión», dos obras conectadas, no solo por el hecho de que su hermano y agente literario, Henry, se encargó de publicarlas de forma conjunta, sino porque su temáticas las emparentan. Ambas están ambientadas en la localidad turística de Bath, donde Austen residió durante varios años.

    En «Persuasión» encontramos una de las típicas historias de Austen, con protagonista femenina a la que se ha pasado el momento (tengamos presente la época) de casarse, y que sin embargo recibe una segunda oportunidad en forma de pretendiente. El libro sirve, como también es habitual en la bibliografía de Austen, para describir el entorno familiar y las costumbres de la Inglaterra previctoriana.

  6. «Confieso que he vivido» (Pablo Neruda)

    El chileno Pablo Neruda (Parral, 1904 – Santiago, 1973), uno de los poetas más destacados del siglo XX, Premio Nobel en el 71, cuenta con una ingente bibliografía publicada de forma póstuma. Principalmente poemas, pero también un volumen de memorias bajo el título«Confieso que he vivido».

    Se publicó un año después de la muerte de Neruda y abarca prácticamente hasta el último día de su vida. Casi 70 años de una existencia en la que se dieron la mano poesía y política, versos y compromiso. Marcada, además, por los miles de kilómetros que recorrió durante los múltiples viajes en los que le embarcaron la carrera diplomática, primero, y el exilio, después.

    Una muerte, la de Neruda, que sigue rodeada de un halo de misterio, después de que un juez decidiera practicar nuevos análisis, ante la posibilidad de que el poeta no muriera, como señaló la versión oficial, a causa de un cáncer.

  7. «The family glass» (J. D. Salinger)

    «El guardián entre el centeno» catapultó a la fama a J. D. Salinger, novelista neoyorquino que siempre será recordado por este trabajo, un clásico desde su publicación en 1951; pero que también forma parte del imaginario colectivo como ese hombre que reaccionó de forma airada al interrumpir un fotógrafo su reclusión voluntaria.

    La vida ermitaña llegó después para Salinger. Antes fue el éxito difícil de digerir de «El guardián entre el centeno». Fallecido en 2010, el tirón de su prosa no ha menguado: para 2015, en adelante, se anuncia la publicación de hasta cinco obras inéditas. Entre esas piezas inéditas figura una colección, «The Family Glass», que añadiría cinco historias nuevas a un conjunto de narraciones sobre la familia Glass, que aparecía en «Franny and Zoey».

    Otra colección incluiría versiones retocadas de una obra conocida pero aún no publicada, «The Last and Best of the Peter Pans», en la que aparece la familia Caulfield: Holden es el inolvidable protagonista de «El Guardián entre el centeno».

  8. «La cartera del cretino» (Kurt Vonnegut)

    «La cartera del cretino» o, lo que es lo mismo, Kurt Vonnegutinédito. Seis relatos cortos, otro relato corto inacabado y un breve ensayo componen esta antología publicada este mismo año, 2013, 6 después de la muerte del autor de «Matadero cinco».

    Un hecho particularmente traumático marcó la existencia de Vonnegut:el bombardeo de la ciudad alemana de Dresde en 1944, que vivió en primera persona, como prisionero de guerra, y que se convirtió en la espoleta de su mejor trabajo, «Matadero cinco». «La cosa más parecida que hemos tenido a un Voltaire», dijo sobre Vonnegut otro autor, Tom Wolfe.

    Junto a «La cartera del cretino», un buen puñado de relatos cortos de ficción del escritor de Indianápolis han ido viendo la luz a partir de 2008 en forma de colecciones que amplían la producción de un autor singular, cuya escritura quizás no sea del agrado de todos los públicos, pero seguramente esto forma parte de su atractivo.

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