Recetas para astronautas, de Basilio Pujante

Por Pedro Pujante.

astronautasEl murciano Basilio Pujante (1982) es doctor en literatura, precisamente con una tesis sobre el microrrelato. Y a pesar de que este es su primer libro, sus microrrelatos son bastante conocidos, porque Basilio es un habitual de los recitales dedicados a dicho género.

Y aunque ya conocía parte de su producción –recitales, publicaciones de revistas y fanzines-, me alegra el poder tener, en un volumen, recogidas algunas de sus mejores piezas narrativas, y que haya dejado de ser ese escritor inédito y bartlelbiano, que parecía resistirse a regalarnos a sus fans un libro. Cuando le preguntaba yo: “¿y un libro para cuándo, Basilio?” Siempre me respondía, como Rulfo, como el propio Bartleby: “¡Es que soy muy perezoso para escribir!” Me alegro de que haya vencido su bartlebismo.

En estas recetas hallará el lector una serie de 27 relatos, ascendentes en extensión, que van desde las seis palabras del primero hasta la nouvelle o cuento largo de treinta páginas final titulada El tema del doble. Aunque en algunos, sobre todo en los más breves, hay un juego, un efecto que acerca la pieza al aforismo, a la alegoría (Ruinas) o al texto poemático (Aislado), en su mayoría se aprecia un interés por mantenerse en línea con una narratividad clásica. Pujante, en este sentido demuestra una gran capacidad para condensar una historia, y en pocas palabras ganarse al lector, como dijera Cortázar, por KO, y no dejar ni un cabo suelto, ni una frase descolocada o innecesaria.

Los asuntos de estas minificciones son variados: desde el trampantojo autobiográfico –historias más o menos reales en las que su protagonista es un estudiante de doctorado en el extranjero-, la literatura fantástica, heredera de Cortázar, Borges o el pastiche. La memoria, el pasado, la infancia, la inocencia del primer amor son materiales narrativos con los que Basilio elabora sus relatos. Algunos cuentos como 15 de agosto o El amor a los seis años son hermosos ejemplos, historias atravesadas por el recuerdo, la nostalgia, y en las que Basilio Pujante, además de un buen narrador, se muestra con una sensibilidad apabullante.

En su poliédrica personalidad de escritor también hay espacio para la ironía más desenfadada.  El lector disfrutará y se sonreirá con algunos de los microrrelatos más breves, pequeñas pirotecnias verbales, –Verdaderos amor, Acaso puedes, por ejemplo- que impactan por esa contenida potencia, por esa inteligencia al servicio de la fugacidad, de la felicidad, ironía desafiante… Además, como el estilo de Pujante ya se muestra depurado y si artificios, su prosa es diáfana. El autor no ha buscado el exotismo ni acusa un barroquismo muy típico en los primeros narradores. Al contrario, este libro es maduro y nos muestra a un autor en el dominio de su escritura.

Y si bien los textos del comienzo, los más cortos, son grandes obras, quizá el verdadero narrador se va descubriendo a medida que avanzamos en el libro. En el transcurso de la lectura de estas Recetas el lector irá comprendiendo que Pujante tiene mucho que contar. Fiel a su estilo directo, en busca de contar una historia sin malabarismos ni extravagancias, el autor desgrana algunas piezas deliciosas. Dios (una historia de amor), cuento con el que fue finalista del Rendibú, es una joya, un texto en el que el creador ha sido trasmutado en una hermosa mujer, fundando uno de esos credos de un solo miembro llamados amor.

El autor cuando estaba en uno de sus numerosos viajesBasilio usa la primera persona en algunas de sus mejores historias. Historias que, como decíamos al comienzo, tratan de refugiarse en un autobiografismo espurio, y que nos adentra en el marañoso mundo universitario. Jóvenes que, como le ¿ocurriera? a su autor, han de viajar a remotos países, a escuchar tediosas conferencias, conocer gente de toda calaña y en definitiva hacer de la literatura su vida y de la vida, fragmentos de su propia escritura. No es casual, en este sentido, en el que obra y biografía se (con)funden, encontrar la sombra alargada de Vila-Matas sobrevolando incesante por el último y más extenso de los cuentos: El tema del doble. Una nouvelle, quizá la pieza más trabajada del libro, en el que otra vez atendemos a las cuitas de un muchacho invitado a una conferencia en la fría Suiza. Pero esta vez, el juego de identidades cambiadas, mucho humor, sarcasmo y un ataque feroz a las instancias universitarias, hacen que no podamos dejar de leer hasta las últimas páginas, que disfrutemos en cada uno de los giros que se suceden y que comprendamos que Basilio Pujante es un narrador nato, conciso y con una destreza verbal que nos hará saborear leves píldoras de vitamina literaria para el viaje hacia ese otro país que es la ficción.

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