Felipe Benítez Reyes retorna a la novela con «El azar y viceversa»

«Acabé soñando, como era natural, con la mujer de mi jefe. Soñé con ella dormido y despierto. Llegué a escribirle unos cuantos poemillas, más a la manera de Bécquer que a la de Catulo. Me hice pajas sombrías pensando en ella. Pensando en sus pies fríos. En su espalda blanca y fría, repleta de lunares».

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Tras un largo paréntesis de casi una década, en el que frecuentó otros géneros como la poesía o el relato, Felipe Benítez Reyes regresa ahora a la novela con El azar y viceversa (Editorial Destino). Para ser precisos, nueve años después de que recibiera el Premio Nadal 2007 por la celebrada Mercado de espejismos. Esta es la historia de Antoñito, Antonio, el Rányer, Padilla, Jesús o finalmente Toni: la variedad de los apelativos tiene que ver con la identidad asumida en cada peripecia o etapa de su propia vida… Un menesteroso, un buscavidas con algo de pícaro crecido en un entorno hostil que aprende a la fuerza a sacar partido tanto de los caprichos de la fortuna como de las adversidades. Y a adaptarse a una realidad que le fascina y le extraña a partes iguales.

«A los dos meses de morir Franco –suceso que fue celebrado en el Hades con una ronda de cerveza a cuenta de la casa y con brindis más o menos furtivos– cumplí los dieciocho. Me apresuré a solicitar en comisaría el carnet de identidad, que era el salvoconducto para las rutas complicadas de la noche, aunque yo andaba por entonces con el bolsillo bastante endeble, por lo dicho de mi retirada del hampa».

En la mejor tradición de la novela picaresca, el héroe de esta novela desempeñará todo tipo de oficios, servirá a muchos amos, más o menos deshonestos, recurrirá a las trampas y a los trapicheos por pura necesidad e irá a la deriva tras los ensueños, a veces malogrados y a veces cumplidos. Todo eso sin perder jamás el rasgo que lo define mucho más que su cabello pelirrojo: un optimismo melancólico a toda prueba con el que se sobrepone al cualquier golpe adverso de la suerte. Y, como trasfondo de ese largo proceso de aprendizaje, se alzan los claroscuros del tardofranquismo y los equívocos y aventureros años de la Transición, hasta llegar a nuestros días… Una vida marcada por los amores fugaces de su madre con oficiales o soldados de la base norteamericana de Rota, en cuyas instalaciones aprende, como camarero, las primeras y duras lecciones de la vida. La llegada de su detestado tío, que llegará a concejal del pueblo gracias a sus turbios negocios en los últimos años del franquismo. Los primeros porros y tripis, los primero amores, la rebeldía juvenil…

«Yo no sé… Cualquier vida es la historia mal contada de alguien que da tumbos en un laberinto trazado por un demente, sin saber que el demente es él. Cualquier existencia es un acertijo sin solución posible, pues la solución del acertijo es el acertijo mismo».

Felipe Benítez Reyes es autor de una obra literaria que abarca casi todos los géneros, ha obtenido distinciones tan prestigiosas como el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura. Entre sus novelas cabe destacar Humo (Premio Ateneo de Sevilla en 1995), La propiedad del paraísoEl novio del mundo y El pensamiento de los monstruos. Su obra poética está reunida en el volumen titulado Trama de niebla. Sus libros han sido traducidos y publicados en Francia, Italia, Rusia, Rumania, Portugal y Estados Unidos. Con Mercado de espejismos obtuvo en 2007 el Premio Nadal.

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El azar y viceversa.  Felipe Benítez Reyes.  Editorial Destino, 2016.  512 páginas.  21,00 €

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