Así como el collage en las pinturas de Picasso y el ready made en las esculturas de Duchamp resultaron técnicas decisivas para manifestar una realidad análoga a los sueños, la escritura también sostuvo un encuentro con el “pensamiento autómata puro de la mente”, el Surrealismo, a través de la técnica del Cut Up.

Creada por el poeta Tristan Tzara, se basa en la descomposición de un texto primario, por medio del recorte azaroso de palabras, para formar nuevas oraciones y así generar un nuevo escrito. Se trata de un proceso de extracción y reconstrucción de un nuevo sentido del lenguaje, con base en la intuición caótica y el libre flujo creativo.

El redescubrimiento de esta técnica se le debe a Brion Gysin, quien le mostró el método a William Burroughs y este, a su vez, lo propagaría entre decenas de músicos y artistas que fueron influenciados por su figura. Originalmente esta técnica consistía en recortar una o varias palabras de una obra impresa y pegarlas al azar en un nuevo papel. Sin embargo, Gysin modernizó la idea utilizando un generador de secuencias al azar por computadora, mediante el cual realizó sus famosos poemas de permutación, y junto a Burroughs creó, bajo este método, una larga serie de escritos y grabaciones.

Burroughs definía al Cut Up como un arte para filtrar el futuro entre líneas; advertía que todo lo grabado puede ser editado, así como la realidad misma. En este sentido, se trata de un método para reimaginar la realidad a partir de su la deconstrucción aleatoria de su semántica.

Cuando Genesis P-Orridge y David Bowie comenzaron a usar la técnica, el cut up pasó de ser un instrumento puramente literario a permear la escena musical. Una especie de “Tarot occidental”, lo llamaba Bowie, tanto como herramienta para componer, como medio para buscar la inspiración. Muchas de sus canciones están compuestas bajo este método, pues le permitía disponer de “una lista de ingredientes para crear una historia”.

Otra de las grandes figuras que por aquellos momentos recurriría al Cut Up fue Bob Dylan, quien utilizaba está técnica para canalizar su veta francamente literaria. El fantasma de la electricidad aullaba en los huesos de su rostro”, escribió bajo este método. Iggy Pop, Joy Division e incluso The Beatles (que utilizaron la técnica para recortar las cintas de una grabación de orquesta y volverla a ensamblar), fueron ejemplos que sublevaron el azar inconsciente sobre el orden consciente dentro del proceso creativo.

Pero la brecha que comenzó en aquellos años continuó décadas después. Kurt Cobain, quien tuvo la oportunidad de conocer y colaborar con Burroughs fue uno de los máximos exponentes en los 90’s de la literatura cut up, declarando que sus letras resultaban de recortes de poemas suyos. Más tarde, Thom Yorke imitó la supuesta forma en que se dio por primera vez la técnica entre los surrealistas, sacando recortes de palabras de un sombrero para escribir el álbum completo de KID A.

Aunque resulte difícil pensar que el lenguaje escrito puede no requerir de la razón, de una sintaxis lógica para llegar al entendimiento de las ideas, cada una de estas referencias musicales demostró la fructífera relación entre lo aleatorio, lo auténtico y lo literario. Y en este mismo sentido el Cut Up se confirmó como un vehículo creativo para modificar los códigos de una realidad convenida en torno a la razón lineal.