Casa Grande (2014), de Fellipe Barbosa

 

Por Jaime Fa de Lucas.

casa grande cartelEl primer largometraje de ficción del joven director brasileño Fellipe Barbosa nos adentra en la caída en bancarrota de una familia de clase alta que vive a las afueras de Río de Janeiro. Este hundimiento familiar coincide con el periodo crítico que vive Jean, el hijo mayor, pues está a punto de cumplir 18 años y es hora de tomar decisiones y de descubrir cosas nuevas. La sobreprotección familiar y sus restricciones entrarán en conflicto con las ansias de libertad del joven, harto de ser tratado como un niño. Esta tensión paternofilial se verá acrecentada por los problemas económicos que anegan a la familia.

La principal reflexión que deja entrever la película –ojo spoiler–, es que las personas humildes tienen más humanidad, más corazón, menos barreras mentales que los ricos y que el propio Jean pertenece más a ese mundo que al de sus padres. Esto se ve ejemplificado por su facilidad para ir en autobús al instituto, una vez que el chófer ha sido despedido, pues si bien a los padres les parece una tragedia, a él le parece normal. Otro ejemplo de esto es que la novia es morenita de piel, lo que subraya el carácter de Jean y la poca importancia que le da a la supuesta diferencia de razas, incluso en un principio pensaba que ella vivía en la favela y le daba igual. Desde el punto de vista humano, cuando Jean visita en la favela al que era su chófer y lo abraza, queda patente que el chófer es una figura paterna más importante que el propio padre. Otro momento importante es el final de la película, cuando Jean acaba acostándose con la que fue su criada y la escena final, como se puede ver en el cartel de la película, muestra a Jean sentado de forma relajada en la ventana con un montón de favelas de fondo, como si perteneciera más a ese lugar que a la “casa grande” en la que vivía.

En el film también se cuestionan aspectos como la aprobación de las cuotas raciales que permiten acceder a los ciudadanos “de color” a la Universidad obteniendo becas. La familia de Jean, que representa a los ricos, no está de acuerdo con esto ya que ellos tuvieron que luchar para ganar dinero y poder pagarse el acceso a la Universidad. Se menciona algo de una deuda histórica por la esclavitud, pero más allá de una discusión a la hora de comer y un debate entre chavales de instituto que no profundiza demasiado, no se reflexiona lo suficiente en esa dirección. Esta idea, o intento de establecer algún tipo de opinión sobre una reforma social, no llega a cristalizar.

Algo que se podría achacar es la falta de agitación crítica, la incomparecencia del factor subversivo, y más considerando lo que sucede en Brasil. Los datos dicen que el 50% de los ingresos del país están en manos del 10% de la población; en Río de Janeiro, el 20% de los habitantes vive en favelas; y a esto hay que sumarle la corrupción política y algunas de las decisiones discriminatorias del Gobierno. Si tenemos en cuenta estos niveles de pobreza, sumados a la delincuencia y a la corrupción, así como las enormes diferencias existentes entre ricos y pobres, tocar un tema como la diferencia de clases y no desarrollar una perspectiva más crítica es algo cuestionable, como si apartáramos la vista para ignorar lo evidente. No creo que sea un defecto de la película, pero sí algo que se debería exigir a directores jóvenes que intentan esbozar un retrato social de una ciudad o de un país con esta problemática. Entiendo que es un director joven y todavía tiene mucho que decir, pero es precisamente a la juventud a la que hay que exigir impulso para cambiar el sistema.

En general, Fellipe Barbosa y su equipo han hecho un buen trabajo. El ritmo de la película es agradable, la fotografía está muy cuidada, los actores, salvo en alguna ocasión puntual, cumplen su labor, el guión es bastante sólido… Una película que se desliza suavemente y que alcanza su fin de manera triunfal, especialmente por el sentido de dirección que otorga la escena final. Quizás la reflexión que lanza Barbosa sobre la riqueza en un país plagado de pobreza sea demasiado liviana, poco incisiva, conformista, pero a pesar de ello la película deja buen sabor de boca, ya que tanto el apartado técnico como el narrativo funcionan a la perfección.

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