Fuera de campo

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FUERA DE CAMPO

Pablo García Casado: la belleza y el sentido

Visor

 

Por José de María Romero Barea

 

Cuando Pablo García Casado (Córdoba, 1972) surge como poeta, lo hace con una de esas voces reconocibles al instante: implacable, describe la vida en ciudades de provincia “con sus miles de citas a ciegas”, sus habitantes deshechos por el alcohol, la vana esperanza, la suerte adversa. El estilo de su primer poemario, Las afueras (1997), registra todos los detalles con la misma intensidad neutral, la misma precisión desapasionada. Sus personajes luchan por aferrarse a lo que odian. Sus parejas “buscan un solar en las afueras”, “su propio pedazo de cielo”. El único alivio parece encontrarse en el fondo de un vaso, en “esos bares supermercados desnudos de la noche”.

El viejo Nuevo mundo, sus pueblos desolados y sus parques de caravanas son en el paisaje del siguiente libro de poemas El mapa de América (2001), un mundo que ningún escritor en castellano había evocado antes con tanta honestidad. Algunos de los mejores escritos sobre la enfermedad se encuentran en los poemas de este libro: la depresión “después de una vida de baldosas quebradas”, el “dolor // de uniformes guardados en naftalina” de las clínicas, las traiciones (“agencias de trabajo y otros basureros del espíritu”), la resignación (“mete tu corazón en esa bolsa de plástico / guarda la bolsa en tu taquilla deja la llave al encargado”).

La del poemario en prosa Dinero (2007), por último, es una escritura despojada de pretensiones. Directa y contundente. El lenguaje es coloquial, pero no de una manera consciente o auto-condescendiente. Casado entiende que la verdadera agonía del materialismo es su tristeza: “No es un ambiguo sentimiento de angustia, es dinero”. Se ocupa de los repentinos cambios de fortuna, pero sabe que el daño real se encuentra en la infinitud, en la lenta asfixia de la imposibilidad, “la soledad de los programas nocturnos (…) hombres con cuchillos afilados, mujeres con dentadura postiza”.

La lectura ininterrumpida de los tres libros en el volumen Fuera de campo (Visor libros, 2013. Prólogo de Antonio Lucas), revela que su poesía es una meditación sobre las cosas que conforman nuestra vida: la soledad, el miedo, la esperanza, la pérdida, pero también el amor. Sobre todo el amor: “… tú me mantienes con vida. La boca que se dibuja cuando estoy a punto de abandonar. Tú, la belleza y el sentido” (“Himno”, Dinero). Como escribiera F. S. Fitzgerald refiriéndose a Gatsby, Casado posee un “don extraordinario para la esperanza”. No importa dónde o con quién has estado, parece decirnos, hay otra vida, más dulce que la que tenías. Hay que trabajar duro, te costará llegar a ella, pero no temas: te pertenece.

 

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