Dos derrumbes familiares en la literatura

Por Sonia Rico.

Rueda formada por manos sujetando la muñeca del brazo de al lado. Unión. Equipo. Horizontal

Las familias y sus entresijos han sido y son, con frecuencia, el tema favorito y obsesionante de algunos escritores. Y es que en las familias hay secretos (en todas), relaciones personales complicadas, recelos y amor, mucho amor, también. En los casos de estas dos novelas asistimos, con angustia, al declive de dos familias con diferentes puntos de partida históricos y geográficos, y es interesante ver cómo, por diferentes causas, todo se viene abajo.

La primera novela a la que me voy a  referir es Los Buddenbrook de Thomas Mann. Publicada en 1901 cuando el autor solo tenía 25 años, tuvo un éxito rotundo. Mann consiguió el Premio Nobel y le fue concedido según las palabras del jurado” principalmente por su gran novela Los Buddenbrook”. Narra la decadencia de una próspera familia de comerciantes de Lübeck entre los años 1835 y 1877, abarcando cuatro generaciones de la familia. Parece que el autor se inspiró en la historia de su propia familia, y está ambientada en una ciudad muy parecida a su Lübeck natal.

A principios del siglo XIX, Johann Buddenbrook contempla orgulloso a su hijo y nietos. Único vástago del fundador de una prestigiosa empresa de importación y exportación de cereales, sabe que ha triunfado como comerciante y que sus herederos todavía harán más grande su imperio económico. Al comienzo de la novela la familia está en el punto álgido de su carrera como comerciantes, reconocidos por sus conciudadanos y respetados por su trabajo y su fortuna. El último descendiente varón de la familia muere a los dieciséis años víctima del tifus, y empieza así la decadencia de una estirpe anquilosada en las tradiciones y en el orgullo. Thomas Mann expone en esta obra la lenta gestación de esa decadencia, la progresiva asunción por parte de algunos de sus miembros de la fugacidad de ese momento de gloria que alcanzaron.

La segunda novela es la Joyce Carol Oates, cuyo nombre ha sonado varias veces para el Nobel sin conseguirlo (de momento). La autora de más de 30 novelas goza de mucha popularidad en España y es considerada una de las mejores escritoras norteamericanas del siglo XX. Su novela Que fue de los Mulvaney, nos cuenta la historia de una familia americana de zona rural que al principio lleva una vida feliz e incluso envidiable. Todo iba bien para los Mulvaney hasta que la hermosa Marianne es forzada por un chico en el baile del instituto. El padre, que creía haber alcanzado una posición social y reconocimiento comprueba que no es así al no lograr el castigo del culpable y encuentra en el alcohol la única salida a sus problemas. Marianne es enviada a vivir lejos con unos familiares y la familia se disgrega progresivamente. El negocio va de mal en peor hasta terminar en la banca rota; finalmente incluso se ven obligados a vender la granja, símbolo de su estabilidad. La tragedia final es predecible.

Ambas lecturas son retratos de unas sociedades, de un tiempo, del alma humana y es inevitable asistir a la decadencia narrada en ellas sin sentir lástima y esperando a que ocurra algo inesperado para que cambie el destino de estas familias, que se adivina desde el principio. No por ello dejamos la lectura, al contrario, queremos saber qué les pasó, qué les llevó al fracaso, y quizás aprender de sus errores para que no nos pase lo mismo.

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