La Joven Compañía rompe amarras en busca de "La isla del tesoro"

Por Horacio Otheguy Riveira
Aventuras de piratas que fueron escritas en el siglo XIX llegan ahora al teatro con el brío y la creatividad de 13 intérpretes que viven a fondo, entre sus propios recursos y los de sus personajes, la excitante travesía, colmada de peligros, de la niñez a la edad adulta.

 

Una gran novela es adaptada por una escritora británica con versión española de un hombre de teatro de reconocido prestigio: un pack que el director José Luis Arellano entregó a La Joven Compañía. El resultado es un espectáculo de aventuras en vertiginosas empresas donde la codicia, el odio y la amistad conforman un paisaje humano que puede divertir y emocionar a niños y adultos por igual.

Se atraviesan sórdidos mesones, peligrosas tormentas, noches de espanto, graciosos encuentros con personajes alocados… y, entre no pocas sorpresas, en pos del tesoro una chica vestida de chico es la principal guía, la divertida, valiente e ingeniosa alma mater de toda la peripecia en manos de María Romero, una actriz que ya aplaudimos en anteriores empeños como El señor de las moscas, donde asumió la personalidad de un niño indefenso, y luego en Proyecto Homero, donde fue una magnífica Helena de Troya, símbolo de belleza y placer sexual, enérgica e independiente… a merced de los caprichos de los hombres. Su talento va conformando una fuerte personalidad que une capacidad de trabajo a un carisma imprescindible para hacer del escenario un hogar que deseamos visitar para deleitarnos con personajes inolvidables.

María Romero y Nono Mateos en una de sus muchas escenas como Jim Hawkins y el pirata Long John Silver, respectivamente.

El trabajo de María Romero resulta clave en la muy dinámica puesta en escena de Arellano. Comprende el director que ha de forjar la fuerza de esta criatura primero junto a su abuela, y luego con fascinante inocencia al convertirse en compañera inseparable del temible pirata Long John Silver (interpretados brillantemente ambos personajes, abuela y pirata, por Nono Mateos). Seguir de cerca a María significa alumbrar una peripecia con notables variantes escénicas.

La lógica tendencia coral de La Joven Compañía encuentra aquí unas posibilidades singulares que aprovechan con imaginación y mucho sentido del humor el hándicap de las edades de los intérpretes que deben ocuparse de personajes mucho mayores. Si en Proyecto Homero se las ingeniaban para aportar el inevitable “toque” de adultos metidos en situaciones muy complejas y un tipo de aventura muy alejada de las fantasías adolescentes, esta vez, lanzados hacia la conquista de La isla del tesoro, novela escrita en 1883, se exhiben sin tapujos en la misión de muchachos que se convierten en aventureros de otro tiempo y edad, participan en los cambios escenográficos, son seres inquietos en cuerpo y alma que convencen al público de los ribetes de la historia que se representa, y a la vez jóvenes actores con bullente energía dentro de muy sabios límites. Teatro en el teatro, pero con una clara limitación para que el juego de ficción y realidad no se desborde (algo que últimamente sucede con excesiva frecuencia en bastantes funciones), y el espectador pueda permanecer atento a las muchas situaciones que se presentan sin distracciones ajenas a la obra.

Difíciles malabares escénicos elaborados con mucha precisión, aprovechando al máximo las posibilidades de cada intérprete y una muy lograda intervención del diseño de iluminación de Juanjo Llorens (De un tiempo a esta parte, Misántropo, Navidades del Price 2015) y una producción de videoescena (Elvira Ruiz Zurita) sensiblemente atractiva porque ilustra, sugiere, comenta, siempre sin palabras, aportando un delicado contexto visual en interesante contraste con el vehemente devenir de acciones que protagonizan los actores.

Tras las huellas de una actriz con un futuro muy prometedor como María Romero (a quien esta adaptación le regala la versión femenina del protagonista de la novela, Jim Hawkins), todo el equipo de 13 intérpretes conforma un paisaje humano que, como sus personajes, abominan de las supersticiones y transforman los miedos en insólitas fortalezas. Humor y aventuras con piratas, barcos, luchas, traiciones y sólidas amistades entre muchas buenas ideas que enriquecen la novela, dando al fenómeno teatral una gozosa oportunidad.

 
 

LA ISLA DEL TESORO

Autor de la novela homónima Robert Louis Stevenson
Adaptación teatral Bryony Lavery
Versión y traducción José Luis Collado
Dirección José Luis Arellano García
Escenografía/vestuario Silvia de Marta
Iluminación Juanjo Llorens (AAI)
Música y espacio sonoro Luis Delgado
Videoescena Elvira R. Zurita
Coreografías Andoni Larrabeiti
Caracterización Chema Noci
Intérpretes: Alejandro Chaparro, Yolanda Fernández, Víctor de la Fuente, Jota Haya, Pascual Laborda, Rosa Martí, Nono Mateos, Juan Carlos Pertusa, Álvaro Quintana, María Romero, Cristina Varona, Álex Villazán, Jorge Yumar
Dirección artística David R. Peralto
Dirección de producción Olga Reguilon
Dirección técnica David Elcano
Dirección de comunicación José Luis Collado  
Dirección de imagen Juanma Carrillo
Asesor videoescena Álvaro Luna (AAI)
Márketing y desarrollo Pedro J. Sánchez
Fotografía de escena David Ruano
Fotografía de ensayo Samuel García (@SamuelGarAr)
Teatro del Centro Cultural Conde Duque de Madrid. Del 24 de enero al 25 de febrero.
 

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