Literatura Violeta: Gormanda de Montpellier, la trovadora occitana

Por Pilar Martínez Manzanares. @pilar_manza

La corte de Occitania fue una de las más importantes en cuanto a cultura trovadoresca podemos referirnos. Miles de trovadores recorrieron sus salas con historias de caballeros de armadura brillante, heroínas blandiendo espadas pesadas. Sin embargo, una trobairitz se erigió como fiel representante de este arte ante el asombro de los presente, su nombre era Gormonda de Montpellier.

Las trobairitz componían, escribían versos, cantaban y recitaban en las corte de Occitania. En la historia de la música se destacan por ser las primeras compositoras conocidas de música secular occidental; todas las compositoras previas conocidas escribían música sacra. Formaban parte de la sociedad de la corte, en comparación a sus contrapartes de las clases bajas las joglaresses. Si bien a menudo los trovadores provenían de familias humildes, es probable que las trobairitz eran de ascendencia noble.

Estas mujeres eran educadas habitualmente en monasterios. De hecho, en el monasterio de Ratisbona hubo en el siglo XI un grupo de jóvenes alumnas que dejaron testimonio de su nivel cultural: versos compuestos en latín que dictaban las normas de comportamiento noble, cortés y culto dirigidas a los hombres que las pretendiesen en relación.

La música era tan esencial como las palabras, y además debían saber componer. Eran hábiles en el arte de entretener, conversar y escuchar, y debían saber danzar a su vez. Leían autores de su época y del pasado, de los cuales sacaban ideas para sus versos, ya fueran técnicas o temáticas.

Poco se sabe acerca de su vida. A pesar de ello, su obra Greu m’es a durar sigue siendo un texto de vital importancia en el mundo de la literatura.

Greu m’es a durar, quar aug tal descrezensa

Greu m’es a durar, quar aug tal dezcrezensa   

Dir ni semenar, e nom platz ni m’agensa,   

Qu’om non deu amar qui fai desmantenensa   

A so don totz bes

Ven e nais et es,   

Salvamens e fes. Per qu’ieu farai parvensa

E semblan quem pes.

Nous meravilhes negus si eu muou guerra  

Ab fals mal apres qu’a son poder soterra

Totz bos faitz cortes els encauss’ els enserra;  

Trop se fenh arditz,  

Quar de Roma ditz

Mal, qu’es caps e guitz de totz selhs que en terra

An bos esperitz…

En dicho texto en vez de culpar al legado apostólico Pelagio de Albano por el fracaso de la Quinta Cruzada, Gormonda culpó a la «estupidez» de los malvados. Además justificó la cruzada contra los herejes locales sobre la base que la herejía era más peligrosa que el Islam y que los herejes tenían corazones falsos. Su poema se enmarcaba dentro de los límites de la piedad ortodoxa y su posición, lejos de ser radical, era la que sostenía la Iglesia según lo expresaba el Papa Inocencio III y que reflejó el trovador contemporáneo Lanfranc Cigala.

Si bien no se conoce nada sobre Gormonda excepto lo que se puede colegir de su sirventés, es plausible que ella estuviera sumamente relacionada con el clero ortodoxo del sur de Francia y tuviera simpatía por el papado y la monarquía francesa. Posiblemente ella era una dominica.

Algo podemos confirmar, y es que Gormonda de Montpellier es una de las figuras más representativas en la literatura y la cultura trovadoresca. Escritura y música van de la mano, y, muy de vez en cuando, dicha unión se personifica en grandes importantes nombres como el de esta gran trobairitz.

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