5 rutinas de escritores que podemos aplicar a nuestra escritura


Escribir es un placer, pero todos los que disfrutamos de esta genial actividad sabemos que no  siempre es tan fácil estar inspirado y avanzar en las historias que preparamos con tanto ahínco
Sirva de ejemplo George R. R. Martin, que sea quedado atascado en el avance de su novela río Canción de hielo y fuego y, mientras la serie que la versiona sigue avanzando, la fecha de publicación de Vientos de invierno aún no está  muy clara.
Él mismo le preguntó a Stephen King y él le contó su rutina: escribir todos los días. Daba igual que fuera un lunes cualquiera  el día de Navidad. Parece que tanto él como otros  han  encontrado en la disciplina  la facilidad para  poder trabajar bien en sus obras.
Analicemos pues algunas de estas  rutinas y trucos y pensemos en sus pros y contras y si nos podrían servir a nosotros.
E. B.White decía que, si esperas a que se den las condiciones ideales, morirás sin haber puesto una palabra en el papel.
Héroe contra la distracción: casa ajetreada y él se metía en una habitación sin dar mucha importancia a las posibles molestias. SI se sentía incómodo, no recriminaba a nadie: se buscaba otro sitio dónde estar.
PODEMOS APRENDER DE ÉL: no es responsabilidad de los demás que nos concentremos. Si no tenemos esta capacidad de E. B. White, podemos buscar otros trucos: música, tapones, o marcharnos a una biblioteca.
Haruki Murakami: este genio se levanta a las 4 de la mañana para escribir ficción. Sí, las cuatro de la mañana. Mantiene una rutina de 5 o 6 horas de escritura y luego una disciplina férrea de correr 10 kilómetros. Para él, la repetición es la clave.
PODEMOS APRENDER DE ÉL: De él hablaremos más tarde, pero podemos aprender la importancia de tomarse de rutina de escribir en sí como un reto.
Hemingway: este autor era muy partidario de la primera hora de la mañana. Porque se trataba de momentos de silencio y de temperatura fresca, era más difícil adormilarse o desconcentrarse. Trabajaba hasta llegar  a un punto en el que sentía que sabía perfectamente lo que iba a suceder después, y ahí lo dejaba. Para él, combinaba una sensación de plenitud y de vacío que le recordaba a hacer el amor  con su pareja.
QUÉ PODEMOS APRENDER DE ÉL: esta idea de escribir es estupenda para enfrentarse  a los bloqueos de la forma adecuada y no abandonar la máquina de escribir con la sensación de frustración de no saber seguir. En su lugar, elige el momento opuesto. Suena fácil, pero estoy segura de que todos hemos dejado de escribir en momentos de bloque que nos han dejado cuando menos fastidiados.
Henry Miller: este escritor tenía algo parecido a un decálogo, y digo parecido, porque constaba de once pasos, que no se permitía saltarse  en su disciplina de escribir.

  1. Trabaja solo en una cosa hasta que la termines
  2. No empieces nuevos proyectos ni añadas nada nuevo a los que ya tienes terminados
  3. No te pongas nervioso: trabaja con calma, alegría y temeridad en lo que sea que andes metido.
  4. Trabaja de acuerdo a como te has programado y no de acuerdo a tu estado de ánimo. Detente a la hora que tenías pensado.
  5. Cuando no puedes crear, puedes trabajar.
  6. Cimienta un poco cada día en lugar de añadir nuevos
  7. Sigue siendo humano: queda con gente, ve a otros sitios, bebe algo si te apetece.
  8. No te conviertas en un caballo de tiro. Trabaja siempre con placer.
  9. Descarta tu programa de escritura si sientes que debes hacerlo, pero vuelve a él al día siguiente. Concéntrate, acorta y excluye.
  10. Olvida los otros libros que quieres escribir. Piensa sólo en el libro que estás escribiendo ahora.
  11. Escribir debe ser para ti prioritario y perpetuo. Pintar, la música, los amigos, el cine… todo eso va después.

QUÉ PODEMOS APRENDER DE ÉL: Lo bueno de Miller es que nos recuerda algunas cosas muy importantes: que tenemos que disfrutar escribiendo y que no debemos dispersarnos. Que también podemos seguir disfrutando de la vida. Que no todo es crear: podemos trabajar, por ejemplo, en la ambientación de nuestra historia si en un momento dado no nos sentimos tan inspirados. Y que casi seguro que al final tendremos que acortarlo un poquito.
Además, es especialmente interesante el consejo de terminar a la hora que nos habíamos propuesto. ¿Qué os parece a vosotros? Yo me confieso adicta a seguir escribiendo sin parar cuando siento que la escritura fluye y fluye.
Nathan Englander considera especialmente importante huir de las distracciones.
«Apaga tu celular. Honestamente, si quieres hacer el trabajo, tienes que aprender a desconectarte de todo. Sin mensajes de texto, sin correo electrónico, sin Facebook, sin Instagram. Sea lo que sea que estuvieras haciendo, páralo mientras escribes. Incluso me pongo tapones muchas veces cuando estoy solo en casa».
QUÉ PODEMOS APRENDER DE ÉL: Este consejo me parece genial para la escritura, pero también para la vida en general. Vivimos en un mundo de excesivas distracciones donde no podemos mantener una conversación con un amigo sin mirar el teléfono cada diez minutos, aunque haga cinco años que no nos vemos. Busquemos una forma de centrarnos en lo que hacemos en cada momento y todo nos saldrá mejor.
Karen Russel nos anima a pensar más en el tiempo de inmersión que en el número de palabras.
«Es más una cuestión de, ¿escribí durante cuatro o cinco horas de concentración absoluta?  ¿Al parar, no encontré ninguna distracción para sacarme del mundo de la historia? ¿Podría quedarme y seguir llenando las páginas de palabras sin decidir a mitad de frase que es más importante revisar mi correo electrónico,  “investigar” alguna pregunta en línea, o limpiar la parte de atrás de la nevera? (…)
Los períodos en los que la escritura es fácil e intuitiva son, por desgracia, raros. Pero creo que esa es probablemente la proporción común de alegría y desesperación de la mayoría de los escritores, y definitivamente pienso que si puedes hacer la paz con el hecho de que probablemente tendrás que tirar el 90 por ciento de tu primer borrador, puedes relajarte e incluso, casi, disfrutar de “escribir mal”.
QUÉ PODEMOS APRENDER DE ELLA: A no tomarnos tan en serio cada palabra. Si está mal, afortunadamente, ya que somos escritores, podremos borrar, añadir, reescribir. Y, por supuesto, esta escritora nos recuerda e goce de estar tan absorbido por una historia como para no querer pensar en nada más que en seguir adelante.
Está bien. A pesar de todo, sabemos que estas disciplinas son más sencillas cuando escribir es el centro de nuestro día y nuestra profesión. Que  la mayoría de nosotros combinamos la escritura con otras actividades —muchas veces para poder pagar las facturas—. ¿Cómo podemos aplicar todos estos consejos y algunos más para crear nuestra propia rutina?
Aquí van algunos trucos:

  • Llega al sentimiento y la convicción de que quieres hacerlo
  • Sé realista. Si llegas de tu trabajo mentalmente saturado, busca una actividad que te oxigene.
  • Es mejor hacer un poco todos los días que pegarse un atracón una vez al mes. Aunque sea, da una pincelada a tu cuadro literario. Una cada día, y a final de año tendrás 365.
  • Si tienes un día libre, reserva un poco más de tiempo entonces
  • Crea ese tiempo. Si no, siempre surgirán más planes.
  • Deja claro a todos que para ti escribir es una prioridad y que deben respetar tu momento, al igual que no te despiertan cuando estás durmiendo o no te interrumpen en una reunión.
  • Huye de las distracciones. Silencia el teléfono. O apágalo, sí, mejor.
  • Escoge un sitio ordenado, o pasarás la mitad del tiempo recogiendo en lugar de escribir
  • Si sales a  escribir fuera, elige bien el lugar
  • Guarda junto todo lo que escribas
  • Ponte una fecha de entrega
  • Busca tu propio hábito absurdo… o copia  los de otros escritores. Aquí te dejamos unos cuantos:
    1. Escribir de pie, como Philip Roth, Hemingway o Lewis Carrol. Eso sí, escoge bien el mobiliario
    2. Bebe café, o cerveza… aunque no te pases. Balzac se bebía 50 tazas de café al día. Con tanta cafeína en sangre creo que me temblaría la mano al coger la pluma.
    3. Escribe desnudo. Como hacía Víctor Hugo. Eso sí, este hábito es más recomendable si trabajas en casa o, en caso de salir a escribir fuera, si  como parte de tu trabajo deseas conocer  la comisaría de tu barrio.
    4. Pon música que ambiente tu escena. No la pongas muy alta si estás evocando un bar de death rock y son las 5 de la  mañana. Los  vecinos te querrán más.

 
¿Quieres saber más?
Puedes escuchar nuestro podcast dedicado a este tema aquí: Rutinas para escribir más y mejor

¿Necesitas ayuda para convertirte en escritor? No dudes en contactar conmigo y en consultar mis servicios para escritores.
Covadonga González-Pola
www.talleresliterariosonline.com
@CovaTLO

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