Los libros de la isla desierta: Don Casmurro, de Machado de Assis

Por Óscar Hernández Campano.

Es esta una novela que desde sus primeras páginas arrastra al lector a sentir una nostalgia que deviene casi vicio o culpa conforme avanza la lectura. Detrás de ese Don Casmurro que alude el título, y que se refiere a alguien cascarrabias, solitario, que refunfuña al mínimo comentario, gesto o mirada, se esconde un corazón dolido, dolorido, cuyas cicatrices aún supuran, muchos años después de sufrir las heridas que, como suele ser habitual, no por ser invisibles duelen menos. Son heridas en el corazón, en el alma instaladas, las que obligan a Santiago, Bento o Bentinho, de anciano conocido como Casmurro, un hombre serio, blindado, de porte adusto y trato duro, a reflexionar sobre el origen de ese hombre que lo mira en el espejo cada mañana. Así, con la intención de “unir los dos extremos de la vida, la adolescencia y la vejez”, Machado de Assis construye el relato de la edad primera de Bentinho, un zagal curioso, amable, cariñoso y enamoradizo que por una promesa de su madre con la divinidad, está condenado a ir al seminario y ordenarse sacerdote. Sin embargo, Bento no siente la llamada del Señor, sino la de una muchacha vecina de la casa, Capitu, diminutivo afectuoso de Capitolina, jovencita hermosa e inteligente, sensible y determinada que vivirá junto a Bentinho ese primer amor que nos marca de una manera especial y, a veces, trascendental.

El texto, repartido en multitud de pequeños capítulos que a menudo son una sucesión de anécdotas que recuerdan los capítulos de El Quijote o las novelas de antaño que daban títulos a sus capítulos en los que explicaban lo que se iba a leer a continuación, del estilo “De la visita que Doña Prudencia hizo a la casa”. De esa manera, Machado de Assis nos va mostrando los personajes que forman parte de la familia de los protagonistas, sus propias historias, los lugares que habitan, los momentos clave de la adolescencia de Bento y Capitu, y la evolución de ese amor tierno, ilusionante y también difícil. Los treinta capítulos de Don Casmurro se centran en el amor de Bentinho por Capitu, en su lucha contra el deseo de su madre por ordenarlo sacerdote, en las estrategias de José Días, el agregado de la familia (una especie de antiguo esclavo que convive con la familia y forma parte de ella), para hacer y deshacer y parecer que cumple la voluntad de la familia, la influencia de Escobar, el amigo de Bento en el seminario, sobre quien será el futuro Casmurro, los celos de Bento, el amor que se consolida, la muerte, el deseo de trascendencia, los hijos, los celos que vuelven, la tragedia, la decepción y el miedo.

Machado de Assis, una de las figuras clave en la literatura brasileña, era descendiente de esclavos importados de África. Iletrado y condenado a la pobreza, entendió que su “blanqueamiento” y consecuente posibilidad de ascenso social podía venirle a través de la literatura. Autodidacta y lector voraz, comenzó a escribir relatos y novelas breves que lo encumbraron a la fama y a la eternidad. Su particular forma de narrar, tan visual, tan detallista, le confirieron éxito y prestigio. El alienista, otra de sus obras cumbre, se movía entre el esperpento valleinclanesco y el absurdo berlanguiano. En Don Casmurro se adentra en el mundo sentimental y melancólico de un anciano amargado, triste y gruñón que mueve su aspecto grisáceo en una sociedad que ya lo ha etiquetado como Casmurro, pero que desconoce el origen de su dolor. Y él mismo nos lo cuenta, llevándonos a ese pasado clave en su vida, al origen de todo su amor, de su ilusión y también de su desgracia.

Se trata de un clásico de la narrativa brasileña, latinoamericana, que a menudo no alcanza el viejo continente y que estimamos importante descubrir y disfrutar. La edición de la editorial Cátedra está preparada y prologada por Pablo del Barco, quien, en su interesante prólogo, se adentra y detalla los aspectos que aquí sólo hemos citado de manera incompleta y superficial.

Vale la pena acompañar a Bentinho en su viaje melancólico al origen de Don Casmurro, vivir con él, ser testigo de su amor naciente por la joven Capitu, acompañarlo en sus vivencias que nos ayudarán a comprender qué hace que un joven lleno de ilusión y esperanza acabe convertido en un personaje gris y taciturno. Lo releeremos en la isla desierta y reflexionaremos sobre ello.

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