Stranger Things 2 o el poder de la construcción de personajes

Por Virginia Garza

Desde el pasado 27 de octubre, ya están disponibles en España los 9 episodios que componen la 2ª temporada de la serie. Además, también estará disponible en la plataforma “Más allá de Stranger Things”, un programa que revela secretos del universo de la serie junto a sus actores y creadores, los hermanos Duffer.

Cuidado, contiene spoilers!

Todos aquellos que se hayan dejado encandilar por esta aclamada serie saben que tiene algo especial. Quizás sea la historia, su ambientación ochentera, sus personajes, el misterio que la rodea o ese aura de mal rollo que impera en cada uno de sus episodios.

Sea por lo que sea, o por una suma de todos estos ingredientes, lo que está claro es su esquisita forma de conectar con el público. Ya no solo por los temas de interés general que trata, la amistad, el amor, la familia, la supervivencia, la adolescencia y la importancia de crecer y evolucionar a lo largo de nuestra vida. Posiblemente lo que ha hecho que Stranger Things esté en el podio actual del panorama televisivo internacional (le pese a quien le pese), más allá de su misteriosa trama, capaz de enganchar a cualquiera que caiga en sus redes, son sus personajes y las historias que se van desarrollando entre ellos.

La empatía que sentimos hacia ellos, en los sentimientos y emociones que experimentan, es algo que les humaniza en una historia en la que priman los fenómenos sobrenaturales. Es increíble observar la complejidad y la evolución que sufen los personajes en esta temporada y creo que esta es una de las razones que han hecho de esta serie un éxito.

Más allá de la historia y la maravillosa ambientación ochentera, que no solo podemos ver en los escenarios elegidos, sino también en el vestuario, la música, la peluquería y el maquillaje y que aporta credibilidad a la serie y nos transporta a Hawkings en cada episodio, hay un elemento que la hace especial y que aún no sabemos qué puede ser…

Pero algo tiene esta serie que nos impide dejar de verla y que ha hecho que muchos de sus fans hayan hecho una maratón de su segunda temporada. Stranger Things no solo es la serie para los adictos a la nostalgia ochentera, puesto que algunos fans (me incluyo entre ellos) ni siquiera habíamos nacido en esa época, es la serie en mayúsculas para aquellos que necesiten una trama bien construida, sin cabos sueltos, que sorprenda a cada episodio y que siempre nos deje con ganas de más.

Es imposible no conectar con Eleven, con todos los traumas que ha experimentado a lo largo de su aún breve vida y con esa soledad que a veces es incapaz de soportar, y de su relación con Mike, tierna y dulce como es siempre el primer amor. También es imposible no conectar con este querido grupo de adolescentes que hemos vuelto a amar, con esa gran amistad que los une y que les impide no ayudarse entre ellos en cada momento. Esa relación entre Jonathan y Nancy que se veía venir desde el principio, esa química que siempre hemos visto entre ellos… Y, hablando de química, ¿qué pasará con Joyce y Hopper? ¿Soy la única a la que le gustaría ver a estos dos juntos por fin?

Y no nos olvidemos de Steve, ese personaje que en los inicios de la serie era el típico “chulazo” y que se ha convertido en uno de nuestros favoritos, que ayuda al grupo y que es capaz de jugarse la vida por todos ellos. Por último, ese peligro que les continuará acechando, el “azotamentes”, que volverá para interrumpir las vidas de nuestros queridos personajes, pero también como otro motivo más para seguir viendo la serie y engancharnos como lo hemos hecho hasta ahora…

Stranger Things 2 no ha defraudado, pero ¿qué nos espera en la tercera temporada? ¿Creéis que no decaerá el nivel? El listón está más alto que nunca.

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