En islas extremas

EN ISLAS EXTREMAS

Amy Liptrot

Traducción de María Fernández Ruiz
Volcano libros
262 páginas

Si hablamos de islas como reparación emocional, uno piensa, rápidamente, en un lugar autosuficiente, donde le baste un bañador viejo para sobrevivir. Sin embargo, hace falta estar dispuesto a amueblar muy bien la propia cabeza, a poner en orden los propios sentimientos, que es tanto como decir a aceptar que no hay forma de organizarlos, para elegir unas islas en el Mar del Norte a modo de terapia. En primer lugar, por la incertidumbre: fueron las islas de la infancia y desde entonces han sufrido transformaciones. En segundo lugar, por la conciencia de que lo inamovible, aquello a lo que ella, Amy Liptrop, se podría agarrar, no es el tarro de mermelada de la abuela: son las tormentas, los acantilados, el cielo que amenaza, la ruina de un oscuro y largo invierno. La vida en las islas será rural, pero Liptrop elegirá el vuelo de la gaviota antes que la petaca de whisky, que es la tabla de náufrago de muchos de los habitantes de la región.

(Sal&Roca)

La propia autora, Amy Liptrot, regresa desde Londres a la granja en las islas Orcadas (Escocia) donde pasó su infancia. Sin embargo, y después de una década viviendo al límite en la ciudad —hasta perderlo todo, atrapada y vacía por sus adicciones—, no encuentra un espacio en la isla ni en sus recuerdos donde recuperar el control de su vida.

Será solo después de nadar por las mañanas en las frías aguas del mar, de rastrear la vida silvestre de las aves y buscar durante la noche la aurora boreal, cuando Amy descubra que vivir rodeada por el mar, la tierra, el viento y la luna puede renovar su esperanza y restaurar su vida. En islas extremas es un libro de memorias hermoso e inspirador.

 

A favor de la luz

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