Emilia Calé: la segunda Emilia coruñesa

Por Silvia Pato (@SilviaP3)

El siglo XIX contó con un gran número de literatos, entre los que destacaron muchas escritoras que, al fin, comenzaron a ganarse la vida con la pluma. Una de las más famosas coruñesas con tales cualidades fue Emilia Pardo Bazán; sin embargo, esta no fue la única gallega nacida en tal ciudad y poseedora de tal nombre de pila que se dedicó con éxito al mundo de las letras.

La coruñesa Emilia Calé
Emilia Calé

La segunda Emilia coruñesa, tal y como la llamaba el periódico Don Pepito a finales del siglo XIX, y que creció también en la Ciudad Vieja, fue Emilia Calé Torres (1837-1908), quien empezó escribiendo poesía muy joven, publicada con frecuencia en prensa. Con el tiempo, sus poemas aparecerían recopilados en dos libros: Horas de inspiración (1867) y Crepusculares (1894).

Casada con el periodista nacido en Puerto Rico, Lorenzo Gómez Quintero y Morado, con quien tuvo cinco hijos, entre los que se encontraba la que se convertiría en una prestigiosa pianista, el matrimonio se mudó a a la calle de la Estrella, nº7, piso  3º, en Madrid, entre 1871 y 1875, aunque durante este último año regresaron a A Coruña.

Fue durante su estancia en la capital, en la que su casa se convirtió en uno de esos centros culturales de tertulias literarias donde fundó la sociedad La Galicia Literaria, con su primo el escritor Teodosio Vesteiro Torres, Curros Enríquez, Francisco Añón y los hermanos Muruais.

Posteriormente, Emilia publicó obras en prosa como Cuadros sociales o pequeñas novelas (1878), Escenas de la vida (1890) y Lazos rotos (1884), entre los numerosos textos que firmó y que, en ocasiones, aparecieron bajo el seudónimo de Esperanza.

Entre todas sus amigas, destacaba una famosa cantante de ópera ferrolana: Carolina Casanova, a quien dedicó uno de sus poemas, el cual fue publicado en El Correo de la Moda, en 1885, con el título de «Á la célebre diva Carolina Casanova de Cepeda».

 

Real Academia Galega (A Coruña)
Fuente: Wikimedia/Certo Xornal CC BY 2.0

 

En 1906, Emilia fue nombrada miembro de la Real Academia Galega. En el mes de noviembre de ese mismo año, falleció su esposo en Madrid. Ella moriría dos años después y sería enterrada en el cementerio de Nuestra Señora de la Almudena.

FUENTE: La otra Doña Emilia por Sonia Otero Pereira; Emilia Calé Torres Sanjurjo e Culleredo: dous poemas dedicados a Rosalía de Castro e Caronlina Casanova por Carlos Pereira Martínez.

 

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