Fascinados por la absenta

Por Sonia Rico.

La relación entre escritura y alcohol es por todos popularmente conocida. Cierto es que muchísimos autores han hablado en contra de ello, considerándolo un tópico pero, en el imaginario colectivo, seguimos haciendo esa unión instantánea cuando pensamos en Hemingway, Bukowski o Margerite Duras.

En esta ocasión quería ser más específica y escribir sobre la fascinación que muchos literatos sintieron por la llamada “hada verde”, tal es el color, tirando a verdoso, de esta bebida alcohólica de alta graduación e intenso sabor.

Aún hoy la absenta es una bebida llena de misterio al haber sido considerada bebida prohibida en muchos países y, además, porque se decía que provocaba alucinaciones e inspiraba a artistas.

Otro elemento que ayuda a que sea una bebida tan “mística” es que sus orígenes son inciertos. Lo que sí parece probado es que el origen se remonta al siglo XVIII y que fue en Couvet, un pequeño pueblo suizo. En esta misma zona se continúa produciendo absenta a día de hoy. Desde 1769 se vendía el “extracto de ajenjo” elaborado como un tónico por las hermanas Henriod en su convento, sin embargo, no fue hasta 1797 cuando el Mayor Dubied creó su propia marca bajo el nombre de “Dubied Père et Fils”; el hecho de que el Mayor pagara royalties a la madre superiora refuerza esta teoría.

La bebida fue ganando popularidad y cruzando países para llegar más lejos hasta convertirse a finales del siglo XIX en una bebida de culto consumida y venerada por Oscar Wilde, Mary Shelley y Hemingway.

Oscar Wilde, por ejemplo, decía al respecto de ella:

“Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen. Después del segundo, uno ve las cosas que no existen. Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son, y eso es lo más horrible que te puede ocurrir”.

En cuanto a Hemingway decía que la absenta era su bebida favorita, y la tomaba como parte de un coctel bautizado por el mimo como “La muerte en la tarde” (al igual que el libro), junto con champán. El mismo explicaba:

“Pon un dedo de absenta en una copa de champán. Añade champán helado hasta que coja una consistencia irisada y lechosa. Bebe de tres a cinco copas lentamente”.

Por lo que respecta a las alucinaciones siempre fueron atribuidas a la tuyona, un aceite esencial que era liberado por el ajenjo. Sin embargo, esto parece que no es cierto, ya que, hay estudios que apuntan que con una sobredosis de tuyona lo máximo que puedes conseguir son convulsiones e insuficiencia renal.

También se han medido las concentraciones de tuyona en la absenta actual y la de la época y son bastantes bajas, con lo cual, se llega a la conclusión de que las alucinaciones, si las hay, podrían ser causadas únicamente por la alta graduación entre un 85-89%, que no es poco.

Mitos aparte durante la belle epoque un gran puñado de artistas estuvieron fascinados y la utilizaron para sus creaciones literarias, pictóricas e incluso musicales; quizás la magia y misterio que la envolvían fuesen ya una parte importante para sumergirse en ese estado, que tenía algo de místico, en el que se sumían.

Sea como fuere la literatura le debe sin duda momentos estelares que habría que buscar entre las cientos de hojas escritas por Pessoa, Baudelaire, Wilde, Hemingway…y tantos otros.

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