Damián del Castillo: “La sociedad actual podría extrapolarse a la historia de Rigoletto”

Por Alberto Medina

El Teatro Cervantes de Málaga presentará los días 18 y 20 de mayo «Rigoletto», una de las óperas más prestigiosas, a la vez que populares de Giuseppe Verdi. Hemos tenido la oportunidad de charlar con el barítono ubetense Damián del Castillo.que encarna el papel del célebre bufón.

Ya interpretaste a Rigoletto en la ópera de Oviedo el año pasado. ¿Existen  cambios en la interpretación en el Teatro Cervantes de Málaga?

Efectivamente, debuté con el personaje de Rigoletto en enero de 2017 en el Teatro Campoamor de Oviedo y guardo un recuerdo imborrable de aquel día, pues supuso un antes y un después en mi carrera. Para todo barítono que centre su carrera en el género operístico, encarnar el rol de Rigoletto es un sueño, por todo lo que supone: papel protagónico, exigencia máxima tanto en lo vocal como en lo escénico y por ser una de las óperas más conocidas del repertorio en general y de Verdi en particular. Lo que variará de Oviedo a Málaga será el aspecto escénico, en donde Producciones Telón hará una propuesta personal y genuina en Málaga. La música, por suerte, siempre será la misma allá donde se represente esta joya.

Vuelves a Málaga, tras encarnar a Guglielmo en Cosi fan tutte.  Te has atrevido desde la música barroca a la ópera contemporánea, incluso con el oratorio, ¿qué te queda?

La versatilidad es una característica que me define y es por ello que tengo la suerte de poder abarcar muchos géneros musicales. Aunque actualmente estoy más centrado en el género operístico, bien es cierto que disfruto mucho cuando me surge la posibilidad de afrontar nuevos retos. Creo que un cantante se enriquece mucho cuando tiene la posibilidad de abordar nuevos estilos musicales y es por ello que mantengo siempre una puerta abierta a cualquier posibilidad que esté a mi alcance y me haga disfrutar. Aún no he tenido la oportunidad de acercarme al género del Musical, pero quién sabe, quizá en algún momento surja esa posibilidad y pueda atreverme, pues me gusta.

En La Traviata, en Lisboa.

Simón Boccanegra, Don Carlos, Otello, La Traviata. ¿Qué has aprendido en las óperas de Verdi?

Fundamentalmente, que Verdi tuvo que ser barítono o era la cuerda que más le entusiasmaba, ya que, a mi juicio, las arias más bonitas las reservó para nosotros (risas). He tenido la oportunidad de trabajar muchas de sus óperas: Traviata, Rigoletto, Un ballo in maschera, Otello, Don Carlo…, y aunque todas son distintas entre sí, la impronta compositiva de Verdi está siempre presente en cada una de ellas; Verdi era un experto conocedor de las voces y cuidaba con mimo su escritura, facilitando el canto y dando coherencia musical a  toda la ópera. Cada vez estoy más convencido de que Verdi se ajusta a mi vocalidad y, aunque aún soy relativamente joven para algunos roles, siento que el acercarme a su música me otorga salud vocal, y esto es muy importante para un cantante, elegir bien el repertorio.

¿Tu familia tiene algún tipo de relación con la música?

Formo parte de una familia numerosa (somos seis hermanos) y aunque mis padres no tuvieron contacto con enseñanzas musicales, siempre han mostrado un interés muy grande por la misma, como aficionados. Gracias a ellos tuvimos la suerte todos los hermanos de estudiar música; con el tiempo, la mayoría decidió seguir por otro camino y solo dos de nosotros continuamos los estudios superiores. En cuestión de canto, se puede decir que soy el precedente familiar; ninguno de mis antepasados se dedicó a este menester.

Hemos leído que incluso eres miembro de una tuna, y que allí comenzó tu amor por la canción. ¿Qué profesores de canto recuerdas con más cariño? ¿Qué hubieras hecho si no te hubieras dedicado a esto?

Siempre cuento que mi primer contacto con el canto “lírico” fue gracias a la Tuna. En mi ciudad, Úbeda, cuando tenía 16 años, los amigos decidimos formar una “Rondalla” y a la hora de elegir a un solista vocal, observaron que yo era el que menos desafinaba y que daba el “pego” para tal empresa. Así que, poco a poco me fui interesando en adentrarme en el género lírico hasta que entendí que ese era el camino que quería seguir. Tras varios titubeos en los estudios, decidí que quería estudiar Música y la especialidad de Canto. Comencé los estudios de Grado Medio en el Conservatorio de Jaén para luego trasladarme hasta Málaga, ciudad que ha sido mi “segunda patria” por todo lo que ha significado en mi vida. Allí trabajé en primer lugar con Francisco Heredia, que desgraciadamente nos dejó no hace mucho tiempo, a pesar de su juventud. Guardaré siempre un muy grato recuerdo de su persona, tanto como profesor de canto como Director del Coro de Ópera de Málaga, del que fui miembro durante algunos años y donde empecé a aprender lo que era el mundo de la ópera. El Grado Superior de Música lo realicé también en Málaga con la profesora Alicia Molina, magnífica docente y cantante que me ayudó mucho para afianzar mi técnica vocal. Posteriormente, fui becado como alumno de la Escuela Reina Sofía de Madrid y he ido perfeccionando mi técnica con algunos profesores, destacando a Carlos Chausson y especialmente a Juan Lomba, con quien sigo actualmente trabajando.

De no haberme dedicado al canto, creo que me hubiera inclinado por el mundo del deporte, pues me entusiasma. También el Arte y la Historia siempre me han gustado mucho y, quién sabe, quizás hubiera avanzado hacia ese terreno…

En Bomarzo, de Manuel Mujica Láinez/Alberto Ginastera, en el Teatro Real de Madrid.

¿Y cuáles fueron tus primeras influencias? ¿Y tus primeros papeles?

Como dije anteriormente, Málaga fue el lugar donde me formé musicalmente (algunas personas creen que soy malagueño, algo que no me disgusta, todo lo contrario) y como barítono que soy, lógicamente el referente que tuve desde un principio fue el de Carlos Álvarez, malagueño, al que siempre he admirado por su talento y cercanía y con el que he tenido la suerte de trabajar, tanto en mis inicios como coralista como actualmente en el circuito profesional. También me ha gustado siempre echar la vista atrás y aprender de los cantantes antiguos, cuya técnica en muchos casos era muy sólida y siempre enseñan el camino correcto para enfocar la voz; entre ellos, destacaría a Bastianini, Cappuccilli, Bruson, Ausensi, Sardinero, entre otros. Actualmente, me gusta aprender de todos los compañeros con los que coincido, y siento mucho respeto por todos los que llevan muchos años de carrera y siempre tienen tanto que aportar a los que estamos adentrándonos.

Los primeros papeles que hice en ópera fueron algunos partichinos en el Teatro Cervantes: Sciarrone (Tosca), Macbeth; Marchese de Traviata en el Teatro Villamarta de Jerez. Luego aparecieron roles más importantes en alguna ópera-estudio, como Belcore (L´elisir d´amore), Enrico (Lucia de Lammermoor) o Roque (Marina).

¿Has descartado algún papel que no te convencía?

Sí, y esto es un aspecto muy importante en la carrera de un cantante; tener la firme determinación de rechazar un papel que no es adecuado para tu vocalidad. Es una decisión bastante difícil en algunos casos, dado que no siempre uno tiene la posibilidad de rechazar un trabajo, ya sea por necesidad o por presión del teatro en cuestión. Por eso, antes de poner la carrera y la voz en peligro, siempre es bueno analizar si el rol propuesto se ajusta a tu vocalidad y tener la suficiente honestidad para rechazarlo en caso de que no te favorezca, por muchas ganas de cantarlo que uno tenga.

¿Cómo te preparas para un papel?

Procuro conocer la ópera en cuestión, contexto histórico y los personajes que la forman para así acercarme poco a poco al personaje que me tocará interpretar. Una vez que tengo la suficiente información y formación al respecto, me adentro en la parte musical y procuro estudiar primero al piano y luego con un repertorista, que es fundamental para medirse al rol y para depurar el estilo. Una vez que la música está en la cabeza, falta meterse en la piel del personaje y conjugar ambos aspectos, el musical y el escénico, en donde tanto el director musical como el de escena aportan sus visiones personales que le permiten a uno dar con el resultado final.

Hoy las óperas pueden ser vistas en los cines e incluso por internet. ¿Te asusta el papel de las nuevas tecnologías en un mundo tan cerrado como el de la ópera?

Todo lo contrario; el mundo de la ópera necesita aprovecharse de las nuevas tecnologías y utilizarlas como gran escaparate para captar nuevo público. Es cierto que antiguamente el mundo de la ópera era bastante elitista, pero de un tiempo a esta parte se está facilitando mucho el acceso a todo tipo de público, que por algún motivo nunca han tenido contacto con este género y una vez que se adentran, descubren en la mayoría de los casos que es un espectáculo maravilloso. También los precios se están ajustando cada vez más a las posibilidades de cada cual y, aunque es cierto que aún siguen habiendo precios desorbitados en algunos teatros, la mayoría de los teatros incluyen tarifas muy razonables para poder acceder. La idea de poder disfrutar de una ópera en vivo en una sala de cine, por ejemplo, me parece fantástica, ya que la calidad de sonido e imagen suelen ser de alto nivel y hace que el espectador puede apreciar detalles que desde una localidad cualquiera de un teatro sería muy difícil observar. Las nuevas tecnologías forman parte de nuestro día a día y es necesario adaptarse a ellas para no quedarse atrás.

Califican tu voz como  “penumbrosa, lírica, de relativo metal, muy segura, con cuerpo y vigor”… pero ¿tú como la describirías?

Es difícil tener una apreciación personal y exacta de la voz de uno mismo. Me considero un barítono lírico, con ciertos tintes dramáticos y con versatilidad para abordar diferentes géneros. La voz va evolucionando constantemente y si hace algunos años mi voz era más ligera, con el tiempo he notado que ha ganado en peso, consistencia y dramatismo vocal, gracias a adentrarme en repertorios que requieren de estas cualidades vocales.

Has cantado en numerosos espacios, incluso en espacios tan curiosos como la Mezquita-Catedral de Córdoba y el Museo del Prado; ¿con cuál te quedas de todos estos sitios? ¿Podrías compartir con nosotros alguno de tus momentos más entrañables?

Cuando uno tiene la oportunidad de realizar conciertos fuera de los espacios más frecuentes, como son los teatros, surge una especial motivación e ilusión por encontrarse con marcos en algunos casos privilegiados. Recuerdo que disfruté mucho pudiendo cantar en la Mezquita-Catedral de Córdoba, bajo el tremendo peso histórico que sobre ella se erigía. También me hace una especial ilusión recordar los distintos espacios monumentales de mi querida ciudad de Úbeda, donde el Renacimiento se hace presente por todos lados. Cantar en catedrales como las de Málaga, Palma de Mallorca o San Louis en New Orleans; en la Sala Toscanini del Teatro de la Scala de Milán o en la preciosa Sala de los Espejos del Teatro del Liceo, hacen sentirse a uno un verdadero privilegiado por haber podido tener esa suerte.

Si he de destacar un momento entrañable en mi carrera, diría que fue cuando interpreté al Doctor Malatesta de la ópera Don Pasquale en mi querido Teatro Cervantes. Quizás sea porque fue Málaga la ciudad que me vio nacer musicalmente y concretamente el Teatro Cervantes, en el que comencé como coralista y el hecho de presentarme posteriormente como solista y haciendo un papel protagonista, fue verdaderamente emocionante el haber cumplido un sueño.

Rigoletto era uno de los personajes predilectos de Verdi. ¿Existen motivos para estar en contra de la sociedad actual, como Rigoletto en la corte de Mantua?

La historia siempre ha contado con injusticias y desmanes y nuestra sociedad actual tampoco se libra. Creo que el descontento actual de nuestra sociedad pone sus ojos en los abusos y corrupción que por desgracia se dan en la política y podría extrapolarse en cierto modo con la historia de Rigoletto, en el que la corte se divierte a su antojo con el sufrimiento del bufón. En este caso, el ¨bufón” actual serían todas aquellas personas que sienten que no se está haciendo lo suficiente para que la calidad de vida sea mejor y ante sus ojos se producen actos de corrupción que en la mayoría de los casos quedan impunes.

¿Cuáles son tus cantantes favoritos?

Son muchos los cantantes a los que admiro y seguro que me dejaría a bastantes. De los antiguos, me gusta escuchar mucho a Bastianini, Cappuccilli, Callas, Victoria de los Ángeles. Y más actuales, Kraus, Pavarotti, Carreras, Dieskau, Carlos Álvarez o Juan Jesús Rodríguez.

¿Puedes contarnos alguno de tus proyectos futuros? Hemos visto que formarás parte del estreno mundial de la ópera Fuenteovejuna con motivo del 400 aniversario de la obra de Lope de Vega. ¿Nos puedes adelantar algo

Efectivamente, formaré parte del estreno mundial de Fuenteovejuna en el Teatro Campoamor de Oviedo y estoy muy ilusionado por ello, pues no siempre se tiene la suerte de estrenar una obra a nivel mundial y además, me encontraré rodeado de unos compañeros de reparto excelentes. Mi papel en esta ópera será el del Comendador y ya estoy manos a la obra estudiando la partitura y con muchas ganas de que comiencen los ensayos.

También puedo adelantar que estaré en la temporada próxima del Teatro del Liceo de Barcelona, en la ópera Madama Butterfly haciendo el papel de Sharpless, algo muy importante para mi carrera, ya que se trata de un rol protagónico en uno de los teatros más importantes del panorama operístico.

Y para terminar, ¿qué dos o tres cosas todo cantante debería saber?

Por mi experiencia, podría decir que la carrera de un cantante es de fondo, en donde uno debe tener mucha disciplina, trabajar duro y tener paciencia para que los objetivos se vayan cumpliendo. También podría decir que es fundamental escoger bien el repertorio para tener una larga carrera profesional. Y por último, que no hay nada más satisfactorio que recibir el calor del público cuando uno lo ha entregado todo en el escenario.

Muchas gracias por tu tiempo Damián, nos vemos en Málaga.

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