Pájaros en la boca y otros cuentos de Samanta Schweblin

Pájaros en la boca y otros cuentos
Samanta Schweblin
Literatura Random House
Cuentos

Por Juliano Ortiz
Si, como tantos coinciden en señalar, que para Scott Fitzgerald el personaje era “la acción” y para Julio Cortázar era “la voz”, podríamos decir que para Samanta Schweblin el personaje no es otro que lo “no dicho”.
Jugando con la brevedad y el impulso alegórico, la autora no se embarra los pies de poesía ni de artilugios de decoración para narrar, lo hace desde ese lugar difícil y no por eso menos transitado, que es el de decir sin decir, lo no dicho enfrente de los ojos del lector que debe protagonizar, por lo tanto, lo que se cuenta, ser parte activa y pensar. Por lo tanto, la realidad que nos permite encontrar Schweblin es una realidad “invisible”. Expuesta en forma de fantasmas oníricos o, mejor dicho, en forma de fracturas permanentes y consecuencias que van construyendo el mensaje argumentativo.
Schweblin, nominada al Man Booker Prize como mejor novela traducida al inglés y publicada durante 2017, con “Distancia de rescate”, erige los cuentos incluidos en esta antología, con una extraordinaria brevedad en la amplitud de las historias que nos recuerda a los grandes escritores de la forma corta. Lo cotidiano, y sencillo son el ojo del huracán en el que Schweblin se aísla para contarnos sin temor a ser expeditiva, ni quedarse a medio camino.
“De espaldas a nosotros, poniéndose en puntas de pie, abrió la jaula y sacó el pájaro. No pude ver qué hizo. El pájaro chilló y ella forcejeó un momento, quizá porque el pájaro intentó escaparse. Silvia se tapó la boca con la mano. Cuando Sara se volvió hacia nosotros el pájaro ya no estaba. Tenía la boca, la nariz, el mentón y las dos manos manchadas de sangre. Sonrió avergonzada, su boca gigante se arqueó y se abrió, y sus dientes rojos me obligaron a levantarme de un salto. Corrí hasta el baño, me encerré y vomité en el inodoro. Pensé que Silvia me seguiría y se pondría a echar culpas y directivas desde el otro lado de la puerta, pero no lo hizo…”
Un universo coherente y a la vez multifacético, se percibe en cada relato, demostrando que su estilo es el manejo insistente de los interiores de cada personaje, y como hemos dicho, lo que ellos evitan decir. Esa tensión, esa zozobra, permite ver a seres pesimistas pero dispuestos a no regocijarse en ello, seres agobiados pero vivos, rodeados por un caos que se intuye definitivo, aplastante, oscuro, pero inmersos en dimensiones que los vuelve perfectamente humanos. Nunca hay en Schweblin personajes antinaturales, artificiosos.
Por ese camino desfilan las frustraciones, las fragilidades, las decepciones, los sinsabores, la sospecha de la soledad como escape o como salvoconducto, el miedo a la imposición familiar, la inquietante espera sobre lo futuro, la fantasía de lo que será, el alucinante horror de lo que nunca hubiera podido pasar, la magia dolorosa de la farsa oculta.
A veces absurdos, otras lidiando en el límite de lo grotesco, los 22 cuentos se leen como decían los antiguos, “de una sentada”, sostenidos por el elemento fantástico que tan bien utiliza Schweblin, y con la sequedad y el desamparo que uno espera de estas narraciones en las que nada sobra.
Samanta Schweblin nació en 1978 en Buenos Aires, donde estudió cine y televisión. Sus libros de cuentos El núcleo del disturbio, Pájaros en la boca y Siete casas vacías obtuvieron, entre otros, los premios internacionales Casa de las Américas, Juan Rulfo y Narrativa Breve Ribera del Duero. Distancia de rescate, su primera novela, recibió los premios Tigre Juan y Ojo Crítico, y fue nominada al Man Booker 2017. Traducida a más de veinticinco lenguas y becada por distintas instituciones, Samanta Schweblin ha vivido brevemente en México, Italia, y China, y reside desde hace cinco años en Berlín, donde escribe y dicta talleres literarios.

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