'Desencuentros', de Edmundo Paz Soldán

Desencuentros

Edmundo Paz Soldán

Páginas de espuma
Madrid, 2018
248 páginas
 
Por Ricardo Martínez Llorca / @rimllorca

La prueba de fuego que supone recuperar los primeros textos de un autor es un riesgo al que merece la pena someterse, aunque sea para recibir reproches. De este rescate de los dos primeros volúmenes de relatos de Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967) se podría hablar en términos que nos llevan a engaño. Por ejemplo, la prioridad del ingenio frente a otras de vertientes de la inteligencia. Pero a medida que uno avanza en la lectura, el ingenio se aparta en la mente del lector y aparece con fuerza la capacidad de observación. Sobre la escritura no diremos nada: es sencillamente exacta.

Los primeros relatos, muy breves, son un compendio de recursos expuestos de forma enumerada: la prosa poética, el enunciado del titular de un periódico, el recuerdo autocompasivo de la infancia, las noticias frente a lo cotidiano, la sorpresa de la frase final, el ajedrez, una fiesta coral, la espera, encuentros, más encuentros, desencuentros, sadismo y fantasía, guiños históricos y guiños al realismo sucio, farsas, el voyeur, misterios y paranoias, el destino… El destino, que será la obsesión que se quedará instalada en el mundo literario de Paz Soldán, regido por la lógica de la sucesión de las palabras y sus significados, que no es la misma que la de la realidad y sus hechos.

De ahí pasará al análisis de las parejas: amantes, traiciones, venganzas, idilios, consuelos, ausencias, desamor, promesas, trampas o ilusiones. Y también a lo metaliterario o a lo literario como tema de los cuentos: divertimentos sobre la escritura, significados, derivaciones, fantasías, influencias, consecuencias, versiones, mentiras, bibliotecas, críticos, ambiciones, exhibiciones, la lectura y la interpretación y algún etcétera más o menos largo. Todo esto compone el primero de los volúmenes, Las máscaras de la nada, que es en el que se va fraguando el siguiente, Desapariciones, en el que el corte de los cuentos no es tan sesgado, aunque solo sea debido a la extensión. Incluye cuentos de un solo párrafo, pero también algunos de corte más clásico, con su presentación, trama y desenlace. Una de las primeras ideas que nos damos cuenta que está presente es el reconocimiento de la influencia de ciertos autores: Borges, Poe, W.W. Jacobs, Donoso, Onetti, Faulkner y en algún momento nos preguntamos si incluso Ovidio.

Luego vamos viendo que lo que se nos oculta de los sucesos no es debido a la demostración de ingenio, sino a la parcialidad que podemos presenciar de la narración. ¿Por qué se apaga la luz?, es una pregunta que se nos viene a la cabeza cuando la luz se apaga y cuya respuesta no se resuelve en los párrafos del relato. A la par que el misterio, Paz Soldán entra en la complejidad de las relaciones humanas y se pregunta en qué momento la vida pasa a ser simulación. Ese es el tema de este conjunto de relatos, que en ocasiones toman la forma de fábulas contemporáneas, de versiones de la literatura que dejan al lector la libertad de interpretar, de ser dueño del texto, con lo cual lo que consigue es que cada uno de sus relatos se multiplique. Eso es algo que solo se proponen los que conocen a fondo la literatura. Eso y la obsesión por el destino, que no es exclusivo de lo literario, componen este mundo de desencuentros que recupera con acierto Páginas de espuma.

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