Antonio Chavarrías: “Mis películas hablan de la parte oscura de aquello que aparece de manera más visible”

 

Por Julio Vallejo

 

Dictado (2012) nos introduce en los aspectos más tenebrosos del alma humana. Su protagonista, Daniel (Juan Diego Botto), es un profesor que vive tranquilo con su pareja (Bárbara Lennie), una mujer que quiere desesperadamente ser madre. Sin embargo, su aparente calma se  verá alterada cuando decidan acoger a Julia, la hija de un conocido de Daniel que acabó suicidándose. La pequeña  (Mágica Pérez) pronto se convertirá en una amenaza para el maestro. El treintañero cree ver en la cría la rencarnación de la niña a la que dejó morir cuando era pequeño.

 

Antonio Chavarrías, director de la cinta, nos regala una película de terror psicológico que pone de manifiesto su predilección por las historias que muestran el lado oculto de las personas.  Un territorio en el que ya se adentró en películas como Susana (1996), Volverás (2002) y Las vidas de Celia  (2006).

 

¿Qué te llevó a interesarte por la historia que cuenta Dictado?

 

Tenía un tema muy poderoso que siempre me ha interesado mucho: el peso que tiene la infancia en nuestras vidas. La película está basada en una historia que me contó Sergi Belbel. El punto de partida era muy interesante: dos niños matan a otro y la historia indagaba sobre si ambos podían superar este hecho cuando eran mayores.  Belbel decidió llevar su historia por un lado y yo decidí hacerlo por otro. 

Indagas en un tema que ha sido tratado en numerosas ocasiones: la maldad de los niños.

 

Los niños tienen una tendencia destructiva.  No sabes de dónde les sale. Quizá es algo muy primitivo que nos lleva a defender nuestro territorio. Eso es lo que quizá explique que los niños son, en ocasiones, agresivos  incluso con otros niños. Aquí nos pasó un caso muy curioso mientras rodábamos toda la parte de la infancia del protagonista en Galicia. Tenía que explicarles a los dos niños actores la animadversión  que tenían que sentir hacia el personaje de la niña. Mientras hablaba con sus padres, me di cuenta de que, de forma natural, los dos chicos, sin leer todavía el guion, ya habían marginado a la niña.

 

Daniel, el protagonista, es un personaje bastante oscuro y un tanto antipático, ¿por qué decidiste que fuera así?

 

Buscaba a alguien que pareciera equilibrado. Quizá sea ese equilibrio el que nos genera cierta antipatía. Quería un personaje que pareciera, en un principio, muy equilibrado, racional y afable para que, al final, se convirtiera en justo lo contrario. Me interesaba mostrar que puedes ser todo lo equilibrado y controlado del mundo, pero, si hay cierta presión sobre ti, eso puede saltar por los aires.

 

¿Por qué optaste por mostrar casi toda la película desde el punto de vista de Daniel?

 

Creo que es muy perturbador verlo desde sus ojos. Es una persona aparentemente controlada y racional que lucha por mantener la calma, pero no puede lograrlo y la situación termina por escapársele de las manos.

 

¿Qué te llevó a pensar en Juan Diego Botto para el protagonista?

 

Es un actor que me gusta. Además, cuando me pregunté quién podía dar la imagen de equilibro que buscaba, surgió su nombre. Él es así: una persona muy razonable, educada y afable. Pensé que era un punto de partida perfecto y que, como es un buen actor, sabría llevarlo al otro extremo.

¿Por qué pensaste en Bárbara Lennie como la pareja de Daniel, una mujer que desea ser madre?

 

A Bárbara no la conocía, pero, desde el preciso momento en el que me encontré con ella, me fascinó la naturalidad que tiene. Aportó mucho al personaje, aunque ella no sea madre en la vida real.

¿Cómo encontraste a Mágica Pérez,  la actriz que encarna a Julia, la peculiar pesadilla del protagonista?

Fue una pesadilla encontrar a la niña. Vimos más de mil y no encontrábamos a la actriz. Mágica Pérez no vino al casting. Me habló de ella  la persona que me ayudaba con la selección. Me dijo que al colegio de su hijo iba una niña que era muy especial, y que iba a comentarle a su madre si podría venir a hacer una prueba. Me pareció una niña muy sensible y muy curiosa. Ella es una pequeña  muy feliz que no tiene nada que ver con el personaje, pero fue capaz de adentrarse en territorios oscuros.

 

¿Pensabas en la Ana Torrent de El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973) cuando buscabas la actriz adecuada para la niña de Dictado?

 

Es una película que me encanta y me fascina. Es cierto que la miré para ver cómo estaban los niños. En la película no buscaba a una nueva Ana Torrent. Yo siempre que busco actores intento no pensar en otros, porque puede que tengas algo muy bueno delante y no sepas verlo por tener en mente a otro actor. Pienso en el personaje y en lo diferente que puede ser según la persona que lo interprete.

 

Al revisar tu filmografía comprobamos que, como productor, te has decantado fundamentalmente por el cine de autor, mientras que como director has preferido optar por las películas de género. ¿Cómo explicas esta doble vertiente?

 

Creo que, más que el género, son las historias las que definen mi cine. En casi todas hay violencia, un punto de suspense y un mundo que tiene una parte de oscuridad. En Las vidas de Celia, por ejemplo, había un asesinato; en Volverás  nos adentrábamos en los ambientes de los barrios bajos y el juego, y en Susana había muertos. Hay un espíritu negro. Mis películas hablan de la parte oscura de aquello que aparece de manera más visible. Hablan de este espíritu dual de las personas.

 

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