Benito Zambrano: ”Entiendo el cine como una manera de reflexionar, como algo que va más allá del puro entretenimiento”

 

Por Daniel Dimeco.

 

Benito Zambrano

En La voz dormida (2011), película basada en la novela homónima de Dulce Chacón, el director y guionista lebrijano, Benito Zambrano, desgrana las entrañas de las franquistas cárceles de mujeres con su ya clásica particularidad: una mezcla de emoción y dureza, dando forma mediante imágenes en claroscuro a una particular historia del final de la Guerra Civil española. Los rencores y secuelas de esa guerra fratricida en un país anclado en la pobreza y la venganza, donde muchas mujeres peregrinaron por la cárcel de Ventas con la daga de la ejecución sobre sus cabezas son el epicentro de esta producción que nos ha revelado la forma de vida y el carácter de toda una generación femenina.

 

La idea de convertir la novela en un guión cinematográfico, según declaraciones del propio Zambrano, se remonta a hace ocho años, cuando estaba rodando Habana blues (2005). A partir de entonces, empieza el trabajo de documentación que ha terminado en esta obra, preseleccionada para representar a España en los Oscars de la Academia de Hollywood y que el próximo 19 de febrero competirá en nueve nominaciones a los Premios Goya 2012 (Mejor Película y Mejor Dirección entre otras). Además, la actriz sevillana María León se alzó en septiembre pasado con la Concha de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de San Sebastián 2011.

 

Benito Zambrano, eterno sufridor del Club Betis, me recibe en su luminoso piso madrileño, el pied-à-terre que posee cuando no está en su Lebrija natal, origen que comparte con Fray Antonio de Nebrija. El cartel que el año pasado anunciaba el estreno de La voz dormida (2011) descansa apoyado contra una pared, los ojos de los protagonistas me miran y siento que inicio la entrevista con todo elenco.

 

 

Cada retorno de Benito Zambrano a las pantallas cinematográficas suelen ser celebrados por los espectadores, quienes acuden al cine sabiendo que van a emocionarse. ¿Está conforme con los resultados que ha obtenido hasta ahora La voz dormida (2011)?

Con la película en sí estoy feliz, aunque uno no está satisfecho del todo si no ve que los resultados, en todos los órdenes, son los que esperaba. No me puedo sentir bien si la cantidad de espectadores es menor de la que teníamos prevista porque ello supone que todos, incluidos los productores, ganen lo suyo o al menos recuperen lo invertido. Nosotros contábamos con acercarnos a la cantidad de espectadores que en su momento vieron Solas (1999), pero eso no ha sido posible.

 

Desde algunos medios se ha criticado mucho la temática de la película… Volver a tocar el tema de la Guerra Civil parece ser que no ha caído del todo bien.

Es verdad, ha habido muchas críticas al respecto. Antes del estreno, sabíamos que no era un tema fácil el que tocábamos pero pensamos que había suficiente gente interesada como para que fuera a verla y que si tantas personas habían leído la novela de Dulce Chacón ya teníamos una base importante sobre la cual trabajar. También es verdad que el momento por el que estamos atravesando, económicamente hablando, no es el más idóneo. Si el número de personas que van al cine baja en general, es obvio que eso va a afectar a nuestra película.

 

¿Usted cree que cuesta mucho que los espectadores vayan al cine a ver un drama español? Máxime si tenemos en cuenta que sí lo hacen si se trata de dramas anglosajones.

No. Yo creo que hay que diferenciar lo que es el drama de lo que es el melodrama del cine americano. Cuando hablamos del drama hablamos de nuestra realidad, de los problemas que nos afectan. Es muy probable, por tanto, que cuando la gente va al cine opte por películas que le hagan olvidar lo que pasa a su alrededor. El cine americano siempre se ha vivido como un componente más de un gran engranaje que es el entretenimiento, de ahí que esté integrado a la estructura de un gran mall, de un centro comercial, e íntimamente asociado al consumo dentro de un circuito en el que uno se compra zapatos, se toma un café y ve una película. Yo entiendo el cine como una manera de reflexionar, como algo que va más allá del puro entretenimiento. El cine actual intenta captar a una masa de espectadores mucho más jóvenes que el cine de antaño. Si se fija, por ejemplo, antes se hacía una película como Casablanca (1942) protagonizada por actores mayores, mientras que ahora se hace Titanic (1997) y la protagonizan chavalitos. O hacen la saga de Amanecer (2011) o realizan películas policíacas en las que el que interpreta al comisario da la impresión de tener veinticinco años, una edad en la que resulta algo difícil haber llegado a ese puesto.

 

Además de que la imagen cinematográfica tiene que ir asociada a una cara bonita.

Claro, porque lo que se busca es atraer a ese público joven. Eso lleva a querer infantilizarnos, en el sentido peyorativo de la palabra, haciendo películas de un nivel intelectual y ético-moral cada vez más bajo. Aunque existen unos códigos éticos muy claros, basta tener en cuenta que en Estados Unidos el cine es una de las industrias más potentes desde el punto de vista económico, además de una enorme fuente de transmisión ideológico-cultural. Por lo tanto, ellos saben que no lo pueden perder. Es la razón por la que siempre habrá una tendencia hacia la comedia, hacia lo divertido, porque se prefiere a alguien que haga reír y que, de paso, deje caer una lagrimita.

 

Benito Zambrano y María León

María León e Inma Cuesta están extraordinarias en el papel de esas dos hermanas cordobesas a las que las circunstancias, el odio y la venganza obligan a recorrer un camino no elegido. ¿En qué consiste el proceso de trabajo que usted marca a los actores para que consigan los personajes?

El primero que tiene que actuar es el guionista. El actor para poder empezar a trabajar tiene que tener un buen material al que agarrarse. Si previamente no se ha creado un buen guión, no hay de donde sacar, por más que haya actores que con poquito sean capaces de hacer mucho. Ese es el primer paso. A partir de entonces, todo se facilita porque en cuanto el actor lee su personaje ahí mismo le empieza a sumar atributos y a enriquecerlo.

 

¿Qué tipos de actores y actrices busca para sus películas?

Marc Clotet y Benito Zambrano

No busco a los mejores actores para mis películas, porque ¿quiénes son los mejores actores que hay en cada momento? Yo le doy muchas vueltas hasta que elijo. Si hacemos el símil con un sastre, mi trabajo es encontrar al actor que mejor vista mi traje, el más adecuado para ese personaje, y ése es un trabajo que me lleva mucho tiempo. Cuando uno encuentra a ese actor o a esa actriz para el personaje en cuestión tiene hecho el sesenta por ciento de la tarea. Una vez que el actor se ha puesto el traje, lo que hago es adecuárselo, le subo un poquito la bastilla y cosas así, pero ya sé que le va casi perfecto; lo demás son retoques. También sé, a partir de ese momento, que el actor o la actriz van a bordar ese papel. El siguiente paso es que el actor se prepare bien, que investigue, que estudie al personaje. En el caso de La voz dormida (2011), les acerqué documentación y material que había utilizado el guionista, con la finalidad de que se empapasen bien a fin, además, de que se sintieran partícipes del proceso de creación, notando que su trabajo también es valorado. Y después viene todo el proceso de entrenamiento: los ensayos, las charlas, las discusiones… Poco el personaje va penetrando en lo más profundo del actor hasta que él llega a vivirlo de verdad. Yo me siento muy tranquilo cuando veo que el actor se mueve, habla, piensa y respira como el personaje. A partir de ahí, mi trabajo en el rodaje es estar cerca del actor y confiar en que venga con los deberes y el trabajo hechos. Si es profesional no debe haber dudas al respecto, sencillamente porque a medida que nos acercamos al día del estreno ya no hay tiempo para cambios. El cine no es como el teatro en donde, incluso después de estrenar, se pueden seguir haciendo ciertas modificaciones… Cierro los ojos y escucho si todo suena armoniosamente, como el director de una orquesta.

 

¿De ese proceso, entonces, es de donde surgen esas mujeres de Zambrano, calladas, sufridas y que nos conmueven tanto?

(Ríe) De ahí surgen las buenas interpretaciones y los personajes coherentes que, en definitiva, es lo que va a hacer que la película interese. Yo no hago cine para lucirme, para que me vean a mí, sino para que vean mi película: no tiene sentido tanto tiempo y tanto trabajo para alimentar el ego, trabajar sólo para esa tontería.

 

Le pregunto lo de las mujeres Zambrano porque al igual en su película Solas (1999), interpretada por María Galiana, el espectador se encuentra ante unas mujeres muy andaluzas.

Es evidente que mi origen andaluz es mi manera de sentir las cosas, de ver el drama, es el modo que tengo de aderezar lo que hago, ése es el gusto de mi paladar. Está en todo lo que yo llevo a cabo, porque soy así inevitablemente.

 

¿Cómo se plasma un ambiente tan agobiante como tuvo que haber sido la cárcel de mujeres de Ventas? ¿Cómo se salta de la documentación sobre el sitio y se lo convierte en algo tan verosímil, tan real?

En realidad, no me interesaba tanto saber cómo era físicamente la cárcel de Ventas, sino cómo se vivía adentro. Me interesé por lo que habían sentido mujeres que estuvieron allí. Algunas aún viven y tuve la suerte de que accedieran a hablar conmigo. Leí documentos, leí historias noveladas y de todo ello intenté captar las emociones de un tiempo que no es el que a mí me toca vivir… Lo que sí sé es que me he quedado corto, que la realidad superó ampliamente lo que pueda haber reflejado en la película, que fue mucho más dura y que yo sólo he podido llegar hasta aquí. Es evidente que todo está condicionado por la realidad de un rodaje y un presupuesto con el que se cuenta para hacer la película.

 

Rodaje de La voz dormida (2011)

 

¿Considera que hoy en día sabemos lo que ocurrió durante aquellos años?

No. En España sucedió lo contrario que en la Alemania nazi. Los alemanes pensaron que se iban a eternizar en el poder y filmaron mucho material, pero el final de la guerra se les vino encima más pronto de lo que ellos creían impidiéndoles destruir toda esa cantidad de documentación que habían generado. Aquí no fue igual. Nosotros no tenemos ese material, ni lo tuvimos, no tenemos imágenes de nada y las fotos con las que contamos, por ejemplo del interior de las cárceles, son instantáneas preparadas por los fotógrafos del régimen. Y es con eso con lo que contamos para comenzar a trabajar… Además, los cuarenta años de franquismo dieron el tiempo suficiente como para que todo se diluyera… La gente tuvo que aprender a sobrevivir bajo unas circunstancias especiales y una de las maneras de hacerlo fue mediante el silencio. Aquí no se habla de quién provocó el golpe de Estado, de quién lo apoyó, de que había una República democrática y de que había gente interesada en sacar a este país del deterioro en el que estaba metido. El comportamiento de los que ganaron la guerra no fue el de perdón, ni el de reconciliación. No hubo nada parecido a intentar cerrar las heridas de verdad sino que se pasó el rasero con la idea de acabar con todo lo que no fuera el pensamiento de quienes triunfaron. Habría que preguntar quiénes los apoyaron, quiénes se beneficiaron, qué papel tuvo la Iglesia… Franco solo no hizo todo, está claro que lo ayudaron. Asimismo, se cortó de raíz lo que pudieron ser avances sociales como la ley del divorcio, beneficios para las mujeres, equidad en el reparto de la riqueza…

 

¿Cree que hemos aprendido a vivir en democracia después de lo pasado?

Para no ser un país con tradición democrática, no estamos mal. Sólo me duele que la democracia se haya convertido en un acto en el que los ciudadanos deciden cada cuatro y el que triunfa hace lo que le viene en gana. Prácticamente, se convierte en una dictadura del que ha ganado durante los cuatro años siguientes. Lo que más me molesta de la clase política es que están todo el tiempo intentando convencer a la gente de que ellos son los únicos que entienden del tema y que los demás no tienen por qué meterse. Eso es algo muy dañino ya que afecta a la participación real de la ciudadanía. Además, mientras que a un país le va bien económicamente, el sistema, tal y como lo conocemos, se convierte en aceptable; ahora bien, los problemas se presentan cuando, como ahora, nos empieza a ir mal.

 

Se acerca la gala de los Premios Goya y se vislumbra como una noche con mucha adrenalina. La voz dormida (2011) posee 9 nominaciones. ¿Ya tiene diseñador para una noche de infarto?

(Ríe) No, ahora mismo no. Seguramente usaré el traje que ya tengo o… no sé, lo tengo que pensar un poco. Porque, de verdad, ésta es una de las cosas que más me fastidian en relación a estos eventos, aunque sé que los hombres lo tenemos más fácil. No conozco a ninguna chica que no disfrute poniéndose un traje. Normalmente, las mujeres que están en esta profesión se lo pasan muy bien poniéndose guapas y me parece algo maravilloso que sea así. Yo, de momento, me estoy apañando con mi ropa… Me da mucho coraje gastarme un dineral en algo que después, en mi día a día, no me lo voy a poner.

 

¿Cuáles son las expectativas que tiene para la noche del 19 de febrero?

Yo confío en la posibilidad de que nos llevemos un par de premio ya que sería bonito para recompensar todo el trabajo realizado. Aunque tengo la impresión de que las películas que compiten están bastante parejas.

 

Después de unos años lejos del “circo mediático”, ¿ve la promoción de la película como algo que forma parte del “nacimiento de esta nueva hija” o como algo que no le apetece hacer pero que es obligatorio?

Si se hace cine se lleva a cabo con todas sus consecuencias. Nunca va a haber el suficiente dinero como para hacer una película ni como para promocionarla del modo que se merece. Entonces hay que trabajar para que llegue a un gran número de espectadores. Competir con nuestro cine es muy difícil y esa realidad obliga a estar en la mayor cantidad de festivales y sitios posibles. También está la gente que te quiere hacer reconocimientos. Todo eso es inevitable. Es cierto que a partir de un determinado momento, fundamentalmente desde que pasa la gala de los Goya, la película empieza a perder su interés periodístico. Ahí comienzo a centrarme en otros proyectos. Mientras tanto, se presenta la obra, se trata de que llegue a mucha gente y se alimenta la “leyenda” Benito Zambrano, ya que mientras más se conoce la obra y más se sabe del director, más se ayuda a la siguiente película.

 

Usted graba películas con una periodicidad que no es ni la de Pedro Almodóvar ni la de Woody Allen. ¿Es posible hacer una película al año?

En el cine americano, sí. El cine español, para mí, no lo permite. O bien eres un director con un gran talento, o bien tienes una productora propia, como es el caso de El Deseo. Hay productoras donde, a la vez que se promociona una película, el staff va preparando la siguiente. En los casos de directores que han estrenado cada año, en mi opinión, se tendrían que haber parado un poquito y haber pensado en la calidad de la obra… Uno de los grandes problemas que tenemos en el cine español es el tema de los guiones. En este país, se necesitan más recursos para formar a buenos guionistas porque una película puede basarse en una gran idea, pero después si el guión no la sostiene se nota. Por ejemplo, todos sabemos que el cine americano es una gran industria que arrastra a otras industrias paralelas sin las cuales el producto principal no saldría. Allí son conscientes de que sin buenos guionistas que hagan guiones de calidad y que estén bien pagados, no se obtienen resultados aceptables. Nuestro problema parte de que no hemos tenido escuelas de cine en España, verdaderas escuelas de cine, en muchísimos años. Las cuatro o cinco escuelas que tenemos actualmente se formaron hace no más de quince. En este tema han ayudado mucho algunas de las primeras teleseries, como Farmacia de guardia. Cuando se vio que al público le gustaba, comenzaron a necesitarse guionistas para preparar los capítulos siguientes. Pero las maneras de la televisión son distintas de las del cine y si se las quiere juntar surge un inconveniente: la profundidad filosófico-ético-política-ideológica-moral que tiene que crear un artista en relación a un proyecto desaparece cuando está acostumbrado a trabajar en la superficie y si lleva ese método de trabajo al cine, lo que produce no cala. La televisión tiene otros tiempos y otros ritmos.

 

¿Qué opinión tiene sobre las descargas ilegales de Internet? ¿Cree que ha afectado a su película?

No sé concretamente si ha afectado a mi película, supongo que sí. Beneficiar, no me beneficia. Se me ocurre un símil agrícola: por un lado, el terrateniente y, por otro, el pequeño campesino. Si cada persona que pasa por sus lindes le coge una bolsita de naranjas al primero, no es tan grave, pero, en cambio, una bolsita de naranjas para el pequeño campesino tiene otro significado. También hay que tener en cuenta que mucha de la gente que descarga largometrajes de internet, no sólo no va a ver las películas a las salas, sino que ni siquiera suele ver lo que descarga: sencillamente lo hace porque es gratis. Y esto será así si acostumbramos a la gente a que no pague por nada.

 

 

Benito Zambrano en el rodaje de La voz dormida (2011)

 

Benito Zambrano ofrece al entrevistador la oportunidad de conocer a una persona llena de inquietudes, con unas ideas muy claras acerca de lo que quiere para su cinematografía. Un hombre comprometido con su tiempo y a la vez con el pasado, esa época de tinieblas que refleja certeramente en la película La voz dormida, estrenada en España el 21 de octubre de 2011 y que compite en los próximos Premios Goya con nueve nominaciones.

 

 

  

Daniel Dimeco (Argentina, 1969) es escritor y dramaturgo. Licenciado en Ciencias Políticas y Máster en Gestión Cultural. Obras: La desesperación silenciosa (Premio Fray Luis de León de Novela), La mano de János (Premio de Teatro Antonio Buero Vallejo), Mirando pasar los trenes (Premio de Autores Nacionales Teatro El Búho) y El ángel azul (Premio de Teatro Mínimo Rafael Guerrero), entre otras. Coordina talleres literarios (Fuentetaja y El Manantial-Clave53). Administra el blog Café Copenhague (www.cafecopenhague.blogspot.com).

 

 

One thought on “Benito Zambrano: ”Entiendo el cine como una manera de reflexionar, como algo que va más allá del puro entretenimiento”

  • el 3 marzo, 2014 a las 4:26 pm
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    Amigo siempre me alegran tus triunfos si en algun momento necesitas de mi trabajo estoy viviendo en Miami y me es mas facil ir a trabajar por alla bajo tu direccion ojala que todo marche bien saludos creo que alguien dijo que eras papa es verdad saludos para todos por alla.

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