El “Sueño de una noche de verano” reaparece con entusiasta visión de eternidad

Horacio Otheguy Riveira.

Este sueño de una noche de San Juan llegó al mundo hacia el 1600, provocando un regocijo que ha perdurado a lo largo del tiempo en recreaciones musicales, una ópera contemporánea, muy diversas versiones teatrales recorriendo mundo, cómics y aportes radiofónicos. Es una buena suma de leyendas que proponen un complejo entramado en el que cuatro amantes cruzan sus ensueños y voluntades con actores: un festivo teatro dentro del teatro con propuestas elocuentes que atraviesan el tiempo sin límites de ninguna época. Con su espíritu mágico festivo no se parece a ninguna otra pieza del poeta, dramaturgo y actor, centro de biografías dispares, él mismo un personaje que deambula cargado de  ensueños, pesares y deseos yuxtapuestos.

Ahora puede disfrutarse una nueva adaptación que, de momento, se representa lunes o martes, desde el mes de octubre en el Teatro Reina Victoria, gozando de un gran éxito de público.

Ramón Paso escribe y dirige, sobre una traducción del original de Shakespeare realizada por la también dramaturga Sandra Pedraz Decker, y los personajes del teatro isabelino más fantásticos cobran vida en un tiempo indeterminado porque lo que de verdad importa es el juego del amor, con sus cargas de frustraciones y descubrimientos. Un juego que bienvenido resulta, tras numerosas adaptaciones, con este aire fresco, cándido, de una emotividad lúdica que no pierde en ningún momento su aura de sensualidad y elegante diversión.

El autor respeta el rico lenguaje y cuando añade su propia creación lo hace siguiendo el buen ritmo original, abreviando y subrayando donde considera necesario sin actualizarlo vulgarmente (sus historias cruzadas  se han prestado a ello en otras versiones). La prolija convivencia entre texto y puesta en escena deja aflorar interpretaciones muy logradas, permitiendo que, entre risas, circule el vertiginoso esplendor de la búsqueda del amor entre perfiles de la Grecia antigua y los atemporales de actores que no dejan juego sin investigar, así como una fluida ambigüedad sexual facilita el vuelo de la búsqueda del placer, y el infatigable deseo de finales felices…

Entre habituales de la Compañía PasoAzorín e intérpretes invitados, este Sueño de una noche de verano discurre plácidamente, gracias a una armonía de talentos, propia de una formidable labor de equipo, con todos para uno y uno para todos.

 

Elena (Ángela Peirat) sigue a Demetrio (Rafa Ramos), interesado por otra… “¿Por qué me castigas de forma tan cruel con tu indiferencia? ¿Acaso no soy dulce y solícita a tus ojos? ¡Malditos hombres que rechazan lo que se les da, y con ardor buscan lo que se les niega!”

Demetrio.            El corazón, mi señor, es caprichoso, y, en ocasiones, sabe aborrecer lo que un día quiso. No en vano a Cupido lo pintan ciego.

Hermia.               Os ruego, mi señor, que me digáis lo peor que puede sucederme en este caso.

Teseo.                  La pena de muerte o renunciar para siempre al trato con los hombres. Hermosa Hermia, medita tus deseos. Considera tu edad, mide tus sentimientos y decide si, al no ceder a la elección de tu padre, podrás soportar vivir recluida para siempre en un claustro lóbrego, entonando himnos a la fría y estéril luna.

Hermia.               Entonces así creceré, viviré y moriré, mi señor, antes que ceder mi privilegio virginal al hombre que mi alma rechaza y del que no acepto soberanía.

Demetrio.            Moi?

Teseo.                  Considéralo despacio. Hermosa Hermia, intenta adaptar tu capricho al deseo de tu padre. Ven, Hipólita. Demetrio, ven conmigo. Y también Egeo. Os he reservado algunas tareas.

(Mutis de todos menos Lisandro y Hermia.)

(Ya solos.)

Lisandro.            ¿Qué sucede, mi amor? ¿Por qué palidecen tus mejillas? ¿Cómo tus rosas se han marchitado tan deprisa?

Hermia.               Tal vez por falta de lluvia, que bien podría darles con la tempestad de mis ojos.

Lisandro.            ¡Ay de mí! A juzgar por lo que jamás se pudo oír o leer en cuento o fábula, el río del verdadero amor nunca fluyó tranquilo.

Hermia.               ¡Ah, infierno, que elijan nuestro amor ojos de otros! Es cierto que si había conformidad en la elección, la guerra, la muerte o la enfermedad asediaban al amor, volviéndolo frágil como un rumor…

Ana Azorín, enamorada, junto a Pablo García Prieto. Abajo, como un pícaro varón en un papel perfecto para su vis cómica.

 

De izquierda a derecha: Alba Moraga, Pablo García Prieto, Ana Azorín, Rafa Ramos.

 

Las hadas confunden a la bella Titania (Inés Kerzan), obligándola a enamorarse de un asno.

 

 

Autor WILLIAM SHAKESPEARE

Versión y dirección RAMÓN PASO

Reparto

ANA AZORÍN                                             Fondón / Hermia.

ÁNGELA PEIRAT                                       Helena / Telaraña.

INÉS KERZAN                                            Titania / Hipólita.

RAFA RAMOS                                             Demetrio / Membrillo.

JORDI MILLÁN                                          Oberon / Teseo.

PABLO GARCÍA-PRIETO                         Lisandro / Flauta.

ALBA MORAGA                                         Robin / Hambrón.

 

Producción ejecutiva PASOAZORÍN TEATRO

Dirección de producción INÉS KERZAN

Iluminación PILAR VELASCO

Espacio escénico RAMÓN PASO

Vestuario ÁNGELA PEIRAT

Ayudantes de dirección AINHOA QUINTANA, MARÍA GUTIÉRREZ

Traducción SANDRA PEDRAZ DECKER

Auxiliar a la traducción SILVIA CARRASCOSA

Ayudantes de producción SANDRA PEDRAZ DECKER y JORDI MILLÁN

Diseño gráfico ANA AZORÍN

Prensa y comunicación MARÍA DÍAZ

Distribución PASOAZORÍN TEATRO

TEATRO REINA VICTORIA

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