FESTIVAL CRUÏLLA (Parc del Fòrum, Barcelona, 11,12 y 13 de Julio)

 

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Por Elisenda Hernández Janés / Fotos: Archivo Cruïlla.

Hace siete años ya que el Festival Cruïlla llegó a nuestras orillas a refrescarnos el verano con su ecléctica propuesta musical de calidad a precios asequibles. Por esta última edición han desfilado un total de 36 artistas y más de 30.000 asistentes, todo un record que ha supuesto la consolidación definitiva de su propuesta en el panorama festivalero nacional. Han sido tres días intensos en los que hemos canturreado estribillos de los más variopintos estilos y en los que nos hemos despojado de etiquetas y prejuicios para beber de un cocktail de géneros y brindar por lo que realmente importa: la música, los conciertos, el talento.

A continuación, un repaso de algunas de las actuaciones que más nos han gustado este año:

 

Damon Albarn

Me daba algo de miedo lo que podía depararnos el directo de Albarn. Su debut en solitario Everyday Robots me había aburrido considerablemente, y la fotografía de su cubierta ─él sentado en un taburete con expresión alicaída y cabizbaja─ me hacía pensar que, tal vez, el otrora príncipe del brit pop se encontrara tristón y en baja forma. Nada más lejos de la realidad. Con un aspecto algo amacarrado y una sonrisa permanente en su rostro, el de Londres ofreció una notable actuación en la que pudimos escuchar pinceladas de los varios berenjenales musicales en los que se ha embarcado en los últimos años. Sentado tras el piano, enfundado en su guitarra o bailoteando por el escenario, acompañado por un grupo de músicos entre los que destacaba un bailongo bajista negro con traje y bermudas, esas composiciones más taciturnas de su disco (que requieren de paciencia, pero van creciendo a cada escucha), fueron combinándose con otras de Gorillaz, The Good The Bad and The Queen y ¡feliz sorpresa!, joyas menos conocidas de los últimos Blur (Out of time, Strange news from another star y All your life). Una ruidosa versión de su famosa Clint Easwood con el público entregadísimo acompañando los rapeos del Mc de Gana M.anifest, y la aparición de un coro góspel para acompañar los singles Mr. Tembo y Heavy Seas of Love fueron el colofón final de una actuación de hora y media que pasó muy rápido. Todo un placer comprobar que, a pesar de haber perdido dientes desde sus épocas en Blur, su carisma sobre el escenario se mantiene intacto.

 Demon

 

Band Of  Horses

Los de Seattle nos compensaron con creces por habernos dejado en ascuas en el Primavera del año pasado (su actuación fue cancelada en el último momento) ofreciéndonos un concierto impecable. El quinteto optó por centrarse en el repertorio de sus tres primeros discos y, con esa mezcla única de sensibilidad y estridencia que tienen tan por la mano, llenaron el Fòrum con un puñado de melodías que brillaron más que nunca bajo una luna llena enorme que esa noche se encontraba en su punto más cercano a la tierra. Capitaneados por la cristalina voz de un muy sonriente y agradecido Ben Bridwell ─que no paró en todo el concierto, alternándose entre la guitarra, el slide guitar, la pandereta y la armónica─ sonaron temazos como The Great Salt Lake, No one’s gonna love you, Ode to LRC, Weed party, Laredo, Is there a ghost, St. Augustine (una versión más cañera) o The General Specific, entre muchas otras, para finalizar con su siempre emocionante The Funeral coreada a voz en grito por un público feliz. Grandes.

Band Of Horses

Vetusta Morla

La característica percusión que da inicio a ese temazo que abre y titula su último disco rompió en la noche y con La deriva arrancó por todo lo alto un concierto que no decayó en ningún momento. Con un directo y un repertorio como el que tienen estos madrileños, probablemente, no podía haber sido de otra manera. Tanto los temas nuevos como los antiguos (que constituyeron, aproximadamente, mitad y mitad del setlist) sonaron como un tiro: arrolladores y desbordantes de esa energía marca de la casa con la que se dieron a conocer allá por el 2008 y con la que no han dejado de cosechar éxitos desde entonces. El clamor popular fue constante, pero creció aún más si cabe con los temas antiguos convertidos en himnos y defendidos con excelencia por ese pequeño gran líder de vozarrón que nunca falla: Salvese quien pueda, Valiente o una versión acústica de Copenhague. Acabaron con Los días raros y dejaron el listón muy alto para futuras actuaciones.

Vestusta Morla

Jack Johnson

Bona nit catalans! nos saluda el hawaiano de ancha sonrisa antes de arrancarse con los primeros acordes de Good people. Me explica una amiga y gran fan del cantautor, que este tema lo escribió a raíz de un encontronazo que tuvo con una profesional de la televisión que no entendía su negativa a que su música se utilizara en uno de sus programas. Me doy cuenta entonces de que esa canción es más que un buen estribillo: es toda una declaración de intenciones y la mejor carta de presentación de la que podría servirse. Johnson se pregunta a dónde ha ido a parar la buena gente con ese mismo encanto entre ingenuo y lúcido con el que, más tarde, nos cantará sobre comer dulces en un día de lluvia (Banana Pancakes) o disfrutar de la compañía de la persona amada (Better together). Las suyas son melodías de una belleza sencilla y sincera y así nos las presenta en el anochecer del sábado, acompañadas con su guitarra acústica en su mayoría y respaldadas por el buen hacer de su grupo, entre el que cabe destacar un pianista/acordeonista de lo más animado. El homenaje al recién fallecido Tommy Ramone interpretando I wanna be your boyfriend, los versos en catalán que se marcó en I got you (que interpretó acompañado de sus amigos y veteranos del folk català Eduard Estivill y Montse Domènech,) y la muy lograda versión de Crosstown Traffic de Jimmy Hendrix fueron la guinda de su dulce y sabrosa actuación.

 

Jack Johnson

 

Imelda May

La irlandesa más gringa que te puedas echar a la cara apareció enfundada en su tupé imposible y sus galas pin up, y nos ofreció un muy buen concierto anclado en los sonidos añejos más bailongos de la madre América. Acompañada de batería, bajo (y contrabajo) guitarra y trompeta, escudada ella a ratos por un curioso tambor irlandés, la May nos hizo mover caderas con su rockabilly del siglo XXI, pero también nos dejó quietos en el sitio escuchando temas más blues en los que lucir su imponente vozarrón. Well done, girl!

 

Imelda May

 

Emir Kusturika & The Non Smokin Orchestra

El folklore punk enloquecido del cineasta serbio y su clan tomó el escenario por la madrugada, como tenía que ser, y convirtió el Fòrum en una fiesta mayor. Violinistas con chilabas, teclistas con quimonos, trompetas y acordeones acelerados, guitarras que giraban y, por supuesto, las ácidas letras del Kusturika, perfilaron una actuación de lo más divertida, que acarició el surrealismo de sus películas cuando el susodicho se puso a dirigir los bailes de un grupo de chicas cual (estrafalario) monitor de aerobic o cuando, ni corto ni perezoso, se lanzó al suelo a hacer flexiones. Di que sí, Kusturika. Viva el Unza Unza y Fuck you, MTV!

Kusturika

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