La edad de oro de Paloma Chamorro

Por Diego Puicercús.

«¿Tú sabes lo que es realizar un programa en directo de hora y media a tres horas cada semana? ¿Te imaginas lo que es tener un concierto de proyección internacional a fecha fija, acompañado de otras cosas, como información internacional de artes plásticas o películas de Almodóvar, Pérez Villalta y Ceesepe entre otros, y todo de producción propia?… No puede existir una cosa así. No existe ahora, no existía en los 70 y no existía en los primeros 80. Es mentira. La Edad de Oro nunca existió».

Estas palabras de Paloma Chamorro, en Solo se vive una vez. Esplendor y ruina de la movida madrileña de José Luis Gallero (Ardora Ediciones, 1991), un lustro después de la cancelación de su programa resumen perfectamente lo que era La Edad de Oro. En ellas se percibe aún cierta amargura por la incomprensión y falta de reconocimiento a su obra cumbre y es comprensible. A pesar de haber logrado lo imposible, cuando vinieron mal dadas, casi todos los que la habían exaltado le dieron la espalda. Lo hizo porque no sabía que no podía hacerse y cuando lo supo ya era demasiado tarde para echarse atrás.

Tras haber pasado por varios espacios culturales de TVE a lo largo de los 70, su gran oportunidad se presentó cuando, con la llegada de los socialistas al poder, José María Calviño (director por entonces del ente público) le encargó que preparara un programa en el que tuviera cabida todo lo que en las distintas facetas artísticas estaba ocurriendo en Madrid en esos momentos. Su debut se produjo el 17 de mayo de 1983 con una edición especial de homenaje a Eduardo Benavente, que apenas tres días antes había fallecido en un accidente de coche. Para la ocasión Paloma logró reunir a todos los miembros de Kaka de Luxe que, tras interpretar varios temas juntos, dieron paso a las actuaciones individuales de los grupos surgidos de la seminal formación (La Mode, Radio Futura y Los Pegamoides).

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La realización de cada programa era una autentica odisea. Se emitía en riguroso directo con las bandas tocando en el plató, por lo que el principal problema era la coordinación de varios conciertos con lo que eso supone de cambio de equipos y ajustes  de sonido en tiempo récord. A ese trabajo había que añadir la grabación y producción de los distintos contenidos que se emitían entre las actuaciones y que, al ser rodados con cámaras de cine buscando la calidad de imagen, complicaban el proceso. Por lo general estos reportajes y monográficos tenían un nivel muy por encima de lo que un españolito medio estaba acostumbrado a ver, pero llegó un momento en el que se hizo imposible mantenerlo y empezaron a confundir lo rompedor con lo escandaloso

Su gran logro fue la colección de artistas de primer nivel (muchos de ellos copaban lo más alto de las listas de media Europa) que lograron reunir y que hasta ese instante parecía imposible. En un momento en el que España no entraba en el circuito de las grandes giras y en el mundo se nos miraba aún con recelo, un pequeño programa que se emitía en la segunda cadena a altas horas de la noche logró que gente como Culture Club, Tom Verlaine, Elliot Murphy, Aztec Camera, Mark Almond, The Sound, Johnny Thunders, Violent Femmes o The Lords of the New Church pisaran su escenario. Además The Smiths, Lou Reed, Nick Cave, Echo and the Bunnymen, The Psychedelic Furs y Spandau Ballet dieron conciertos exclusivos para ellos en otros recintos distintos al plató de televisión.

En sus dos años de vida fueron muchas las polémicas que desató por lo transgresor de algunos de sus contenidos, provocando que los sectores más conservadores tuviesen a La Edad de Oro en su punto de mira. Por eso, a raíz del programa del 16 de octubre de 1984 en el que aparecieron un crucifijo con cabeza de cerdo, el simulacro de una misa católica y una pareja desnuda metida en un ataúd, la Conferencia Episcopal Española inicio una guerra sin cuartel contra ellos y Alianza Popular (el PP de la época) y Convergència i Unió llevaron sus quejas al Congreso de los Diputados.

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Al final un abogado de Burgos presentó una querella, contra TVE y la presentadora, por profanación de los sentimientos religiosos aunque, tras un largo proceso, en 1991 el Tribunal Supremo determinó que el delito no existía. En cualquier caso este incidente dejó tocado de muerte al programa. El 2 de abril de 1985 apareció por última vez en nuestros televisores.

Hace unos años editaron una caja con cuatro deuvedés (en las últimas rebajas en grandes superficies se vendía por 6 euros) que es un documento imprescindible tanto para los que quieran empaparse de “movida” como para aquellos que solo tengan curiosidad por saber qué se cocía en el panorama cultural patrio durante aquellos años. La única pega que es que se centra en exclusiva en los artistas nacionales por lo que cabe esperar que en algún momento aparezca una segunda caja que complete lo que se ha quedado en el tintero. Para los muy interesados circulan por Internet los especiales que se emitieron con motivo del 50º aniversario de la cadena pública. Incluyen actuaciones de los artistas foráneos y más contenidos que luego no aparecieron editados.

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