Lola Blasco y Carolina África, autoras y directoras, debutan en el Español

Por Horacio Otheguy Riveira
 

Jóvenes mujeres de teatro que ya son un referente de las nuevas corrientes escénicas españolas. Escriben, dirigen, interpretan, viven tan intensamente la creación teatral que Carme Portaceli, la gran directora, ahora al frente del Teatro Español —primera vez en su larga historia con una mujer en la dirección artística—, programó sus últimas obras en su imponente sala principal. Un acontecimiento.

Lola Blasco y Carolina África ya conocieron los escenarios del Centro Dramático Nacional en el Valle Inclán y en la sala Francisco Nieva, y los de muchos otros lugares emblemáticos del teatro en España, pero no habían pisado las sacrosantas tablas por donde anduvieron grandes, muy grandes del género masculino desde Benito Pérez Galdós al británico Ralph Fiennes, pero también del género femenino como María Guerrero en 1895, Margarita Xirgu, Nuria Espert, Berta Singerman…, pero ninguna mujer que se volcara en el arte de Talía en varias disciplinas como en este caso.

Pues aquí están, con sólo dos días cada una, para abrir boca e impulsar un nuevo tránsito en el que comulguen la voluntad de sobreponerse a todas las crisis en compañía de propios y extraños, y el coraje en cocktail con buenas sobredosis de talento para hacer del escenario un lugar especialmente diáfano en el que se hacen el amor buenas historias y el talento para saber representarlas.

LA ARMONÍA DEL SILENCIO

Texto y dirección: Lola Blasco. Intérpretes: Luis Bermejo (Jugadores, El minuto del payaso), Antonio Lafuente, Ana Mayo, Mélida Molina, David Tenreiro. Una producción de Funciones: 22 y 23 de febrero de 2017, 20 horas.

La Armonía del Silencio es una obra que, partiendo de nuestro presente y de un hecho aparentemente anecdótico (la recuperación por parte de dos hermanos del piano que perteneció a su abuela), se retrotrae hasta los años treinta, a una sala de cine donde un grupo de músicos interpreta las bandas sonoras de un arte ya en decadencia: el cine mudo.

A través de la historia de una familia y de un objeto, el piano, la obra evidencia cómo al poco de terminar la era silente del cine, el silencio se instala en todos los hogares de nuestro país. La armonía del silencio habla de aquello que no se oye, de lo que no se dice y, sin embargo, nos modifica. Todos tenemos un sonido, aunque no lo oigamos, un sonido que resuena a coro con el universo.

Una historia sobre la preguerra y la posguerra española, sobre el abuso de poder, a pequeña y gran escala; sobre el mal y sobre el odio. Tiene como telón de fondo la Guerra Civil española, hunde sus raíces en el espectáculo de la barbarie humana, pero encuentra un poderoso consuelo en el compartir, en la ficción y en la búsqueda de la belleza.

VIENTOS DE LEVANTE

Texto y dirección: Carolina África. Intérpretes: Trigo Gómez, Carolina África, Paola Ceballos, Jorge Mayor, Pilar Manso. Una producción de La Belloch Teatro. Funciones: 25 de febrero, 20 horas; 26 de febrero, 19 horas.

Lo primero que recibimos al nacer y lo último de lo que nos desprendemos al morir es el regalo invisible del aire.
A veces disfrutamos de suaves brisas que acarician nuestros días, otras de vendavales que nos empujan, sacuden o revuelven, y en ocasiones padecemos huracanes que nos arrasan o arrebatan lo que más queremos.
Nunca he sabido de dónde sopla el viento, pero en Cádiz, quieras o no, lo sabes.
El poniente viene del mar, del oeste. Es fresco, suele despejar el cielo dejando un sol brillante y se respira mejor.
El levante en cambio es seco, caluroso, destroza nervios, ilusiones y cristales y viene del este, como Mary Poppins.
No se puede elegir el viento, pero sí lo que hacemos con él: guarecernos, contemplarlo tras un cristal, seguirle la corriente, marchar en su contra… o utilizarlo para volar.

Escribí Vientos de levante durante el verano de 2014 en Cádiz. Allí, gracias a mi gran amiga María José Torres, pude acercarme y compartir las experiencias asombrosas y sobrecogedoras de los centros en los que desarrolla su profesión de psicóloga. Son el cuerpo y el corazón de esta función. Por un lado, una casa hogar de enfermos mentales donde conocí a los personajes más especiales que habitan esta historia y me enseñaron la frágil frontera –o cruel muro- que separa la locura de la cordura, y el escaso reconocimiento social de los que dedican su vida a mejorar y apoyar la participación activa de quienes padecen dicha enfermedad. Por otro lado, el área de paliativos del Hospital María del Mar, donde un equipo fantástico y generoso compartió conmigo su experiencia imprescindible de acompañar a los enfermos en su último viaje y ayudarlos a culminar sus vidas. Casi por casualidad mencionaron un caso de ELA que me sirvió para inspirar uno de los personajes centrales de la función.

 

Lola Blasco traduce y adapta Hard Candy, producida por el CDN donde también realiza un experimento “Escrito en Escena” muy interesante, Proyecto Pilgram, y escribe Canícula, un éxito de la Sala Cuarta Pared.
Licenciada en Dramaturgia por la Real Escuela Superior de Arte Dramático, es también Máster en Humanidades (Premio Extraordinario) por la Universidad Carlos III de
Madrid, donde trabaja como docente al tiempo que continúa su investigación. En 2009 obtuvo el Premio Buero Vallejo por su obra Pieza Paisaje en un prólogo y un acto.
En el último año se han estrenado muchas de sus obras: Teme a tu vecino como a ti mismo -dentro del espectáculo A 7 pasos del Quijote (Teatro Español, dir. Jareck Bielski)-; Canícula (Cuarta Pared 2015, dir. Vicente Colomar); Artículo 47 (Teatro del Barrio, dir. Lorena Bayonas), así como la versión de Hard Candy (Centro Dramático Nacional, dir. Julián Fuentes Reta). Le han sido concedidas numerosas becas, entre las que cabe destacar las otorgadas por la sala Cuarta Pared dentro de su espacio de Teatro Contemporáneo ETC por sus proyectos: Canícula, Los hijos de las nubes y En defensa de un teatro político revolucionario; la del Centro Dramático Nacional dentro de su programa Escritos en la
Escena; así como la Beca de dramaturgias actuales otorgada por el INAEM o, más recientemente, la beca SGAE para el laboratorio de creación de 2016. Desde 2009 dirige la compañía Abiosis, en la que ha trabajado como autora, actriz y directora.
 

A Carolina África la conozco menos, pero su Verano en diciembre, en la Francisco Nieva del CDN, fue una experiencia muy gratificante. Escribe, actúa, dirige y produce en La Belloch Teatro.

Es dramaturga, directora, actriz y periodista. Socia fundadora de La Belloch Teatro S.L. Centro de Investigación escénica, situado en el madrileño barrio de Arganzuela, donde junto a su compañía crea y produce sus espectáculos. Entre sus obras destacan Verano en diciembre (Premio Calderón de la Barca 2012), Vientos de levante (Nuevas Dramaturgias INAEM 2014), La penúltima (estrenada en Berlín en 2011, Premio Encinart. La Rioja 2013). Ha colaborado en los proyectos: A siete pasos del Quijote (Teatro Español 2016), Calderón Cadáver (Almagro, Frinje 2015), ¿Qué se esconde tras la puerta? (CDN 2016). Recientemente ha estrenado Modërna en el Frinje 2016, coescrita y codirigida junto a Julio Provencio. Ha sido candidata a tres premios Max y finalista en la categoría Autoría Revelación en 2014, Premio Nacional Calderón de la Barca 2012, Mejor interpretación Madrid Sur 2008, Mejor actriz Alcorcón 2008 y Premio Poesía Alcorcón 2004. Además de sus propios textos, ha dirigido El Ogrito de Suzanne Lebeau para Assitej, Lecturas para el salón del libro teatral: Condenado de Tomás Afán, Dedos de Antonia Bueno y Mutatis Mutandis de Mariam Budia y el monólogo Lady Day de Laura Rubio Galletero para la Sala Berlanga.

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