Madre coraje y sus hijos

Madre Coraje y sus hijos. Bertolt Brecht. Adaptación de Antonio Buero Vallejo. Dirigida por Gerardo Vera. Reparto: Mercé Arenaga, Malena Alterio, Carmen Conesa, Gonzalo Cunill, José Pedro Carrión. En cartel en Madrid (Teatro Valle Inclán) hasta el 4 de abril de 2010.

Por Recaredo Veredas.

La calidad de las obras de Brecht queda demostrada por un hecho indiscutible: es uno de los pocos autores que, tras no sólo colaborar activamente con un régimen totalitario sino servir de estandarte a su gobierno, continúan representándose en los teatros de todo el mundo. Además las palabras de Brecht -en esta Madre Coraje, en el Círculo Caucásico, en el Buen Hombre de Sechuan o en cualquiera de sus numerosas joyas- defienden sin ambages el comunismo como única salida a la degradación moral de los protagonistas y su entorno. La causa de su eterno éxito no son otras que la brillantez de sus tramas, su profundo conocimiento de la naturaleza humana y una peculiar unión de discurso e historia. Las obras de Brecht, así ocurre con todos los grandes autores, son comprendidas y aplaudidas en cualquier país, en cualquier idioma. Y dentro de cien años ocurrirá igual. Porque hablan de aquello que todos, independientemente de nuestro origen, tenemos en común.

En Madre Coraje, Brecht traslada la acción hasta la Guerra de los Treinta Años pero, aunque el emplazamiento resulte verosímil, nos habla de todas las guerras, de las próximas y las lejanas, vinculadas todas por la avaricia y una profunda e inalterable pulsión destructiva. Nos encontramos frente a una reflexión sobre la pobreza, la inevitabilidad del mal y la continua encerrona en la que viven los más humildes. La protagonista, esa mujer endurecida por años de mercadeo, es una arribista, una auténtica superviviente cuya miseria evidencia la debilidad ajena. Pero también es una mujer que sufre por sus hijos: un personaje complejo, comprensible y memorable.

La versión que ahora se representa en el Valle Inclán de Madrid es magnífica. Vera reproduce con sumo acierto la desesperanza y el afán de supervivencia de los personajes. Cuenta con excelentes interpretaciones, sobre todo de Malena Alterio –que aprovecha con emoción y sin excesos un papel muy jugoso- y de Carme Conesa, transmutada en una diva expresionista. Mercé Arenaga es una Coraje más que digna, pero carente de auténtica verdad. Resulta destacable la mezcla de elementos cinematográficos, concretada en escenas bélicas rodadas en un tenue blanco y negro, protagonizadas por los propios intérpretes. También debe destacarse la iluminación, adecuadamente oscura y fría. Y una escenografía que combina las lanzas y la carreta con gabanes y paraguas, alcanzando la brillante indefinición de joyas como el Hamlet de Brannagh. Una obra, concluyendo, necesaria para cualquiera interesado en el ser humano.

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