Metafísica del aperitivo, de Stéphan Lévy-Kuentz

Metafísica del aperitivo

Stéphan Lévy-Kuentz

Editorial Periférica

Traducción de Laura Naranjo Gutiérrez

Cáceres 2022    128 páginas

 

LA ÉPICA DEL SOLITARIO

 

Por Íñigo Linaje

 

No se ponen en vano las citas que sirven de pórtico a un libro. Las de este son tres y dicen claramente lo que el lector va a encontrar en sus páginas. Escribe Pessoa: “Un hombre dotado de verdadera sabiduría puede disfrutar del espectáculo entero del mundo desde su silla, sin saber leer y sin hablar con nadie, gracias al uso de los sentidos y a un alma que desconoce la tristeza”. He ahí un elogio de la soledad de un espíritu descreído. Las dos citas restantes corresponden a Witold Gombrowicz y Thomas Bernhard. Los dos -junto a Pessoa- son escritores que indagaron en el extrañamiento de vivir; las obras de ambos contienen buenas dosis de sí mismos. Nada que ver con lo que hoy se denomina autoficción, sino con una literatura ligada a la intimidad que se fundamenta en el pensamiento autónomo.

Muchas de estas señas de identidad las encontramos en la novela corta de Stephan Lévy-Kuent Metafísica del aperitivo, que acaba de publicar -en su coqueta colección de bolsillo- la editorial Periférica. Este escritor francés, nacido en París en 1958, es autor de libros de poemas y novelas, de ensayos y guiones de cine. Todas estas manifestaciones artísticas están presentes, y mezcladas de manera aleatoria, en estas páginas. Además, cada una de sus particularidades se percibe en la prosa sencilla de Lévy: la imaginería poética y los recursos propios de la lírica, la narración (ficcional o no) de la historia que se cuenta y la habilidad para encuadrar secuencias.

Y es que Metafísica del aperitivo -que puede leerse como una novela, un relato o un ensayo autobiográfico- es una larga meditación acerca de la felicidad que proporciona al ser humano su desconexión con el mundo. Encontramos al protagonista de la obra paseando por las calles de París y recalando en la terraza de un café del barrio de Montparnasse. Allí, lo primero que hace, es sentarse en un lugar estratégico que le permita estar aislado y le deje ver las evoluciones del mundo. Después apaga su teléfono y saca una libreta donde apunta ideas, recuerdos, reflexiones que le sugiere ese momento puntual, ese viaje estático consigo mismo. Y en esos pensamientos, frecuentemente introspectivos, donde mezcla pasado y presente, abre una galería de personajes con los que dialoga en un monólogo interior. Una conversación de tú a tú con, entre otros, Enmanuel Lévinas, Cioran, George Brassens, André Breton.

Entre el Viaje alrededor de mi habitación, de Xavier de Maistre, y el reciente Beber o no beber, de Lawrence Osborne, una odisea que guarda ciertas concomitancias etílicas con este, esta preciosa nouvelle de Stephan Lévy es una celebración de la soledad y el pensamiento llena de escepticismo y cierta tristeza, pero también de esperanza, como revelan sus últimas páginas: “Tú no tardarás en levantarte y sabes que nada cambiará de inmediato. Que nada cambiará, pero que todo sigue siendo posible, pues la vida siempre comienza mañana”.

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