Oscar Wilde y Piotr Kropotkin: «Caridad, pobreza y propiedad privada»

 

Oscar Wilde:

«La mayoría de la gente arruina su vida por un malsano y exagerado altruismo; en realidad se ven forzados a arruinarse así. Es inevitable que se conmuevan, al verse rodeados de tremenda pobreza, tremenda fealdad, tremenda hambre. En el hombre las emociones se suscitan más rápidamente que la inteligencia (…) es mucho más fácil solidarizarse con el sufrimiento que con el pensamiento. De esta forma, con admirables aunque mal dirigidas intenciones, de forma muy seria y con mucho sentimiento la gente se aboca a la tarea de remediar los males que ve. Pero sus remedios no curan la enfermedad: simplemente la prolongan. En realidad, sus remedios son parte de la enfermedad.

Tratan de resolver el problema de la pobreza, por ejemplo, manteniendo vivos a los pobres o, como hace una escuela muy avanzada, divirtiendo a los pobres. Pero ésta no es una solución, agrava la dificultad. El objetivo adecuado es tratar de reconstruir la sociedad sobre una base tal que la pobreza resulte imposible. Y las virtudes altruistas realmente han evitado llevar a cabo este objetivo. Así como los peores dueños fueron los que trataron con bondad a sus esclavos,  evitando de este modo que los que sufrían el sistema tomaran conciencia del horror, y los que observaban lo comprendiesen, igual sucede con el estado actual de cosas en Inglaterra, donde la gente que hace más daño es la que trata de hacer más bien (…) la caridad degrada y desmoraliza.

Es inmoral usar la propiedad privada a fin de aliviar los terribles males que resultan de la misma institución de la propiedad privada.« (Fuente: «El alma del hombre bajo el socialismo y notas periodísticas»).

 

Piotr Kropotkin:

«Ciencia e industria, saber y aplicación, descubrimiento y realización práctica que conduce a nuevas invenciones, trabajo cerebral y trabajo manual, idea y labor de los brazos, todo se enlaza. Cada descubrimiento, cada progreso, cada aumento de la riqueza de la humanidad, tiene su origen en el conjunto del trabajo manual y cerebral, pasado y presente. Entonces, ¿qué derecho asiste a nadie para apropiarse la menor partícula de ese inmenso todo y decir:  esto es mío y no vuestro? (…)

Como todo es propiedad de algún amo, el trabajador tiene que ceder o morirse de hambre. De tal estado de cosas resulta que toda nuestra producción es un contrasentido. Al negocio no le conmueven las necesidades de la sociedad; su único objetivo es aumentar los beneficios del negociante. De aquí las continuas fluctuaciones de la industria, las crisis en estado crónico. (…)

A menos de perecer, las sociedades humanas se ven obligadas a volver a los principios fundamentales: siendo los medios de producción obra colectiva de la humanidad, han de volver al poder de la colectividad humana. La apropiación personal de ellos no es justa ni útil. Todo es de todos, puesto que todos lo necesitan, puesto que todos han trabajado en la medida de sus fuerzas, y es imposible determinar la parte que pudiera corresponder a cada uno en la actual producción de las riquezas. (…)

El bienestar de todos como fin.» (Fuente: «La conquista del pan»).

 

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