Los viajes en el tiempo en el cine y la literatura: una interpretación

 

 

Por María Pardo Arenas.

 

Desde principios del siglo pasado, la posibilidad de los viajes en el tiempo supone para los físicos un verdadero quebradero de cabeza. En el Instituto Tecnológico de California (Caltech) hay incluso un grupo de investigadores dedicándose al tema y, aunque nos parezca algo muy lejano y a caballo entre la ciencia ficción y la realidad, se han encontrado varios caminos (los agujeros de gusano, los agujeros negros, la aproximación a la velocidad de la luz…) por los cuales podrían hacerse realidad los viajes en el tiempo. Quizá en otra ocasión podamos presentar cada una de las fórmulas y discutir los inconvenientes que se han planteado para cada una de ellas.

 

La adaptación de este tema a la literatura y al cine presenta también sus problemas. Independientemente del proceso o artefacto que desencadena el viaje en el tiempo (pues puede ser una máquina del tiempo como tal, un determinado objeto aparentemente inofensivo, una vivencia especial, un estado mental, la hipnosis…) hay divergencias en la concepción de los efectos que produce y del marco temporal general en que se encuadra. Nos centraremos aquí en dos maneras de abordar este último elemento: las ramificaciones en distintos universos a causa del viaje y la línea de tiempo única e inamovible que contiene en todos sus puntos los efectos y causas de los viajes.

 

En las obras que presentan el tiempo de la primera manera es posible, a través de un viaje en el tiempo, cambiar algo del presente, pues cada vez que se viaja se crea un nuevo universo, una nueva línea temporal que abre un nuevo futuro (es decir, un nuevo presente desde el punto de vista de quien ha viajado). El gran problema de esta concepción es que se producen incómodas paradojas: uno puede ir al pasado y matarse a sí mismo, o a sus antepasados, con lo cual, según la nueva línea (en la que, en un futuro, uno ya no existe), nunca habría podido viajar en el tiempo ni haber cometido esos macabros actos. Terminator o Regreso al futuro (por nombrar un par de películas populares entre todos los públicos) presentan este tipo de viajes en el tiempo. En la última la paradoja se resuelve de manera chapucera haciendo que cada vez que el futuro (presente) de alguien peligra, ese alguien comience a desvanecerse.

 

Otro tipo de obras, como dijimos antes, presentan el problema de manera diferente. Para ellas el tiempo es una línea única, que jamás cambia, pues todos los efectos de los cambios que se han producido están contenidos en todos sus puntos. Es decir, si en el futuro se va a viajar al pasado, ese viaje aparece ya en el pasado, sin necesidad de que se abra otro universo. De este modo siempre hay sólo un pasado, y un futuro, al contrario de lo que sucedía en las obras mencionadas más arriba, en las cuales siempre hay un pasado sin alterar, al que se acude desde otro punto del tiempo. Aquí no sucede así: lo que se va a hacer en el futuro (viajar al pasado) ocurre, por así decir, directamente en el que en el otro tipo de obras sería el “primer pasado”, de forma que la lógica de las causas y los efectos se trastoca y se invierte.

 

Ilustrémoslo con una escena de una serie actual: The big bang theory. En uno de sus capítulos, el científico Sheldon da como argumento para no dedicarse a investigar los viajes en el tiempo el hecho de que, si en un futuro lo consigue, él mismo volverá al pasado y se entregará a sí mismo la máquina del tiempo, por lo que, suponiendo que lo vaya a lograr, sólo tiene que sentarse y esperar a ver aparecer a su yo del futuro con la máquina del tiempo bajo el brazo. En un mundo como el que describimos antes esta argumentación no tendría sentido: siempre hay primero una línea inalterada, en cuyo futuro puede viajarse al pasado abriendo una nueva línea. Los problemas que presenta esta otra concepción no son menores: los efectos preceden a las causas en el orden temporal. Así sucede, por ejemplo, en el tercer libro de Harry Potter, donde el yo del futuro del protagonista salva a su yo del pasado, creándose un círculo de causas y efectos: si no se hubiera salvado gracias a algo que tiene su causa en el futuro, no podría haber vuelto al pasado para salvarse. Otra característica de este “modelo” es el hecho de que pueden existir objetos que no tienen origen, y que quedan atrapados en el tiempo, dando vueltas. Es el caso de la película En algún lugar del tiempo (por lo demás, bastante malilla), de Cristopher Reeve. En ella una anciana entrega un reloj a un joven en los años 70. El joven viaja al pasado y conoce a una chica, quien finalmente se queda con el reloj. Evidentemente ella es la anciana que en el futuro entregará el reloj al protagonista para que viaje y la busque en el pasado. ¿De dónde ha salido ese reloj?

 

Independientemente del giro que tome cada autor, de las contradicciones y paradojas implicadas, el tema es apasionante. El hecho de que los viajes en el tiempo se planteen como una posibilidad físicamente real, hace que nuestro interés por el tema aumente sin cesar, así como todas las dudas que aquéllos llevan aparejados.

6 thoughts on “Los viajes en el tiempo en el cine y la literatura: una interpretación

  • el 22 septiembre, 2010 a las 10:40 am
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    Otra idea para viajar en el tiempo es la que se plantea en «Primer». El sistema es tal que sólo se puede viajar hacia atrás en el tiempo, y siempre a instantes donde uno ya existía.

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  • el 22 septiembre, 2010 a las 11:59 am
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    Hay un capítulo de la nueva temporada de Futurama donde el profesor Fansworth inventa una máquina para viajar en el tiempo. Solo que la máquina únicamente viaja hacia adelante, cuando ven que no pueden volver deciden seguir más y más para ver qué pasa y finalmente llegan al final del universo y vuelve a crearse, volviendo a empezar de nuevo el universo y pudiendo parar en el tiempo donde empezaron el viaje.

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  • el 12 febrero, 2023 a las 8:34 am
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    Las raíces del amor.
    Historia, que me contó un indio, sobre
    El grito, de sus ancestros, a la tierra indígena. Pachamama.
    De, como los indígenas, reespetan a su padre, y a su madre.
    Éramos, un rápido, del río Misuri,
    y queremos, cruzarlo, a temperaturas mediante, una canoa, para respetar el
    Creo, las humildes, bondades y realmente, la adopción bondadosa, de padre y madre, pachamama.
    Fin. Etc, etc, etc… FIN. ..

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