Tiersen disfrazó a Madrid de París

Por Silvia Campillo.

Se le echaba de menos. Hacía más de tres años que Yann Tiersen no actuaba en Madrid, por lo que el lleno en La Riviera estaba casi asegurado. El compositor francés presentaba su último trabajo, Dust Lane. Un disco cargado de guitarra y nuevos sonidos a los que, poco a poco, va acostumbrando a sus fieles.

A los asistentes, clones entre sí, aficionados a las gafas de pasta, las chaquetas con coderas y las gafas de pasta, el concierto les supo a poco. Pero, en apenas una hora y media, Tiersen pudo demostrar, de sobra, que es un virtuoso de la música y de que, actualmente, hay muy pocos capaces de hacer lo que hace él. Homenajeó a la guitarra y al sonido electrónico, renunciando al intimismo y al murmullo melancólico de las primeras veces.

Se oyeron ruegos desde la pista (seguramente a petición de alguna novia enamorada) para que recordase alguno de los temas que le convirtieron en referente de la vanguardia musical europea. Pero ni huella de Jeunet ni de Becket. Tan sólo hubo pequeños guiños minimalistas a su anterior trabajo, Le retrouvailles, que no consiguieron apaciguar, sin embargo, el apetito de los asistentes. Un poco más de acordeón y violín no habría estado mal pero, cerrando los ojos, era fácil visionar la cúpula del Sacré Coure. Madrid olía a París.

Al salir, había dejado de llover.

2 thoughts on “Tiersen disfrazó a Madrid de París

  • el 19 noviembre, 2010 a las 1:19 pm
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    Una puntualización. Yann Tiersen estuvo el año pasado por estas mismas fechas en Madrid. Esta vez no pude ir, pero por tu crónica, supongo que presentó un repertorio muy del estilo del año pasado: guitarras, algún guiño electrónico y ni rastro de vanguardia. Cuanto menos chocante.

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  • el 22 noviembre, 2010 a las 9:10 pm
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    gafas de pasta y gafas de pasta, totalmente cierto. Yo estuve, y virtuoso de la música todo lo que quieras, pero ya podría haberse puesto a tocar el tío algún disco conocido por la mayoria en lugar de nuevos hits y electrojaus del güeno, que yo para modernidad poca.
    Decepcionante cuanto menos, diría yo, soy una maniática de Amèlie, debe ser.

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