The boxer (1997) y el cine político de Jim Sheridan

Por Juan Carlos Vinuesa

 

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The boxer (1997) de Jim Sheridan

 Tras saltar a la palestra cinco años antes con un drama de temática similar protagonizado por el mismo actor, Sheridan decidió repetir fórmula en The Boxer, pero añadiendo además un fondo pugilístico para amenizar el duelo y servir de escaparate en el momento de mostrar los diferentes trechos característicos de Danny Flynn: uno de esos tipos con principios firmes, ferrea voluntad y un tremendo genio cuando la situación lo requiriese.

Esta película vendría a cerrar una trilogía sobre el conflicto terrorista en Irlanda del Norte que el tándem compuesto por el guionista Terry George y el realizador Jim Sheridan comenzaran unos años antes con En el nombre del padre y continuaran posteriormente con Some mother´s son – traducida en España de un modo absurdo y oportunista como En el nombre del hijo.

En cambio, había una diferencia clave que distinguía la anterior En el nombre del padre de The Boxer, y no era otra que mientras Gerry Conlon (el protagonista de la primera) entraba en el presidio por ser culpado de un delito que no cometió y, por tanto, acusara la falta de experiencia vital, Danny Flynn salía de él y toda la experiencia que había capturado y recogido durante su encarcelamiento le servía para dirimir sus problemas en el exterior, y saber cómo enfrentarse a ellos del modo más propicio.

A pesar de seguir abordando el conflicto norirlandés, The boxer se desmarca de sus dos predecesoras al ofrecer una lectura mucho más universal. Sheridan no renuncia como es lógico al transfondo político de la historia -abre y cierra el film con sendas panorámicas aéreas, subrayando el carácter religioso del conflicto- pero en esta ocasión se centra más en el dilema moral del protagonista. Siguiendo los pasos de su compatriota y maestro John Ford, el director nos cuenta la historia de redención de ese hombre que intenta hacer frente a su pasado tras 14 años en presidio. A diferencia de las películas que abrían la trilogía, mucho más politizadas y en las que se asumían todos los puntos de vista de las diferentes partes en litigio, esta película adopta una postura abiertamente pacifista representada en el personaje que decide reiniciar su vida al lado de la mujer que ama. La imagen del boxeo como un tipo de lucha sometida a unas reglas frente a la irracionalidad de la violencia armada contribuye a remarcar el carácter pacifista del film.

the boxer bis
Emma Watson y Daniel Day-Lewis
A la par refleja la intrahistoria de una comunidad  entre la esperanza de un futuro incierto, abierto en las negociaciones de Paz de Stormont,  que tras diez meses dieron lugar a la paz en Irlanda del Norte en el acuerdo de Viernes Santo el 10 de abril de 1998, 82 años más tarde de la fracasada Rebelión de Pascual que el director Neil Jordan muestra en su film Michael Collins (1996).

Tener la pericia de un Daniel Day-Lewis que mostraba mayor sobriedad a cada paso, era un seguro de antemano para hacer un drama compacto, bien construido y sólido, y Sheridan lo logró con una historia asentada alrededor de un buen elenco de personajes, un retrato tenaz y que huía de golpes sensibleros y una narrativa que no sólo daba entereza al conjunto, sino que ni siquiera eclipsaba las posibilidades que el film ofrecía.

El acompañamiento de lujo de una gran Emily Watson y el trabajo de algunos secundarios de relumbre como Brian Cox o Gerald McSorley hacía el resto en un trabajo que supuso el definitivo lanzamiento de un cineasta que, por desgracia, tras todo esto se venía abajo. Sin embargo, siempre nos quedará recordar etapas mejores, y cintas como The Boxer o En el nombre del padre para rubricar lo que Sheridan llegó a ser un día: un gran cineasta con suficientes aptitudes para comprender que al espectador hay que tratarle de tú a tú, con respeto, no mirándole por encima del hombro y minusvalorando su capacidad como tal.

 

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